The Undertones: «The Undertones» (Sire/ Rykodisc, 1979)

22 The Undertones libro punkNacidos fuera de la escena local norirlandesa focalizada en Belfast – dominada por los Stiff Little Fingers, Rudi y The Outcasts -, los Undertones acabarán por llegar más lejos que cualquiera de sus compatriotas a través de un punk-pop superlativo. Una de las bandas punk más grandes de la historia, citar a los Undertones siempre conlleva una de las oportunidades más resplandecientes para poder llenarse la boca de adjetivos mayestáticos; y si la acompañamos con  un trago de cerveza negra, pues ya estaremos en la disposición ideal para afrontar la obra incólume que nos atañe. Parida tras tres singles impepinables, entre los que se encontraba el inmortal “Teenage Kicks” – el tema favorito del influyente John Peel -, las expectativas para el primer largo de los Undertones estarán tan altas, que cualquier otra banda se hubiera dejado llevar por las presiones; pero, estos chicos provenientes de la pequeña Derry estaban hechos de otra pasta. Y tanto que sí.

La colección ideal de hits veraniegos para alumbrar las terrazas del pub, el debut de los Undertones es uno de las celebraciones punk más coloristas que se recuerdan. Y es que no hay más opción que lanzarse por el tobogán del frenesí total ante pildorazos del efecto embriagador que provocan “Jimmy, Jimmy”, “True confessions”, “Here comes the summer” o “I gotta getta”. Rock & roll anfetamínico en plena efervescencia, música surf a velocidad de vértigo,  interesantes demarrajes post-punk en el esqueleto rítmico, la Motown con imperdibles, y endiablados arranques de soul sulfurado; para conformar esta mole mareante de éxtasis los Undertones contarán con la comunión perfecta entre la pericia compositiva de John O’ Neill para dotar de un halo profusamente impetuoso a sus canciones y el intérprete perfecto, Feargal Sharkey. En cuanto a este último, no hay más que escucharle para darse cuenta de que estamos ante uno de los vocalistas más arrebatadores de la historia, y no sólo del punk. El equilibrio perfecto entre la transfusión de sangre negra que le daba cuerda, y su demoledora evocación de un tipo de la calle con la garganta ardiendo en súplicas por hacerse sentir, Sharkey conectaba por su gran vitalidad y cercanía, a un nivel comparable al de Joe Strummer. Intenso como pocos, su vibrante figura seguirá tirando del hilo de la inspiración de los hermanos O’ Neill en los también sobresalientes Hipnotised (Sire, 1980) y Positive Touch (Ardeck-EMI, 1981); a la postre, los dos últimos grandes LPs de este combo irrepetible.