Bedevilled: Más venganza a la coreana

PortadaBedevilled (Kim Bok-nam salinsageonui jeonmal, 2010) fue el debut cinematográfico de su director, el coreano Jang Cheol-soo. Cineasta que durante años estuvo bajo la protección de uno de los directores más internacionales de su país, Kim Ki-duk, y del que fue ayudante de dirección en Samaritan Girl (Samaria, 2004) y Primavera, Verano, Otoño, Invierno… y Primavera (Bom yeoreum gaeul gyeoul geurigo bom, 2003).

Bedevilled cuenta la historia de Hae-won (Ji Seong-won), una mujer de 30 años que reside en Seúl y trabaja en un banco. Hae-won se muestra como una representante de alguna de las peores costumbres de la gente cosmopolita, no tiene escrúpulos cuando se trata de ascender en el trabajo y no hará nada por nadie mientras ello le represente el más mínimo esfuerzo. Como prueba de ello, será testigo del asalto a una joven por parte de dos delincuentes, Hae-won se negará a testificar en su contra, pese a las súplicas del padre de la damnificada, por miedo a las posibles represalias. Precisamente, su obsesión por el trabajo, por ganarse una posición, será su perdición al golpear a una compañera tras una explosión de rabia. En ese momento le “recomiendan” tomarse unos días de vacaciones y Hae-won, en la soledad de su apartamento, comienza a darse cuenta que necesita huir del ambiente de la ciudad, relajarse. Entonces recuerda cuando era una niña y vivió en la isla Moodo junto a sus abuelos.

En ese momento, Bedevilled parece girar hacía la típica película que contrasta la vida en la ciudad con la vida rural, ya que en Moodo vive una amiga de la infancia de Hae-won, Bok-nam (Seo Yeong-hie), que comenzará a ganar protagonismo al ahondar en su historia. Bok-nam era la típica niña que soñaba con vivir en la gran ciudad, Seúl, pero se encuentra atrapada en la isla. La proximidad con Hae-won no hace sino alimentar ese sentimiento, y le hace prometer que algún día volverá para rescatarla de Moodo. Jang Cheol-soo aprovecha esta coyuntura para retratar una sociedad cerrada y machista, donde todo se hace según sus propias leyes y no ven con buenos ojos la intrusión de nadie venido de fuera. Más aún para los llegados de la ciudad, ya que creen que allí la vida tradicional se está perdiendo y Hae-won es un claro ejemplo de ello, no solo por su pálida tez producto de vivir encerrada entre la casa y el trabajo, sino sobre todo por ser soltera a sus 30 años.

Hae-won en su trabajo

Según nos adentramos en la vida de la isla Moodo, el director Cheol-soo va aplicando el bisturí para ir sacando a la luz sus miserias, consistentes, sobre todo, en una total anulación de la mujer frente a una omnipotencia del hombre, el cuál siempre tiene la razón y puede disponer de la mujer a su antojo. El más claro ejemplo es el de la propia Bok-nam, que es tratada por todo el pueblo en general como un despojo por ser madre soltera y por su marido en particular, Man-jong (Park Jeong-hak), que le propina continuas palizas y le obliga a trabajar para sustentar a la familia mientras él se dedica a ser un vividor, llegando las vejaciones hasta extremos difícilmente soportables. Sin embargo, vemos cómo Bok-nam sigue aferrándose a la esperanza de lograr huir junto a su hija, Yeon-hee (Lee Ji-eun), la única que le ata a la vida.

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Bok-nam, atrapada en Moodo

Bedevilled va formando un cóctel explosivo de emociones, y es a media película cuando todo estalla y muestra su verdadera cara: una película descarnada sobre la venganza, un tema recurrente en el moderno cine coreano. Entonces se torna en espectáculo excesivo y sangriento, crudo y sin concesiones hasta el final del metraje. Un giro psicológico bien trabajado y bien llevado, sustentado en las excelentes interpretaciones de sus protagonistas, y que es una muestra de cómo el fin de toda esperanza puede tener consecuencias impredecibles en la psique de una persona. En definitiva, una película desgarradora que difícilmente dejará indiferente a nadie.

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Los pintorescos habitantes de Moodo.

Como decía, Bedevilled cuenta con interpretaciones de alto nivel, con una gran exigencia física y emocional, y la mano de Cheol-soo se nota en la manera de rodar, con una bella elección de planos que demuestran que algo aprendió al lado de Kim Ki-duk, y con una banda sonora tendente al minimalismo, con buenas piezas musicales que dejan todo el protagonismo a la imagen, la cual rebosa fuerza. Quizá si hay algo que represente al cine coreano sea su uso de la violencia, que la transforma en algo preocupantemente bello. Bedevilled es otro ejemplo de esta afirmación y es una lástima que en nuestro país sea imposible verla por los métodos tradicionales (cine y soportes domésticos) salvo en el festival de Sitges, donde en 2010 formó parte de la sección oficial a concurso.

Un comentario en «Bedevilled: Más venganza a la coreana»

  1. Más venganzas a la coreana!!! Viva!!! Después de «I Saw the Devil», este son el tipo de películas que me pide el body. Gracias por descubrirme esta joya; a seguir la racha 😉

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