Hazlo por Schopenhauer: ¡Pasen y vean!

INTELECTUAL.- (Con voz grave y potente, de locutor de radio o de voz en off de “Informe Semanal”.) Una práctica cada vez más habitual es hacer al público partícipe del proceso creativo. Ya sea haciéndole colaborar directamente como un demiurgo más o simplemente contemplándolo con sus propios ojos. Puede observarse al artista plástico, gráfico y/o tecnológico en plena acción creativa a través de un documental, un reportaje o un vídeo colgado por él o ella misma en internet. (Dando paso con la mano al Maestro de ceremonias circense.) Incluso en vivo y en directo.

MAESTRO DE CEREMONIAS CIRCENSE.- ¡Pasen y vean, querido público, al artista en boga, Dimitri aux Fil, en plena explosión creativa. Sumérjanse de lleno en el proceso, contémplenlo in situ. El artista que presentamos hoy tiene una gran trayectoria, como ustedes sabrán, licenciado en la Escuela Nacional (incidiendo en el siguiente término.) Superior de Bellas Artes de París, también conocida como Beaux Arts de París –oh là là-,y con dos másteres, en Diseño gráfico y Montaje de sonido transmedial, Dimitri es, sin duda, uno de los artistas de referencia hoy en día.

Además, hoy están de suerte. Se encuentra especialmente creativo; entre pincelada y pincelada se ha puesto a pinchar música, de modo que por el precio de la entrada podrán deleitarse también con una sesión de música. ¡Dos por uno, señoras y caballeros!

Miren cómo crea, miren.

¿Quién se acuerda a estas alturas de Van Gogh? Ése está ya desfasado.

Qué experiencia inmersiva ni qué niño muerto, aquí pueden disfrutar del artista en carne y hueso. Incluso pueden acercarse a él y tocarlo al final de la sesión; ¡a él le encanta!

Los autógrafos van aparte, eso sí.

Qué talento, qué empuje, qué ingenio.

El artista se queda inmóvil. Se lleva las manos a la cabeza, abatido.

EL PÚBLICO.- (Angustiado.) ¡Aaaah!

MAESTRO DE CEREMONIAS CIRCENSE.- (Volviéndose hacia el artista y quitando hierro rápidamente al asunto.) No se preocupen, no teman. Dimitri tiene ahora un bloqueo. Es algo habitual entre genios. Pero se le pasará enseguida. Aquí no hay fallo, mi querido público, ni trampa ni cartón. Presencian ustedes la creación del arte en estado puro, con sus altos y sus bajos, con sus tropiezos y sus exaltaciones.

Pausa.

MAESTRO DE CEREMONIAS CIRCENSE.- ¿Dimitri?, ¿Dimitri?

El artista reacciona y prosigue con el espectáculo.

MAESTRO DE CEREMONIAS CIRCENSE.- ¿Lo ven? Ya funciona de nuevo. ¡Magnífico! ¡Espectacular! Atentos… Fíjense, fíjense, cómo innova, Dimitri.

VIEJECITA 1.ª.- No sé cómo puede concentrarse, con toda esta gente mirándole.

VIEJECITA 2.ª.- De entre todo lo que ha estudiado, seguro que había algún cursillo de Concentración y abstracción del entorno.

VIEJECITA 1.ª.- A los japoneses también se les daba bien, ¿recuerdas?

VIEJECITA 2.ª.- Bueno, los japoneses lo tienen más fácil. Aprenden desde chiquitos, con férrea disciplina, dónde va a parar.

VIEJECITA 1.ª.- Los artistas siempre han querido que su obra sea contemplada.

VIEJECITA 2.ª.- Pero no a ellos, ¿o sí?

VIEJECITA 1.ª.- (Encogiéndose de hombros, con ingenuidad.) En Tokio parecían estar en sus salsa.

VIEJECITA 2.ª.- En mitad de la plaza mayor, dentro de aquellos contenedores de acero, de esos que se emplean para transportar cargas por mar, río o tierra.

VIEJECITA 1.ª.- Ahí habían metido a los artistas.

VIEJECITA 2.ª.- Donde antes había una puerta que cerraba la carga, ahora había un cristal que permitía a los curiosos transeúntes ver el proceso creativo.

VIEJECITA 1.ª.- Qué de fotos echaban los nipones. Y qué de sonrisas y saludos regalaban a sus admirados artistas.

VIEJECITA 2.ª.- De vuelta los recibían.

MAESTRO DE CEREMONIAS CIRCENSE.- Hoy en día puede usted saberlo todo del proceso creativo de su artista plástico preferido.

VIEJECITA 2.ª.- Disculpe, caballero, ¿y escritores no hay?

MAESTRO DE CEREMONIAS CIRCENSE.- Los escritores están excluidos de nuestras performances, no porque tengamos nada en contra de ellos, por supuesto, o porque los menospreciemos, digo infravaloremos, vamos, que pensemos que valen menos, digo…, que son menos dentro de las bellas artes, qué barbaridad, nada más lejos de la realidad, querida amiga. (Breve pausa.) Pues, ¿qué tiene de interesante ver a alguien en su casa, que viste como un pordiosero, va mal peinado, habla solo, masca chicle, se queda sentando mirando las musarañas durante horas sin escribir una sola línea y se echa siestas que duran tres o cuatro horas?

VIEJECITA 1.ª.- (Dándole un codazo.) Pues claro, boba. Qué ocurrencias tienes.

INTELECTUAL.- Por otro lado, si lo que se desea es algo más íntimo, puede contemplar el proceso accediendo a las instalaciones del propio artista, legal o ilegalmente. Conozco de buena tinta un curioso caso: Un ladrón irrumpió en plena noche en el estudio de un escultor que se hallaba en plena vorágine creativa. Al notar la presencia del artista, el ladrón intentó ocultarse tras uno de los mármoles, pero antes de que pudiese llegar a él, sus ojos se fijaron en una escultura que lo encantó de tal forma, quedando suspendido e inmóvil, sin la menor noción de tiempo o espacio. El escultor, ido él también a causa de su propio proceso creativo, agarró al ratero, tomándolo por estatua de mármol, y acabó por convertirlo en parte del mausoleo que le habían encargado. Todavía hoy pueden visitar ustedes al ladrón; se encuentra en el cementerio Staglieno de Génova. El Contemplador contemplado, así lo llaman los lugareños.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *