Joaquín Pascual: El Ritmo De Los Acontecimientos (El Genio Equivocado, 2010)

joaquin pascualSiempre a la sombra de Fernando Alfaro en los inolvidables Surfin Bichos, tras la disolución de la banda madre, Joaquín Pascual, el “otro” gran albaceteño, ha ido dejando brotar su propia personalidad a lo largo de proyectos realmente sugestivos. A la cabeza de bandas tan inquietas como Mercromina, o los más clásicos Travolta, la guía de ruta perpetrada por Joaquín resulta imprescindible  para entender el devenir de las dos últimas décadas del pop español.

Tras ir quemando etapas de una manera tan brillante, en 2010 le llegaba el turno de exponerse en primera persona mediante El Ritmo De Los Acontecimientos (EL Genio Equivocado, 2010); una nueva etapa en los que ya no valen los alias, ni los grupos de apoyo; la afrenta consiste en mostrase tal cual, sin aditivos que desenfoquen su caudal de ideas, mostrarlas al fresco.

Paso lógico, pero atrevido, la verdad, no lo podría haberlo hecho de una manera más elocuente. Preparado para soltar lastres, aquí no hay cuerdas como en Travolta ni capas sintetizadas como en Mercromina. Ni falta que hacen. En su nueva aventura, Joaquín se centra en unas letras donde la cotidianidad es el hilo conductor de este viaje por carreteras secundarias. Tirando de todo tipo de situaciones, Joaquín tira de emociones sinceras y desarma con su vasto crisol de sensaciones vitales: desde el humor que dibujan las escenas que se suceden en ‘De Paseo’ al pesimismo que desprende ‘Ese Día En Que Todos Me Quieran A Mí’, pasando por el fogonazo de vida arrebatador de ‘Nos Miramos A Los Ojos’.  Siempre, buscando una identificación absoluta ante estos recortes de vida, al ir pasando las páginas de su diario personal, se va produciendo una empatía en desarrollo; una que no deja más remedio que prendarse totalmente ante semejante striptease emocional; tomarlo como algo propio, interpretarlo de forma totalmente personalizada.

En cuanto al entramado musical, El Ritmo De Los Acontecimientos está tejido con acústicas distorsionadas y teclados de mercadillo: una red instrumental que respira lo-fi mientras se  impregna de un aroma hogareño penetrante, mediante la que se coloca el último ladrillo que da a entender la máxima finalidad de esta obra: ser el amigo al que poder acudir en días de tonos grises y corazones deprimidos. Para semejante empresa, la ayuda en la producción del genial Paco Loco se hace más que evidente; se respira en el ambiente de un disco que, por momentos, recuerda una barbaridad a las partes más calmadas del inolvidable Hermanos Carnales (RCA, 1992): ‘Nadie Quiere Pensar En Ello’ o ‘Carreteras Secundarias’. Este cordón umbilical no hace sino sobredimensionar el alcance emotivo de esta joya de secano; una de la que, particularmente me quedo con sus momentos más arrebatados y viscerales: -‘Solo te pedí un cigarro’, ‘Jugando al escondite’, ‘La Unión y la fuerza’ y ‘Colapso Temporal’. Auténticos hits de alcoba.