Tras las interesantes, aunque irregulares, cosechas musicales que llevamos recogiendo desde la segunda mitad de los ’90, parece que, definitivamente, 2014 puede ser un año de inflexión; sobre todo, por lo que proviene de la música negra. Así, a las anunciadas obras de Kendrik Lamar, Frank Ocean y el inevitable Kanye West, tampoco sería de extrañar una nueva traca asesina de Death Grips y una confirmación de la espectacular transfiguración de Flying Lotus como su alterego de Captain Murphy, el Mc más marciano del hip-hop actual.
Hablando de Flying Lotus, esperemos que siga ampliando la gramática de la electrónica con su nuevo LP, uno que promete seguir la senda sublimada por el imprescindible Cosmogramma (Warp, 2010). Algunas de las obras que prometen regenerar el panorama de insustancialidad revivalera que afecta a la gran mayoría discos expandidos por las redes Pirchfork, y compañía, si nos fijamos en suelo español, la cosa también pinta muy bien. A la espera de que Margarita certifiquen su exclusividad, mediante un arrebato eléctrico a la altura del inmenso Explota el Cuerpo (BCore, 2010), y Me and the Bees nos regalen otro pildorazo pop de esos que sólo ellos saben administrar, parece que la cantera gallega sigue a pleno pulmón. Algo que es de agradecer: una escena local, ¡al fin! Mientras, la explosión bandcamp sigue ofreciéndonos las pruebas más interesante de la música actual, por medio de formaciones tan superlativas como Sollético, Juventud Juché, Atomizador, Prisma en Llamas, Fasenuova, Murciano Total y una amplísima lista que no hace más que dar la razón a los que pensamos que para seguir recibiendo kilos de esperanza hay que ahondar entre los reductos menos propagados por la media actual.
Dentro de otro plano, estamos ante un año muy especial gracias a la coincidencia de dos obras que prometen dar un zarpazo en el hipotálamo del rock de refrito que nos inunda. Este par de agarraderos para alcanzar nuevos estados de sana conmoción vendrán de la mano de dos insignes ilustres del verbo eléctrico: Shellac y Swans. Comenzando por los primeros, los de Albini ya tienen en la nevera un nuevo trabajo, titulado Dude, Incredible, a puntito de salir a la calle. Respecto a lo que nos podremos encontrar entre sus esquinas de bajos en caída, golpes secos como perro ermitaño y gruñidos salivando el cáncer de los Stooges, todos los que han podido acudir a sus actuaciones de los últimos años, ya habrán podido sentir en sus carnes los flamígeros azotes de alguno de sus temas nuevos, con el inmejorable ejemplo de la titular del álbum. Buena señal, sin duda.
Más relevante todavía, se presenta la oportunidad de comprobar si la nueva afrenta lanzada por Michael Gira y los suyos logrará igualar las vertiginosas cimas creativas alcanzadas en el catedralicio The Seer (Young God, 2012). Contando con la distribución de Mute para fuera de Estados Unidos, parece que en esta ocasión no hará falta hacer una reserva en el sello de Gira para hacerse sin problemas con una copia con un disco que, si alcanza su propósito, ya no quedará la menor duda sobre cuál es la banda más sembrada en lo que llevamos de década.
Nuevamente, una obra planteada como un triple LP y un dople CD, entre los invitados para tan celebrada ocasión nos podremos encontrar con St. Vincent, Little Annie, Cold Specks y Bill Rieflin. Como ya ocurriera con The Seer, muchos de los temas que darán cuerpo a este nuevo atentado sonoro ya se han cocido en la última gira de los cisnes más dañinos de nuestro ecosistema. De esta manera, quien ya conozca adelantos como “Oxygen”, “To be kind,” o “Just a Little boy” podrá ir haciéndose una idea de que el nuevo trabajo de los Swans, preparado para el 13 de mayo, tiene todas las trazar por volver a ser una bomba de relojería en las entrañas de la indiferencia.
Como último deseo para este nuevo año, nada más que rezar porque los rumores sobre un nuevo disco de Slint, esta vez se cumplan. Sólo ellos podrían alcanzar el córtex cerebral cual escalpelo eléctrico, turbio, mareante. En caso negativo, siempre nos quedará la cita señalada para el Primavera Sound de este año. Ni Arcade Fire ni leches, ¡Slint!