Patricia Godes: «Alaska y los Pegamoides: el año en que España se volvió loca»

alaska y los pegamoides portadaPatricia Godes lleva más de treinta años granjeándose enemigos por decir la verdad o, algo que es tabú en este país, ir a contracorriente de las modas impuestas por el consenso crítico del momento. Por supuesto, para el que firma estas líneas, la pasión con las que Godes defiende sus ideas y ataca lo mediocre es una inspiración a la hora de articular un discurso musical; en su caso, uno que para su última obra, Alaska y los Pegamoides: el año en que España se volvió loca (Lengua de trapo, 2013) se materializa en toda su esencia.

Estamos ante una obra que, más allá de la premisa tener que adentrarse en las vísceras de un disco con tanta chicha como el Grandes Éxitos (Hispavox, 1982), finalmente acaba por  mostrarnos un gran fresco de una época muchas veces idealizada, y casi nunca mostrada en su versión original. En esta línea, Patricia afila la pluma, y como testigo principal de aquella generación, le quita la careta a esos años y nos enseña su verdadero rostro: el de una España, a años luz de esas señales de humo “democráticas”, caricaturizada como la España del Mundial ’82. Vamos, cuando se pasó de la severa figura del generalísimo a la imagen amable y chipirifláutica de Naranjito. Todo confetis y humo de colores,  bajo esta demostración máxima de sensacionalismo balompédico, estaban cociéndose una época de modernidad e inquietud, perfectamente reflejada en una serie de músicos que, adaptando a sus contrastadas personalidades el do it yourself británico, acabarán explotando en el mágico año ’82, donde saldrán a la luz obras míticas como los primeros álbumes de Siniestro Total, La Mode, Décima Víctima y, cómo no, Alaska y Los Pegamoides. Inigualable colección de egos, los Carlos Berlanga, Alaska, Nacho Canut y Eduardo Benavente son retratados con la cercanía de la que tuvo trato directo con ellos, pero aparte haciendo una radiografía preclara de sus instintos, pretensiones y confrontaciones entre sus diferentes miembros y con lo que les rodeaba – inolvidable el choque total entre Carlos y Eduardo, y sus relaciones con Hispavox -.

Con una prosa clara, insuflada por un humor  natural; irónica, si es el caso ; y dando voz a los protagonistas principales, la síntesis de estilo de Patricia es tan admirable como infecciosa: te propongo que intentes empezar este libro y lo acabes de leer con parones; tarea imposible. Hay libros, la mayoría, que los lee el lector  a su gusto y hay otros elegidos que te marcan el ritmo; son ellos los que te llevan a ti. Y este, claramente, pertenece a este segundo grupo. Por si no fuera suficiente, no debemos pasar por alto el mareante caudal de datos y anécdotas que ha ido almacenando Patricia a lo largo de los años, expuestos aquí con una sencillez desarmante y una gracia sin fecha de caducidad – las pruebas con el batería ciego son sencillamente delirantes -.

El libro más revelador que se haya escrito sobre las luces y las sombras de aquella Nueva Ola, Alaska y los Pegamoides: el año en que España se volvió loca es una obra imprescindible tanto para el entendido como para el neófito por estas lindes musicales. Yendo más allá, no se me ocurre ni un solo libro musical de pop español que en los últimos años me haya nutrido de tantas sensaciones y kilos de sinceridad. De todas a todas, clásico instantáneo.

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