Desde luego este año no nos podemos quejar. A la traducción al castellano de las dos obras capitales de Simon Reynolds –Postpunk: romper todo y empezar de nuevo (Caja Negra, 2014) y Energy Flash (Contra, 2014)- y el imprescindible Bass Culture. La historia del reggae (Acuarela & A. Machado, 2014), ahora hay que sumar Generación hip hop (Caja Negra, 2014) y Cómo funciona la música (Reservoir Books, 2014). En cuanto a este último, estamos ante una obra mediante la que su autor, el multifacético David Byrne, ha creado un brillante híbrido entre la autobiografía, el ensayo y la teoría musical -impagables cada una de sus refutaciones respecto a las teorías del cascarrabias de Adorno-.
Sorprendente hasta el último punto, Cómo funciona la música fluye de forma original, mientras nos adentra en una visión mega panorámica, por medio de la que Byrne es capaz de desentrañar el gran misterio que esconde todo impulso musical. Apelando tanto a los desvaríos místicos de Sir Arthur Conan Doyle como a las técnicas del Teatro Chino. La obra del ex Talking Head abarca todo el proceso creativo, desde su gestación hasta su difusión, con la experiencia vital del que, al menos, cuenta con un repóquer de álbumes imprescindibles para tener todos los naipes de la gran baraja del pop. Aspecto muy a tener cuenta; desde luego, el punto de vista de un Bono de la vida jamás podría llegar hasta los recovecos que intuye, y alcanza, Byrne. En este sentido, lo más sembrado de Cómo funciona la música proviene de cuando éste explica el proceso de grabación y composición de los cuatro primeros álbumes de Talking Heads y su colaboración con Brian Eno en el fascinante My Life Under The Bush Of Ghosts (Sire/Warner, 1981). Sólo por estos fragmentos, ya estaría más que justificada la valía de esta obra; pero, como todo lo excepcional, hay más. Vaya que sí. En consecuencia, Cómo Funciona música también podría haberse titulado sin problema como ¿quién es David Byrne? En este último caso, la respuesta es muy fácil: un enfermo de la música que usa la expresión musical para todos los actos de la vida: hacer footing, cocinar, ducharse. Byrne lo cuenta cómo el que necesita este virus para poder sobrevivir. Sin la música no es nada. Precisamente, la columna vertebral de esta obra se sustenta desde cuando aparecen los primeros síntomas de esta enfermedad hasta su desarrollo a lo largo de la vida. De este modo, Byrne se muestra a sí mismo como el paradigma de todo este infeccioso proceso vírico.
Escrito para que cada uno saque sus propias conclusiones, Cómo funciona la música es el libro a través del que deberían enseñar música en los colegios: la mejor manera de transmitir la fuerza de la música como un acto de expresión que jamás debe atender a normas establecidas, creadoras de rebaños descabezados.
Vuelta al cuerpo de este libro, Byrne es el sherpa nos lleva de excursión de las óperas clásicas al descubrimiento de los engañosos mundos digitales. Mientras nos da lecciones alternativas de historia, su necesidad comunicativa le mueve a enseñarnos el camino que va de una simple idea hasta que ésta florece en canción. ¿Hay algo más maravilloso que esto? Por supuesto, no todo es tan wonderful de la muerte. Entre medias, los obstáculos nacerán entre estudios de grabación para músicos primerizos, absurdas decisiones empresariales y hasta críticos de Pitchfork que, literalmente, se refieren a Byrne como el tipo que, por una bolsa de Doritos, es capaz de colaborar con cualquier artista… A años luz de todos estos mequetrefes resentidos por su falta de talento, Byrne sale victorioso ante cualquier tipo de juicio por medio de esta lección de sabiduría e ingenio, una a través de la que hasta es capaz de fundir erudición y entusiasmo en un mismo plano estilístico. A partir de esta base, A través de las páginas que engrosan esta obra, Byrne no sólo despliega un opus de didactismo híper entretenido, sino que, yendo más allá, se sumerge hasta meandros de pura filosofía. Ahí donde se nacen las grandes cuestiones: ¿Por qué hacemos música? ¿Por qué cambia la música? ¿Cómo la sentimos? … Todas estas preguntas se podrían resumir en unas propias palabras del propio Byrne, unas mediante las que el hombre vestido de blanco capta toda la esencia de este libro: “No hacemos música; nos hace ella a nosotros”. Después de esto, es que ya me quedo sin palabras. Chapeau.