por Unas 835.000 personas conforman la población total de Fiyi, paradisiaco país oceánico al que no estamos acostumbrados a mentar por sus hazañas deportivas. Pero resulta que en los juegos olímpicos de Río de Janeiro un grupo de jugadores a puesto a Fiyi en el mapa deportivo, luchando, nunca mejor dicho, contra naciones con mayor tradición y, sobre todo, una población sensiblemente mayor.
Estamos hablando de su selección de Rugby Seven, modalidad en la que participan siete jugadores por equipo, obvio, en lugar de los quince, o XV para ser más clásicos, del Rugby Union. El rugby era, quizá, el gran deporte que faltaba por incluirse en los juegos, y quizá en un primer momento pueda sorprender que sea la modalidad Seven la escogida, pero tengamos en cuenta que un mundial de Rugby XV no baja de mes y medio de duración, debido al desgaste de los jugadores, y el Seven, debido a su corta duración, permite un calendario muy reducido y un espectáculo muy dinámico.
Pero centrándonos más en Fiyi, es cierto es que toda esta historia tiene un poco de trampa, ya que no hablamos de un sorpresón monumental, sino que la selección de Fiyi ya venía cosechando una buena serie de grandes resultados, incluso ganando las series mundiales, demostrando que el físico de sus habitantes se adaptan como un guante a esta modalidad debido a su excepcional agilidad y velocidad.
Con estas credenciales, Fiyi se plantó en Río mostrando un enorme desparpajo con un rugby alegre y vistoso, dinámico y atrevido que encandiló a los espectadores y, tras un torneo inmaculado en el que vencieron sus seis partidos, aplastó literalmente a Gran Bretaña en la gran final. Nada menos que 29-0 al descanso con siete ensayos y cada uno protagonizado por un jugador distinto, lo que da idea del altísimo nivel medio de sus jugadores, para dejar el marcador final en un sorprendente 43-7 y barriendo a la que estaba considerada la defensa más sólida de todo el torneo. Fiyi conquistaba así la primera medalla de oro olímpica en rugby desde hace 92 años.
Digo bien: Gran Bretaña, porque para poner todavía más en alza la gesta de Fiyi, recordemos que en los juegos olímpicos no participa Inglaterra, sino que toda Gran Bretaña juega unida bajo la misma bandera, lo que debería multiplicar su potencial. Pero ni con esas.
