Queridx 8 de marzo,
Me llamo Mujerex Trabajadora Precaria y vivo en los suburbios de una ciudad con salida al mar. Llegué hace años de una zona rural del norte con olor a mencía y carbón. La vida de provincias no satisfacía algunas de mis necesidades básicas, bueno, por la noche sí, pero llegaba el día y ese olor a naftalina me enfermaba del pulmón. Así que, decidí coger un tren con dirección al este y me bajé donde la tierra se convierte en mar.
Los comienzos en esta ciudad fueron difíciles, compartí sótano con unos jubiletas hasta conseguir un currito pagado por horas y así pude subir a un 11º piso. Allí en las alturas perdí de vista a mis amigas las cucas y el olor a alcantarilla dejaba pasar la brisa marina. Ahora los vecinos ya no desconfían y hasta nos da tiempo a mantener alguna conversación en el ascensor. La mujer del carrito de la compra del 2º se queja: «cada día esta todo más caro y con 50 euros ya no lleno el carro»; el obrero del 5º viene pensando qué le tendrá preparado de cena su mujer y comenta: «tengo que dar gracias por tener trabajo, que mi mujer se quedó en el paro y no encuentra nada». La vecina de arriba tiene dos preciosas hijas mulatas y no se la ve con ningún hombre, bueno, a mí tampoco y nadie me pregunta. El chico marroquí del 8º, qué atento es. Y de uno de los pisos salen dos mujeres con sus respectivos carritos con bebés y unos cuantos churumbeles. ¿De que vivirán estas?, se preguntan…..
De camino al trabajo, bajo las escaleras que me llevan al metro, miro a la gente, no se conversa, arquitectura de lo efímero. Hay un chico que ocupa dos asientos y le pido que me deje sitio, por favor. Me siento raquítica con las piernas cruzadas pero consigo concentrarme en mi lectura: «devenir perra» de Itziar Ziga. Feminista, política, precaria, combativa, incómoda, cabreada, despeinada, de rímel corrido, excesiva, barriobajera… Próxima parada: plaza Catalunya. Me pongo el disfraz de secretaria para poder vender mi cuerpo y mi alma a más de un diablo, durante ocho horas diarias por poco, muy poco a cambio. Me consuelo pensando que, por lo menos, no tengo que hacerle la cena a ningún maromo… Salgo del curro, me paso por la plaza, un poco de calor colectivo feminista para arrancar motores, estamos preparando una huelga general desde las mujeres para antes del verano… rabia, mucha rabia e ilusión.
Queridx 8 de marzo, tú que en tus más de 150 años de vida promiscua has conocido desde las sufragistas hasta las transfeministas, sigues más vigente que nunca en tus reivindicaciones, y las que entienden te pronostican una larga vida. Para que los días que ni son 8 ni son marzo tengan la misma importancia a la hora de desmontarnos, para construir vida sin tener que parir obligatoriamente, para que no nos amordace ningún tiparraco de dogma ni moral y los únicos corsés que nos pongamos sean para darnos placer, para poder rascarnos el coño o donde nos pique, por si acaso quedara algún resto puritano-punitivo, ¡¡¡seguro que hay premio!!!
Me entusiasmo, ¡¡¡ya queda muy poco para la mani nocturna feminista de mujeres, lesbianas y trans!!! Tenemos ganas de calle, queremos transitar las calles, sin miedo, empoderadas, alzamos la voz: “se va a armar la gorda”. Y entonamos un : “Mujeres del mundo uniros, que la orgia debe continuar!!!”