Fight the Power: «Strictly Business» (Fresh Records, 1988) de EPMD

EPMD foto 2Más allá de las grandes obras paridas a finales de los ’80 por bandas neoyorkinas como Public Enemy, De La Soul, Eric B & Rakim y Boogie Down Productions, La Gran Manzana también será partícipe del nacimiento de talentos menos reconocidas como los de Erick Semon y Parris Smith. MCs y productores, sus ansias por darle un nuevo pliegue a las rimas callejeras, les llevará a unir sus fuerzas como EPMD.

Formados en 1986, la carrera de EPMD pronto alcanzará su cumbre artística por medio de su debut en largo: Strictly Business (Fresh Records, 1988). Ayudados únicamente por el scratching de Dj K La Boss, Sermon y Smith se pegarán un trabajo de aúpa, certificando la condición rockera del hip-hop mediante una serie de breakbeats rudos, contundentes, de frío tacto industrial, muy lejos de la influencia de la música disco de los pioneros.

Muy cerca de los contundentes postulados rítmicos creados por Bomb Squad, en su primer LP EPMD alcanzarán la alquimia perfecta de crmático pulso ralentizado pero de paso imparable. Estructura tan liviana como imperativa, entre las entrañas del sonido ideado nos toparemos con ligeros riffs rockeros, percusiones insinuadas, voces dobladas y un sratch hipervitaminado, mega cool. Para dar pleno sentido a este traje a medida, la colección de samples utilizados dará con una mezcolanza sorprendente de atracción por choque, donde los sonidos recogidos de músicos blancos como Eric Clapton y ZZ Top convivirán en perfecta sintonía entre los rescates de Aretha Franklin y Kool & the Gang.

Vergel de ideas en continuo movimiento, Strictly Business está infectado por la picadura del funk marcial. Una hinchazón gorda como un balón de baloncesto que será más agrandada gracias al flow imparable de unos Smith y Sermon que, sin estar a la altura de la imbatible dupla formada por Chuck D y Flavor Flav, inoculan su verborrea mediante ráfagas neutras de magnetismo imparable.

Orgullosos de su religión funk, perfectamente expresada en las letras de “You got to chill”, EPMD tirarán de una descripción alucinada de su sonido – “Strictly business” – para exorcizar un egocentrismo, en este caso, plenamente justificado.

Compuesta por una decena de hits a la altura de las vacas sagradas del hip-hop, Strictly Business sigue la racha de álbumes repletos de singles infalibles como Paid in Full (4 & B’Way, 1987) de Eric B & Rakim y Raising Hell (Profile/Arista Records, 1986) de Run DMC. Sin embargo, en cuanto a impacto comercial, EPMD quedarán muy lejos de estos picos de reconocimiento. Otra cosa será su reevalaución posterior, aunque nunca lo suficiente para poner en su verdadero lugar a esta pieza maestra en el engranaje de la edad dorada del hip-hop americano.

Después de Strictly Business, Smith y Sermon seguirán conjugando rima y ritmo de forma magistral por medio de álbumes tan recomendables como Unfinished Business (Fresh Records, 1989) y Business as Usual (Def Jam, 1990), obras que siguen la inercia de esta obra, certificando la excelencia de una fórmula que, desgraciadamente, con el paso de los discos irá difuminándose progresivamente.