Jarfaiter: «Antihéroe»

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Las Grecas, ¿y por qué no?

Tras mucho tiempo esperando, ya está aquí el primer LP oficial de Jarfaiter. Y cómo hacía falta. La verdaderas esperanzas del hip-hop nacional se cuecen entre el sub-underground, pero ya era necesario corroborarlo con una obra física. Y en este sentido, Antihéroe (JSould, 2015) cumple esta función como no ocurría desde el primer LP de 7 Notas 7 Colores. Lo que pasa es que esto es mejor, mucho mejor. Jarfaiter se ha cuajado entre las esquinas de las calles, y se nota. Vaya que sí. Y es que sus experiencias vitales se han crujido entre las calles de un barrio residencial de Majadahonda. Aquí no hay tiempo para flipadas tarantinianas, ni falta que hace. La vida es una mierda donde el capitalismo es el  gran titiritero disfrazado.

Jarfaiter no te invita a la acción, su acto es de pura resistencia. Su mirada está cansada por una vida condensada en años largos como décadas, una vida donde cada día puede ser el fin de algo, pero nunca el comienzo de nada. Ya lo dice Jarfaiter: “Soy joven, pero viejo para tus gilipolleces”. En este sentido, no hay más que escuchar ‘Sólo Dios Puede Juzgarme’. El realismo es tan brutal que escuece. Es tan creíble como sus referenciales películas de Eloy De La Iglesia. Sus letras son tan claras que se podrían extender en una suerte de panorámica becketiana del barrio. Tal como reza jarfaiter: “Veo el mundo como un cubo de basura”. Pero para aguantar hay que resistir. Jarfaiter no se esconde. Sus palabras contienen la esencia del mejor hip-hop: cuando sientes cómo van en la dirección de su objetivo, sin hacer prisioneros: “Sólo Dios puede juzgarme, puto cura”

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En un acto de total honestidad, Jarfaiter reivindica la cultura del subsuelo, dignifica la rumba de Los Chunguitos, el tecno-flamenco, el reggaeton, el tecno poligonero, el cine quinqui y lo filtra en un tapiz instrumental que licua sus propiedades más aprovechables en un todo glorioso. Tan sutil como colorista, las rimas cabalgan sobre bases mínimas, pero acertadas en su captación del momento justo de inspiración. La sampledelia está tan bien tejida que parece hecha a la medida exacta de las rimas que acompaña. No en vano, el mismo Jarfaiter es el ideólogo de sus propios ritmos. Es más, sus dotes instrumentales son incluso más interesantes que sus habilidades como MC.

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«Navajeros», algo más que un guiño.

Cada una de las canciones merecería un apartado, pero como ejemplos más significativos ahí está  “Vagos y maleantes”, que se sirve de una base de house troglodita, tan penetrante que dan ganas de pasarle la lengua, sólo por saber cómo sabe. Como punto mayor de su habilidad del menos es más, “El pulso de los lobos” parte de un ritmo igual a la musiquilla que salía en “El Coche Fantástico”. “Cabalgando” es sinuosa como una versión licuada de una banda sonora de John Carpenter, para luego pasarse a una reivindicación de la cultura cañí: de La Tana a Los Chunguitos. “La luna y el sol” es un hip-hop flamenco delicioso en su forma, gracias también a la hermosa presencia de la dulce Gaty, pero durísimo como la cal reseca en sus expectativas de futuro entre los barrotes de una cárcel. Vamos, lo que debería haber sido la  película “El Niño” (2014) y no fue.

Otro de los momentos cumbre surge de su colaboración El Coletas -atención a éste, porque promete ratificar lo logrado por Jarfaiter en esta obra-. De esta alianza nace “Navajeros”, el paradigma de la rumba tecno de gasolinera sublimada apoteósicamente entre reverencias a las Grecas y la resurrección del “Y no te quedan lágrimas” de Rumba 3. Eso por no hablar de ese estribillo ya grabado para siempre en la memoria de la música popular: “A ver si te buscas una musiquilla guapa, ¿no colega?”. Definitivamente, Eloy De la Iglesia estaría orgulloso.

‘Antihéroe’ es precisamente la realidad que Jarfaiter subraya en sus propias declaraciones: “Cuando empecé a rapear conocí a algunos y descubrí que lo que contaban era mentira. Se han montado la película. A partir de ahí, dejo de escucharles porque es un falta de respeto a la gente que vive en el barrio de verdad. Otros raperos que he conocido no me han caído bien, ves que son unos gilipollas. Incluso a alguno con el que he grabado algo. Veo mucho postureo y mucha película”.

 “Lo que se publica ahora no me parece decente, son sólo canciones de amor, sexo y droga. Si hablas de barrio, delincuencia y política no te vas a ganar la vida con eso. Sólo lo hacen Los Chikos del Maíz, que han tenido mucha suerte. Ahora lo más interesante está en el underground. Hay raperos muy buenos que escucho en Internet y que nunca voy a saber cómo es su cara. La gente que se está ganado la vida en el rap lo hace con música comercial, que es algo que no me interesa”[1].

Dicho y hecho, con Antihéroe Jarfaiter ha sembrado una semilla con todas las características necesarias para convertirse en el estandarte de una avanzadilla, para la que, ojalá, no haya que esperar mucho tiempo.

 

 



[1] Lenore, Victor: “Jarfaiter: Siempre he odiado a las élites”, El Confidencial.

Fuente: http://www.elconfidencial.com/cultura/2015-04-18/jarfaiter-siempre-he-odiado-a-las-elites_760193/

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