Teleñecos: Diana, qué tía más lagarta

Ella es, sin atisbo de duda, una de las peores villanas de la historia de la televisión. Y una de las más chistosas. Porque, reconozcámoslo, el mal a veces puede ser algo muy ridículo.

Diana era el primer personaje que aparecía en la secuencia de apertura de la mítica serie ochentera V. De acuerdo, el orden de presentación de personajes era alfabético y la actriz que la interpretaba se llama Jane Badler -hasta su apellido parece indicar que estaba predestinada a dar vida a una malota-, pero nadie puede negar que ella era el alma de la serie. En aquella época los niños solían ir por los buenos: «¡Ojalá gane Mike o Judy, o el de la moto!» –a mí ese chuloplaya, nunca me gustó-, decían los chiquillos de camino al cole. Ahora bien, Diana ejercía un poder de atracción irresistible.

Diana era mala, pero mala. Mira que hubo gente que quiso acabar con ella -de la resistencia y de su propio equipo de lagartos-, y no había manera.

Diana era pequeña, pero matona. Es la primera en ingerir un ratón; escena que dejó a más de un infante en estado de catalepsia.

Siempre andaba mordiéndose los carrillos, un truco de la actriz que usaba para indicar lo pérfido que era su personaje.

En la segunda temporada cambia de estilo. Pasa del pelo lacio y la frente descubierta a la cabellera rizada. El nuevo look le hacía más justicia al personaje. Diana, sin embargo, jamás cambió su manera de colocar los brazos en jarras a lo maña, como diciendo: «Aquí estoy yo». Esta postura se exacerbaba al encontrarse con su rival Lydia, lagarta como ella, quien la respondía con su mirada amenazante de ojos entrecerrados.

La indumentaria de Diana es ya todo un clásico. Al principio llevaba el típico uniforme naranja que vestían del resto de lagartos, más tarde se decantó por un mono de color rojo; luego, blanco. Ambos adornados por un chaleco negro en forma de V de victoria o de vagina, según se mire. Lo que no hacía más que enfatizar su poder de hembra Alfa.

Qué tía Diana. Qué guay era.