Boyhood – Doce años no son nada

PortadaBoyhood, Momentos de una vida (Boyhood,2014) es el personalísimo proyecto de su director y guionista, Richard Linklater. En un plausible esfuerzo por buscar la innovación en un arte con más de 100 años de historia, seguramente Linklater pensó en cómo superar el histórico escollo que, en una película, supone el narrar una historia que abarque varios años teniendo siempre a los mismos protagonistas. Es notorio y sabido que realmente tal escollo ha sido evitado una y cien veces bien con un cambio de actor, sobre todo en el caso de niños, o bien con maquillaje que los envejezca, en algunos casos con bochornosas consecuencias, de tal forma que el espectador ha aprendido con el tiempo a obviar estos detalles y asumiéndolo como algo natural y que forma parte del cine. Sea como sea, Linklater encontró la respuesta más obvia y simple: rodar la película con los mismos actores y durante el mismo periodo de tiempo que requiera la narración. Es por eso que el rodaje de Boyhood ha llevado doce años, aunque realmente hayan sido únicamente 39 días de rodaje efectivos. Pese a ello, es obvio reconocer que el grupo de actores ha tenido que ofrecer una palmaria lealtad al proyecto, sólo entendible sabiendo que Linklater  está considerado como uno de los directores más talentosos de su generación.

El elenco base lo conforman Patricia Arquette, como madre abnegada que a tumbos trata de sacar a sus hijos adelante tras separarse de su marido, interpretado por Ethan Hawke, del que podemos decir que hace uno de los mejores papeles de su carrera. Además están los dos hijos, la mayor es la propia hija del director, Lorelei Linklater, y el pequeño es el auténtico protagonista de la historia: Ellar Coltrane, de quien seremos testigos de su paso de niño a adolescente y por último a adulto. La efervescencia de niño, la felicidad despreocupada, la alegría de quien vive bajo la afectuosa protección de su madre. Las dudas de la adolescencia, la incertidumbre del futuro y el paso para encauzar su vida. La edad adulta, la constatación o el fracaso de sus sueños.

Es posible que la propia propuesta de la película, el hecho de rodar durante doce años, sea de una naturalidad tan aplastante que termine por impregnar a todo el proyecto. En Boyhood no encontraremos realmente nada excepcional argumentalmente hablando, sino que la sencillez, las situaciones cotidianas, el poder decir que esa también es tu vida, todo ello es su mejor arma. Pero a su vez es un arma de doble filo y lo que convierte a Boyhood en un plato no del gusto de todos los paladares, precisamente por su ausencia de hechos extraordinarios, de giros argumentales o de situaciones imprevisibles. Todo es absolutamente normal, quizá rozando lo insípido, tanto que al llegar al final de la película te puedas llegar a preguntar si ha merecido la pena o si simplemente la película ha pasado sobre ti, como el tiempo sobre sus personajes.

Fotograma

Es cierto que de momento Boyhood es más conocida por la idea que por su desarrollo, atrayendo e interesando a un público más amplio del que inicialmente se podría esperar, aunque ha seguido siendo una película de vida muy limitada en cartelera, la crítica sí que se ha rendido a sus pies, recibiendo premios por diversos festivales. Quizá termine recibiendo el gran premio en la gala de los Oscar, pero lo haga o no lo que podemos tener muy seguro es que Boyhood ya ha escrito una nueva página en la historia del cine.

Personalmente, es una cinta que por momentos me ha dejado un poco frío, ya que dividida en fragmentos no ofrece nada excepcional. Sin embargo, es en su conjunto cuando realmente Boyhood alcanza todo su esplendor, ganando en la memoria según pasa el tiempo y según se va asimilando toda la magnitud de la obra.