Coin Locker Girl, la mafia es cosa de mujeres

Justo antes de entrar al cine leí una tira cómica muy aguda. Su autor: Guillem Dols[1]. La primera viñeta rezaba: «Aumentan las películas de TERROR dirigidas por mujeres y con contenido FEMINISTA».

La segunda se trasladaba a una película situada en el siglo XIX protagonizada por una mujer, cuya profesión era la de cazadora de vampiros. En la viñeta la mujer esperaba cobrar por su trabajo, mientras el administrador firmaba los documentos pertinentes y le decía: «Por este trabajo de cazadora de vampiros cobrará la mitad que el señor Van Helsing«.

La tercera:

Captura de pantalla 2015-11-20 a la(s) 17.42.08

La cuarta:

Captura de pantalla 2015-11-20 a la(s) 17.42.19

La última viñeta mostraba el patio de butacas de un cine lleno de mujeres, gritando horrorizadas.

Lo curioso es que la película que estaba a punto de ver poseía un tono feminista a la manera de Hayao Miyazaki, esto es, el viaje lo protagonizaba una mujer. Bueno, en este caso, dos: Il Young (Kim Go-Eun) y Madre (Kim Hye-Soo). El título del filme, Coin Locker Girl, denotaba que su protagonista iba a ser una chica. Pero lo que no me imaginaba es que la mala de la peli iba a ser también una mujer, y aún menos que ésta fuera la capo de la mafia. ¡Qué alegría más grande! Además, este hecho, lejos de acaparar la atención, se enfoca a lo largo del filme de una forma totalmente natural, como algo simplemente incuestionable. Madre es una roca. A través de los años ha tejido una telaraña jerárquica de sicarios, discípulos (hijos) y aliados. Es la viva encarnación del saber hacer, del poder.

La opera prima del director y guionista surcoreano Han Jun-Hee gira en torno a la mafia del tráfico de órganos. Se trata de un retrato crudo del mundo del hampa: los asesinatos, la violencia o la precariedad de la que están rodeados los miembros del clan, todos, incluso la jefa, pues viven en barrios depauperados en condiciones muy humildes, nada de lujos, de villas o joyas, pese a manejar ingentes cantidades de dinero.

Una sociedad extremadamente primitiva, donde cada cual vive la vida que le ha tocado vivir sin cuestionársela jamás. La mayoría, de hecho, parece haberse acostumbrado a todo esto. La sobreprotección que otorga la familia, siempre la misma gente, siempre las mismas caras, ese vivir en paralelo al resto del mundo, crea adicción. Madre recluta a niños huérfanos en las calles. De niños, mendigarán y robarán. Cuando crezcan, extorsionarán y asesinarán. Madre domina el clan, como una gran matriarca severa, a lo Bernarda Alba. Sus hijos andan por el sendero que ella ha fijado previamente. Y pobre del que se atreva a salirse del camino.

0Una gran familia
La familia

Dos años antes de dirigir su primer largometraje, Han Jun-Hee había trabajado como asistente de producción en Hwayi: A Monster Boy (2013) de Jang Joon-hwan. Hwayi aborda la figura paterna desde varios puntos de vista, incidiendo en los múltiples traumas a los que los hijos quedan expuestos. Se trata de un filme sumamente profundo; aúna filosofía, psicología y sociología, conduciéndolas a través de una trama de acción, que desemboca en tragedia griega. No en vano le llevó al director siete años de su vida.

La deuda de Coin Locker Girl para con Hwayi: A Monster Boy es evidente. Jun-Hee intenta tomar el relevo y lo hace invirtiendo los papeles: de los diferentes arquetipos de padre salta a la figura maternal; de las múltiples formas de traumatizar a tu hijo a una sola, el control. Sin embargo, Jun-Hee no alcanza el calado ni la originalidad de su predecesor. Empresa harto difícil, por otro lado. Aunque el pinchazo del filme se debe más a un cambio de rumbo de 180º hacia el final. Lo que iba siendo una notable película de acción, desemboca sin comerlo ni beberlo en un drama al más puro estilo americano. Lágrima fácil, ¡horreur! El director desatiende aquí la extraordinaria máxima que ha hecho grande y nuevo al cine surcoreano: no hay moral. Lástima.


[1] En esta página web pueden encontrar algunas de sus viñetas: http://soyanecdota.tumblr.com