Como una continuación de su álbum doble Precambrian (2003), dividido en un primera parte llamada Hadean/Archean, y una segunda más enmarcada dentro del post-metal llamada Proterozoic, The Ocean ha seguido con su viaje a lo largo de la formación de la Tierra, de sus continentes, sus océanos y su vida, y musicalmente nos traslada cientos de millones de años al pasado para seguir asombrándonos con Phanerozoic I: Palaezoic (2018), al que seguirá una segunda parte que verá la luz durante este 2019.
Mucho más continuista con lo ya visto en la segunda parte del Precambrian, el prólogo enlaza directamente con éste y aunque su nombre es The Cambrian Explosion, la verdadera explosión se inicia con el segundo corte, Cambrian II: Eternal Recurrence, un desgarrador grito en el que tratan de transmitirnos la explosión de la vida sobre la Tierra, el surgimiento de organismos pluricelulares durante esta era cámbrica que comienzan a poblar el planeta. El gran continente Pannotia se fragmenta en cuatro que comienzan a separarse y albergar su propia bio diversidad. A través de la gutural voz de Loïc Rossetti recibimos un auténtico golpe en la cara con un contundente tema que se coloca entre los mejores del álbum.
El periodo cámbrico da lugar al ordovícico, Ordovicium: The Glaciation of Gondwana es testigo de ello y se centra en el gran continente Gondwana. La escasez de oxígeno no permite la proliferación de la vida terrestre, el tema comienza con un ritmo asfixiante que se va moderando hasta su parte final, en la que una gran glaciación propicia la extinción de la mitad de la fauna conocida. Llegamos a Silurian: Age of Sea Scorpions y el planeta entra en un clima más cálido y el nivel del mar sube notablemente. The Ocean lo representa con un tema más melódico, por momentos melancólico, que parece abandonar momentáneamente la deriva post-metal.
Todo parece continuar por la senda más melódica en Devonian: Nascent, y si hay un elemento que puede potenciar la melancolía es la voz de Jonas Renkse, cantante de Katatonia. Si en Precambrian Jonas no pudo colaborar por problemas de agenda, en esta ocasión se quita la espina con una interpretación magistral que eleva el resultado de Devonian. Él representa a la vida abriéndose paso y creando nuevas formas, cada vez más complejas, además de la proliferación de la flora. Sin embargo, a mitad de canción algo parece que está cambiando, Loïc comienza a hacerse oír y su voz desgarrada acaba cogiendo el protagonismo. De nuevo, la desolación hace mella y se produce otra gran extinción.
The Carboniferous: Rainforest Collapse inicia el tramo final del álbum y de primeras podemos notar una melodía más alegre. Es un tema completamente instrumental y representa la llegada de los reptiles, los que en el Jurásico acabarían dominando la Tierra y en este periodo carbonífero comienzan a poblarla. Además, los continentes se unen formando a Pangea. Supercontinente que termina dividiéndose en Laurasia y Gondwana, separados por el gran abismo que da nombre a Permian: The Great Dying, una voz gutural representa a Laurasia, y una voz melódica que cobra protagonismo y nos deja pasajes realmente brillantes es la voz de Gondwana. Permian es una canción con una emotividad progresiva, inicia más ruda y el protagonismo de la voz limpia permite que la musicalidad cobre un mayor protagonismo y nos guíe hacia un tramo final, en la que ambas voces se entremezclan reforzándose y terminando de forma brillante y a la vez abrupta que nos deja con ganas de una continuación de la obra.
Pese a que este texto se ha centrado principalmente en las voces, que en muchas ocasiones son las que nos guían en este camino, no sería justo obviar todas las composiciones musicales de la banda liderada por Robin Staps, en su mayoría de una bella complejidad en la que varias líneas se van entremezclando formando complejas melodías que amenazan con desbocarse ante tal amalgama sonora. De nuevo, The Ocean nos deja un álbum de post-metal de una gran calidad, un género que nos está dejando grandes álbumes para el recuerdo y que continuará con la segunda parte de este Phanerozoic. Visto el brillante resultado de esta primera parte, no nos cabe la menor duda de que la segunda será una de las mejores obras de 2019.