La extraña pareja: Tyronne, «Muggsy», Bogues y Manute Bol

 Tyrone Bogues foto 1La extraña pareja, si ya es raro encontrarse a un jugador de baloncesto de apenas 1, 60 m. de altura y a otro de 2, 31 m., más raro todavía es que estos dos elementos acaben coincidiendo en el mismo equipo. Tal hecho ocurrió en los Washington Bullets en la temporada 1987-88. El par de sujetos en cuestión no serán otros que Tyronne, “Muggsy”, Bogues y Manute Bol. La comidilla de la prensa deportiva norteamericana durante aquella temporada, los 71 cm. De diferencia entre los dos no pasarán precisamente desapercibidos para la parroquia baloncestística de la NBA. Bogues y Bol acabarán copando un buen número de portadas en las revistas de baloncesto, dando pie a algunas instantáneas inolvidables que sirvieron de antesala para forjar una imagen que acabará por inspirar “Mi Pequeño Gigante”, un clásico del cine dominguero “yo me pillo el sofá y de aquí no me mueve no Dios”, protagonizada por Billy Crystal y un tal Gheorge Muresan, la versión rumana de Bol, aunque con una tocha tan gigante que se podría esnifar medio Villagarcía de Arousa de una sola vez…

Durante el año en que Bogues y Bol coincidieron en la misma franquicia, los apenas tres minutos por partido que solían coincidir los dos en el campo, pasarían a convertirse en la excusa perfecta para encontrar la fotografía perfecta en la que el par de jugadores de Washington se encontraban durante el partido. Cada uno a lo suyo, mientras Bogues aprovechaba su media playmobil para colarse entre las defensas rivales como perico por su casa, Bol aprovechaba el menos de cuarto de hora que le dejaban jugar para plantar su figura arácnida -apenas pesaba noventa kilos, lo que le daba una forma de marioneta anoréxica- dentro de la zona y ponerse las botas colocando gorros a diestro y siniestro. No en vano, hasta en dos ocasiones (1986 y 1989) quedará como máxima taponador de la liga. En este apartado, Bol se encontrará con Mark Eaton, su ilustre enemigo en esta faceta del juego. Mientras Bol llegará en el ’86 a promediar hasta cinco gorros por partido -o lo que es lo mismo, uno cada tres minutos-, Eaton conseguirá alcanzar la friolera de 456 gorritos de nada en la temporada 1984-85. Sin duda, el duelo entre el larguirucho sudanés y el inmenso leñador pelirrojo se convirtió a lo largo de los años en uno de los enfrentamientos más curiosos escritos a pié de página en la historia de la NBA.

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Antes que John Salley, ya había una araña en la NBA…

Por la parte de Bogues, quién no lo recuerda intentando defender a escoltas de más de dos metros como el fino estilista Clyde Drexler o un tal Reggie “cañón” Miller. Los cuarenta centímetros de diferencia habituales nunca eran un obstáculo para que el bueno de Bogues pegase más de un susto a sus confiados rivales. Normal, el señor Bogues nunca quedaba a la altura del jugador rival, sino a la del balón… Tirando de perspicacia, Bogues llegó a promediar 3,1 un robos de balón durante su etapa universitaria. Casi nada. Realmente, el problema surgía si su rival entraba a canasta. En ese punto, Bogues ya no podía tirar de pericia ratonil, estaba más vendido que el portero de Andorra en un amistoso contra una selección con más de medio millón de habitantes…

En lo que respecta al aspecto ofensivo, Bogues será una genial anomalía. Su velocidad y el hecho de ver el juego desde un plano donde los otros no ven, le llevarán a ser el mejor asistente de la historia de los Charlotte Hornets. Además será el jugador de la franquicia con más minutos jugados, amén de ser también el líder en la faceta de robar balones. Poca broma.

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Tyronne Bogues, sin complejos.

En una dimensión alternativa, Muggsy Bogues podría haber pasado por un Jonathan Edwards pero en afroamericano. No en vano, nuestro querido geniecillo era capaz de despegar sus pies del suelo hasta un metro y cinco centímetros. Vamos, que bien había podido ser un rey del triple salto de altura… Quién sabe, igual hubiera sido el primer humano en poder alcanzar los 20 metros de distancia. En cuanto a Manute Bol, con lo finito que era seguramente no habría tenido problemas en dedicarse al salto de altura. Con su desorbitante tamaño, bien podría haber sido el primero en conseguir pasar su altura sin siquiera necesidad de saltar.

Dos figuras de dibujos animados perdidas para el atletismo, tanto Bol como Bogues acabarán sus carreras en el baloncesto con desigual suerte. Básicamente, si Bogues estaba en la liga americana de baloncesto era pese a su estatura, la presencia de Bol en la NBA era gracias precisamente gracias a sus exageradas dimensiones.

Dos jugadores inimitables, si jugadores de la talla de Moses Malone, Akeem Olajuwon, Larry Bird y Magic Johnson fueron los que pusieron el espectáculo durante los ’80, la época dorada de la NBA, entonces personajes como Bogues y Bol fueron los que se dedicaron a poner la nota exótica. En su caso, una que llegó a niveles harto surrealistas.