Nacidos en el epicentro del Lower East Side Neoyorkino, Unsane se fue gestando desde el mismo momento en que Chris Spencer y Peter Shore deciden llevar al plano musical sus filias gore. Partiendo de un nombre para el grupo, en referencia a la traducción americana de “Ténebre” (1982) -una de las películas más interesantes de Dario Argento-, quedaron más que claras las tendencias sanguinarias de Spencer y Shore desde sus comienzos. Sobre sus gustos por la violencia más sanguinaria dentro del séptimo arte, no hay más que fijarse en las portadas de sus discos, o comentar que, entre sus diferentes trabajos, Spencer ha creado decorados para diferentes películas de serie B. Mucho más que una simple afición, el mejor ejemplo lo tenemos en la manera que, ellos mismos, llevaron a cabo la portada de su LP Occupational Hazzard (Relapse, 1998): “Para la portada de este disco nos pusimos a lanzar litros y litros de sangre desde el puente Brooklyn, hasta que alguien se quejó y vino la policía. Dijimos que éramos unos estudiantes universitarios que estábamos filmando una película y nos dejaron continuar. Con la condición que lo limpiásemos luego, eso sí”[1] .
Formados en 1988, tras la postrera incorporación de Chalie Ondras, al principio se dieron a conocer bajo el nombre de The Lawn Chair-Blisters, pero sólo por unos meses. Ya bajo un formato de killer trio, Unsane echarán a rodar a mediados de 1989, a través de un concepto musical en el que la máxima finalidad será la de crear una aplastante mole de noise extremo, alambicado en post-hardcore metalizado. Tomando referentes como The Stooges, Big Black, Slayer y hasta Sonic Youth, Unsane dieron con un estilo personalizado en la figura del intimidante Chris Spencer: solista, guitarra y único miembro fijo del grupo. Pura transgresión, Spencer hace de su fender telecaster una orgía de ruido cancerígeno tras la que la monolítica base rítmica formada por Shore –bajo- y Ondras –batería- dio lugar, entre 1989 y 1992, a una serie de singles apabullantes, entre los que nos encontraremos con ataques, inflamados en acero industrial tan despiadados como “My Right”, “Jungle music” o “Vandal-X”. Colección de estampas sin piedad, recopiladas en el imprescindible Singles 89-92 (Matador, 1992), justo antes de este disco debutaron con su primer LP: Unsane (Matador, 1991). Rebajando el frío pulso mecánico que exhalaban sus primeras canciones, Spencer y sus verdugos moldearon un disco atronador, donde la guitarra de Spencer, literalmente, se retuerce entre espasmos de riffs impenetrables, y su grito encuentra el equilibrio perfecto entre agonía y desgarro en carne viva. Algo irregular en su conjunto, aun así, su impacto es indeleble al paso del tiempo. Sin concesiones, no hay escapatoria ante derrapes suicidas como “Organ donor”, “Bath”, “Cut” y el éxito underground, “Action man”. Tras esta primera toma de contacto real dentro del mundo discográfico, Unsane vivieron el traspiés más duro que se pudieran llegar a imaginar: la muerte en 1992 de Ondras por sobredosis de heroína. Sustituido por Vince Signorelli, que venía de tocar en bandas del calibre de Swans y Foetus, la banda salió al paso de esta desgracia por medio del mejor batería que se pudieran imaginar para poder seguir adelante.
Punto y aparte en la trayectoria del grupo, antes de meterse en el estudio para dejar constancia su siguiente álbum, Unsane ya llevaba contabilizados casi medio millar de quinientos conciertos celebrados. El punto fuerte del grupo, Unsane han tocado para bandas como Cow, Sonic Youth o Pussy Galore. Caníbales de escenario, Unsane hacen de sus conciertos experiencias tan físicas como musicales, hasta el punto de que algunos de los asistentes a sus conciertos acababan sangrando por los oídos. Siempre al límite, Signorelli ha llegado a comentar que cuando quería tocar de una manera realmente intensa, recordaba a su abuela muerta. Sobre este caudal de intensidad que llegan a provocar sobre las tablas, el propio Signorelli diría: “Tenemos cierta tendencia a lesionarnos. Una vez toqué con un collarín que me hice con cinta aislante porque me había jodido la espalda yendo en moto. La verdad es que hacía un poco de daño al tocar, pero hice lo que pude”[2]. Sumos sacerdotes del rugido final, escuchar en primer plano los aullidos de rabia que propina Spencer se puede considerar como una de las experiencias más intensas del rock perpetrado en estas tres últimas décadas.
Retomando su producción discográfica, en 1993 llegó Total Destruction (Matador/ Atlantic, 1993), otra obra que les acabó por confirmar como una de las propuestas más intensas del underground americano. Con un mayor latido de pulsaciones desde la llegada de Signorelli, sus ritmos más intrincados y rotundos aumentaron de forma providencial el filtro sobre el que se cuelan con más agresividad que nunca los desgarros eléctricos provocados por Spencer. Mucho más que un simple disco de transición, la llegada de Signorelli también ayudó a ir agrandando el perfil metal de la banda: “Nos encantan algunas bandas del sello Relapse, como High On Fire, Today Is The Day o Mastodon”[3]. Precisamente, fue en este sello donde acabaron recalando tras su breve paso por Amphetamine Reptile; a su vez, provocado por la absorción de Matador a manos de la multinacional Atlantic. Desde Amphetamine Reptile, Unsane habían alumbrado Scathered, Smothered & Covered (Amphetamine Reptile, 1995). Su obra más redonda hasta aquella fecha, para cuando se pusieron a grabar este álbum, Peter Shore ya habrá dejado el grupo, debido a su nueva vida matrimonial. Reemplazado por Dave Curran -ex-The J.J. Paradise Players Club-, la máquina quedó definitivamente estructurada en la forma por la que siempre se reconocerá al grupo. Brutal aportación, la de Curran dentro del entramado sonoro del trío, sus gruesas líneas de bajo se entremezclan por ciencia infusa con los redobles aritméticos de Signorelli. Con semejante respaldo sonoro, Spencer tiene más libertad que nunca a la hora de diversificar su paleta de registros, tanto en su forma de cantar como en su manera de azotar la distorsión. Como resultado de semejante formulación, salió a la luz este demoledor LP. Terrible y empecinado en discurrir entre metáforas sobre muerte y dolor, estamos ante la quintaesencia de Unsane, una obra maestra malsana con patadas tan dañinas como “Get off my back”, “Blew”, “Can’t see” y “Scrape”, el tema más conocido de todo su repertorio, cuyo vídeo, repleto de hostias de skaters, a cada cual más coñuda, terminó colándose en la lista de los diez más graciosos de la historia de la MTV. Su disco más accesible, si alguna vez tuvieron la oportunidad de llegar a un mayor número de gente, sin duda, fue con este trabajo.
Tras llegar a su cima particular, Unsane dejaron pasar tres largos años antes de ofrecernos otra obra para el recuerdo: Occupational Hazzard (Relapse, 1998). Más rodados que nunca, da la impresión que, para el nuevo trabajo del trío, las mentes de Spencer, Curran y Signorelli han llegado a un punto de empatía tan natural como peligrosa. Un martillo pilón con el temporizador hecho trizas, en este LP Unsane abrazaron el metal con más fuerza que nunca. Del noise extremo al grindcore, de ensoñadores parajes de slowcore a indiscriminadas puñaladas de noise-funk arremolinado, Occupational Hazzard es una túrmix bañada en azufre, desde la que estallan algunos de los cortes más inspirados de todo el catálogo forjado por la banda neoyorkina: “Committed”, “Over you”, “Smells like rain” o “Take in the stray”. Unsane habían bajado otro escalón en su particular bajada a los infiernos.
Después de este sobresaliente par de álbumes, tras un concierto ofrecido en Viena durante la gira de “Occupational Hazzard”, Spencer sufrió una brutal paliza por unos desconocidos que, confundiéndole con un militar americano, llegaron a cortarle un trozo de intestino, dejándolo tirado en la calle medio muerto. Con un Spencer agotado después de casi perder la vida, Unsane se tomaron un respiro hasta 2003. Entre medias, Spencer formará The Cuttthroats 9. Contando también con el propio Curran al bajo, entre 2000 y 2001 sacaron un LP, un EP y un single más que recomendables. En la línea de Unsane, el sonido de The Cutthroats 9 es más frontal y directo, pero respira el mismo aire viciado que la banda madre. Menos metal, más punk, tras este notable entrenamiento, Unsane volverieron a arremeter mediante un trío de LPs encomiables, aunque sin llegar a los excelsos niveles de inspiración de sus mejores obras. Bajo los nombres de Blood Run (Relapse, 2005), Visqueen (Ipecac, 2007) y Wreck (Alternative Tentacles, 2012), Unsane siguen dando vida y muerte a nuevos engendros cortados por el mismo patrón cancerígeno, mediante una genial muestra de cómo hacer siempre el mismo disco sin perder ni una pizca de mordida en su pegada.
[1] Stusoy, Brandon: “Unsane Talk New Album, NYC, Blood”, Pitchfork, 9/03/2012 en http://pitchfork.com/news/45691-unsane-talk-new-album-nyc-blood/
[2] Ibídem
[3] Maestro, Chus: “Qué corra la sangre”, entrevista a Vinny Signorelli, Mondosonoro, 14 de julio de 2005 en http://www.mondosonoro.com/Entrevista/UNSANE/Que-corra-la-sangre/2507.aspx