Starry Starry Night: Viaje a la infancia

PortadaLa primera referencia que asaltará tu mente al ver la película de Tom Lin Shu-Yu, Starry Starry Night (Xing Kong, 2011), es Amelie (Le fabuleux destin d’Amélie Poulain, 2001) de Jean-Pierre Jeunet. Esta comparativa es comprensible al ver sus imaginativas escenas en las que realidad y fantasía se combinan dando un aire de ensueño y donde todo parece permitido en favor de la creatividad. Pero esto sería visto con nuestros ojos occidentales, porque realmente el director taiwanés tuvo un referente mucho más cercano para él: un cuento infantil del mismo nombre, escrito por Jimmy Liao, que a su vez partía del cuadro de Vincent Van Gogh La Noche Estrellada. El cuento de Jimmy Liao contenía algunos mensajes sobre la relación entre padres e hijos que posiblemente los niños no acabasen de entender en su totalidad, aunque sus bellas ilustraciones bastaban para atraer a los más pequeños, y eso lo aprovecha Tom Lin Shu-Yu para expandir el texto de forma muy acertada hasta crear el largometraje que ahora nos ocupa.

La película nos cuenta la historia de Mei Xiao (JIao Xu), una niña que observa con tristeza cómo sus padres parecen distanciarse. La madre (Rene Liu) es tratante de arte y vivió algunos años en Paris donde comenzó a inculcarle a Mei el gusto por el arte, representado en la actualidad por su afición a los puzles de obras de arte. El padre (Harlem Yu) trata de reconducir su relación matrimonial, aunque con escaso éxito. La imaginación es la válvula de escape de Mei ante las continuas peleas de sus padres, consiguiendo de ese modo aislarse y obviar la situación real. Además, Mei echa de menos los años que pasó viviendo en la montaña junto a sus abuelos, una estancia que recuerda como cálida y entrañable en oposición a su vida actual, fría y distante. Sin embargo, el abuelo de Mei  fallece y la casa de la montaña queda abandonada. La guinda final la pondrá Jie (Lin Hui-min), un niño que llega a la ciudad y se matricula en la misma escuela que Mei. Problemático e irreverente, la combinación perfecta para que Mei sienta interés por él, más aún cuando el resto de niños le acosan y será ella quien trate de ayudarle. Poco a poco irán forjando una amistad que les llevará a afrontar la aventura de sus vidas: ir a las montañas y visitar por última vez la casa de sus abuelos.

Melones
Del cuento a la película.

Starry Starry Night es, ante todo, un tierno retrato del primer amor, tan cándido como bello, un viaje de vuelta a la infancia representado en el propio viaje de Mei y Jie hacia las montañas, donde caminaran bajo la noche estrellada que da título a la película. Una imaginativa película que rebosa magia por sus cuatro costados, otro ejemplo de que hay que tener el cine oriental muy en cuenta, pese a que las distribuidoras y el gran público lo obvien una y otra vez. Tanto la fotografía como la banda sonora están a una gran altura, pero quien de verdad merece un comentario aparte es la joven Jiao Xu. Una niña que, con una gran madurez y talento interpretativo, soporta sobre sus hombros gran parte del peso de la película, llenando la pantalla en cada plano y dibujándonos una afectiva sonrisa. Lin Hui-min también tiene un papel destacable, aunque un poco por detrás de su compañera.

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¿Nieve en la estación? La imaginación de Mei lo hace posible.

 En definitiva, si quieres una película que te retrotraiga a la infancia y tenga la imaginación por bandera, Starry Starry Night es la que estás buscando.