The Clash: «Sandinista!» (CBS, 1980)

sandinista foto1Traspasada definitivamente la barrera entre los años ’70 y los ’80. Después de la gloriosa resaca dejada tras la borrachera de críticas entusiastas hacia London Calling, The Clash se encontraban en una situación donde la fiebre post-punk estaba empezando a mutar dentro de nuevos códigos sintetizados. No en vano bandas como The Human League estaban abrazando una nueva y embriagadora química tecno-funk que acabaría por alumbrar a hordas de nuevos transmutadores de la vieja liturgia rockera. Ramificación en diagonal de esta progresiva mirada hacia el legado de la música generado por la colisión germano-afroamericana. La nueva -y futurista- criatura pop iba a trascender rápidamente bajo la piel del prominente new pop. El arrebato inicial de protesta con ínfulas arty propuesta desde el post-punk se iría transformando en un nuevo romanticismo decadente, pero con puntos de fuga tan interesantes como los propuestos por Scritti Politti, ABC o los tres primeros singles de Frankie Goes To Hollywood.

Por el otro lado, en 1980 la new wave seguía estirando el filón. Elvis Costello entregaba Get Happy, (F-Beat, 1980), una de sus obras capitales, mientras que 2Tone seguía a pleno pulmón por medio de los nuevos discos de The Specials y Madness.

Lo que se dice un año de transición. 1980 quedará acomplejado ante la abrumadora cosecha del ’79. Ante esta nueva realidad, The Clash seguirán a lo suyo. En su caso, consumar la proverbial ampliación del campo de batalla propuesto con London Calling. Por supuesto, The Clash no se iban a contentar simplemente con repetir la fórmula, ampliándola con algún matiz nuevo. No, los Strummer, Jones y compañía estaban necesitados por seguir extendiendo sus propios horizontes; experimentar al son que descubrían nuevos campos de cultivo. En este sentido, las vetas abiertas más significativas en este continuo cambio de piel vendrán por parte del hip-hop y la música disco. Por supuesto, esta apertura hacia terrenos tan mal vistos desde la dictatorial crítica rockera acabará por elevar la condición del nuevo trabajo de The Clash a misión suicida. Si a esto unimos la misma disposición del disco como ¡triple LP!, quedaba claro que a nuestros cuatro jinetes serían más “del apocalipsis” que nunca, y que poco les importaba el “qué dirán” de la prensa.

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¿Hitsville USA?

En efecto, la nueva criatura de The Clash será la consumación y ampliación de todo lo expuesto en London Calling. La culminación de un estado de inquietud nunca jamás visto anteriormente en la historia del rock. Entre 1979 y 1980 The Clash habrán compuesto más de sesenta canciones, entre las que podremos reconocer, como mínimo, treinta géneros diferentes. Siendo así, la única posibilidad de enfocar el disco post-London Calling partirá de una premisa jamás expuesta con tanta elocuencia: hacer que coherencia parta de su misma  inconcreción estilística.

Mientras London Calling era un grito desde el mismo Londres hasta los confines del corazón jamaicano. Desde el mismo título de su nueva obra, Sandinista!, The Clash ya nos avisaban de que estábamos ante un un tour de forcé unificador que nos iba a llevar de viaje hasta África, Latinoamérica y el corazón del Bronx.

¿El disco más ambicioso de la historia del rock? En este caso, que las pretensiones de London Calling fueran superadas y radicalizadas, habla por sí solo. Sandinista! no sólo se alimentará del contexto musical-social más amplio posible, sino que teje un mapa perfectamente plegable bajo un marco único.

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Joe Strummer en estado puro.

Como un islote agarrado a su propia esencia tripolar. Sandinista! está amueblado por 36 formas de retorcerse sobre uno mismo. Gospel, funk, dub, reggae, pop, radio fórmula, country, disco, hip-hop, gospel, punk, folk, soul, el compás lo engloba todo, partiendo de una absoluta declaración de principios: ‘The Magnifient Seven’. La canción que anticipa todo el rock-fusion que predominará desde finales de los ’80. No obstante, la claridad de la formulación empleada en ‘The Magnificient Seven’ está muy por encima de cualquier intento posterior de bandas, como Fishbone, Red Hot Chili Peppers o Jane’s Addiction, cuya propensión natural siempre será acabar sombreando los matices y línea de venas mediante acumulación de masa eléctrica desprovista de las cinco marchas rítmicas necesarias para oxigenar. De hecho, ‘The magnificient Seven’ no sólo es el alma de Sandinista!, sino de toda la producción musical de The Clash. Un cohete de funk-rap, sincopado por métrica disco.  Todo arrancará en los propios The Clash.

Mick Jones: “Fue Joe quien dijo, “Oh, vamos a hacer una canción de rap”. Fue sólo porque estábamos aquí [en Nueva York]. Cuando hicimos ‘The Magnificient Seven’, en principio la íbamos a titular como ‘Magnificient Rappo Clappers’. Creo que finalmente este título lo tiramos por la borda. Nos sentíamos  arrastrados por todo lo que sucedía. Tomamos en lo que estaba pasando a nuestro alrededor. Y en ese momento ya habíamos estado en unos cuantos lugares, que no teníamos una visión tan estrecha de las cosas. Eso tuvo un efecto en nosotros, que nos hacía cambiar. Estábamos constantemente cambiando”[1].

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Edición francesa de ‘The Magnificient Seven’.

Del corazón de la nueva cultura hip-hop, gestada desde las calles del Bronx, hasta sus orígenes más ancestrales. The Clash también viajarán hasta el pulmón polirrítmico de África. Más allá del embarque en puertos jamaicanos. Para Sandinista! la intención de la banda será seguir explorando territorio africano, aunque en esta ocasión llegando hasta el Sancta Sanctorum de su revolución musical.

Mick Jones: “Sí, esa era el tipo de cosas que nos rodeaban. Debo admitir que me gustaba Fela Kuti, y mucho. Era un tipo de música que también contenía un mensaje. Me gustaba King Sunny Ade, la forma en que utilizan las steel guitars. Me di cuenta de que era realmente interesante. Yo no diría que fue una de las influencias más importantes que tuvimos, pero sí que diría que tomamos todos los tipos de música que nos gustaban”[2].

World music con sangre punk negra corriendo por sus venas. La misma disposición instrumental escogida de las regiones más pobres del planeta para Sandinista!, significa una crítica en sí misma contra la dominación imperialista de los Estados Unidos. En este sentido, el título con el que decidirán bautizar su nuevo y trabajo, Sandinista!, está marcado por la exclamación final. Ésta sugiere un más que evidente rasgo combativo, perfectamente corroborado en la portada del disco”[3].

Pero, ¿qué significa “Sandinista!”?

Joe Strummer: “Es una organización política de Nicaragua que, en 1979, consiguió echar del poder a Somoza, el presidente”. ‘Washington Bullets’ es un tópico que ahora mismo, con El Salvador y todo lo demás, está en las primeras páginas de los periódicos. Puede parecer que queramos colocar un sermón inglés, diciéndoles a los americanos lo que tienen que hacer; metiéndose en asuntos ajenos, pero pensamos que era algo que debía decirse”[4].

Como no podía ser de otra forma, el hecho de que finalmente Sandinista! fuera un disco triple respondía a la necesidad de la banda por llegar más lejos que London Calling, en todos los sentidos. Hasta tal punto, que esta vez la banda volverá a convencer a la CBS para que vuelva a marcar un precio inusualmente barato para tratarse de un disco triple. En este caso, gracias a que los Strummer y compañía dejarán de cobrar parte de los royalties por ventas del disco.

Otra de las motivaciones por sacar este formato en triple LP, vendrá como respuesta al The River (Columbia, 1980), el nuevo LP doble de Bruce Springsteen. Publicado el 17 de octubre de 1980, The River será reverenciado por la prensa como el disco que iba a hacer sombra al London Calling. Ante esta perspectiva, la respuesta de The Clash no podría ser más contundente: un disco de casi dos horas y media de duración.

Joe Strummer: “En realidad, nosotros pagamos absolutamente todo el Sandinista! Le entregamos las cintas a la compañía cuando ya estaban grabadas y mezcladas. Hasta entonces no supieron lo que habíamos hecho. Desde luego fue un negocio que estuvo a punto de acabar con The Clash, porque el Comité Internacional de CBS decidió editar el disco pero no promocionarlo. Es el estilo de la gente que controla nuestras vidas. No te prohíben las cosas, son más sutiles. Dejan que caigan por sí solas, sin decir ni pío. Por otro lado Sandinista! era un error comercial por nuestra parte. Demasiada cantidad y demasiado dispersa. Perdimos el concepto de unidad del disco”[5]. O no. Tal como comentaba antes, la misma dispersión de esta obra es su columna vertebral. Sandinista! no deja de ser un catalizador cultural de propensiones mayestáticas, insuflado por un mensaje doble, donde combatividad y anti-belicismo confluyen en fascinante contradicción.

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The Clash en Nueva York. El sonido de la calle.

Grabado al fresco. El frenesí de la urgencia por descubrir los placeres de los nuevos descubrimientos, será la gasolina que haga fluir toda la maquinaria musical de la banda. “A la que teníamos una mezcla en bruto, poníamos cinta virgen en la grabadora y pasábamos a otra cosa”, ha explicado Strummer: “Así lo hicimos día y noche. Ésa es la razón de que tuviera que ser un triple álbum, aunque quizás hubiera sido mejor un doble, o un elepé sencillo, o un EP, quién sabe. El hecho es que grabamos toda esa música, para bien o para mal, durante tres semanas febriles. El álbum es el documento de aquello”[6]. De hecho, tal como explica el propio Joe Strummer: “Hicimos lo que queríamos hacer. No existe dirección musical. La gente en América siempre nos pregunta  “¿Cuál es la dirección musical?” y yo siempre les digo “no os dais cuenta de que sólo somos una banda de idiotas y que hacemos lo que queremos”. Esta vez, probablemente, hemos tomado unas 36 direcciones musicales diferentes. Hemos intentado cosas que ni siquiera estábamos seguros que pudiésemos hacer. Luego nos dimos cuenta de que contábamos con un montón de canciones, así que pensamos: bueno, vamos a ver hasta dónde podemos llegar y hasta dónde podemos empujar a CBS en cuestión de precio. En principio intentábamos hacer otro doble y no nos molestamos en contar las canciones. De repente nos dimos cuentas que iba a ser un lío tremendo encajarlas todas en un doble, de modo que hicimos un triple. Recuerdo que pensé si eso no sería mucha arrogancia por nuestra parte. Podía imaginar a grupos americanos, Styx o Foreigner, por ejemplo, haciéndolo, pero luego pensé que si conseguíamos sacarlo por el mismo precio que un sencillo, más poder para nosotros”[7].

Paul Simonon: “No queremos ser un grupo mediocre que está en constante batalla con su casa de discos, el negocio en general y con todo lo demás, para conseguir cambios. Estos cambios son muy pequeños de momento, no vamos a cambiar las naciones ni nada. Sacar Sandinista! por ese precio establece un precedente que otros grupos pueden seguir”[8].

sandinista foto2Tal cosecha derivará en un enfoque único. Por lo menos respecto a la visión que Jones tendrá tras los resultados: “La idea era que escucharlo te tomara de seis meses a un año, no está pensado para ser escuchado al completo en un solo día, se ha de consumir poco a poco, para que dure… Siempre lo vi como un disco para esa gente que vive en explotaciones árticas, gente que no puede acudir con regularidad a una tienda de discos”[9].

Disco crucero. la propia disposición sin rumbo fijo a la hora de grabar Sandinista! será una de las razones por la que se acabará por llegar a semejante cuadro de indefinición. Grabado hasta en cinco estudios diferentes. Sandinista! será forjado por dentro de un cuadrado de localizaciones conformado por Manchester, Londres, Nueva York y Kingston.

Topper Headon: «Obviamente, si estás en New York y andas por sus calles, llegas al estudio con una vibración especial. Hay quien dice que suena a música discotequera, pero es simplemente la música de Nueva York, lo que se escucha cuando andas por sus calles. Aparte de esto, está hecho como los otros álbumes, muy rápidamente, sin demasiados planteamientos previos”[10].

Brutal radiografía de la época, un tema como ‘Charlie Don’t Surf’ está inspirada en Apocalypse Now (1979), la gran epopeya bélica de Francis Ford Coppola, a su vez inspirada en El Corazón de las Tinieblas de Joseph Conrad, una novela que también coincide con el espíritu temerario de Sandinista!

Como bien se podrá sentir, uno de los frutos recogidos de su estancia en Jamaica, será un corte como ‘Junco Partner’.

Paul Simonon: “Viajamos a Kingston, Jamaica, y fue genial. Por fin estaba allí. Pasé todo el tiempo con Mikey [Dread] y me presentó a gente. Un día me dijo: “Tienes que conocer a este tío. Le han disparado dieciocho veces”. Vi que llevaba una pistola metida en el calcetín. Luego, Mikey me dijo: “Es famoso porque descubrió a unos ladrones robando en un banco y los obligó a ir a gatas desde allí hasta la cárcel”. Mikey fue mi pasaporte para salir de allí. Si hubiese ido solo, habría estado a merced de la Ciudad de las Artimañas, porque eso es lo que era realmente era Kingston, la Ciudad de las Artimañas”[11].

Paul Simonon: “Mientras estuvimos en Kingston fuimos a grabar a Studio One. Empezamos y, por algún motivo, Topper tuvo que marcharse, así que conseguimos que Style Scott, de los Roots Radics, tocara la batería y sacó unos ritmos tremendos. Un mes antes, los Rolling Stones habían visitado el estudio y repartieron dinero para tener contento a todo el mundo, así que también empezaron a pedirnos dinero a nosotros. De repente, se produjo una situación extraña cuando entró Mikey en el estudio y anunció: “Chicos, será mejor que os marchéis. Los pistoleros vienen hacia aquí”. Tuvimos que salir pitando de allí. Cogimos los instrumentos y nos fuimos”[12].

Más allá de la nueva -y más profunda- inmersión en las entrañas de la cultura jamaicana, lo que en realidad acabará por generar Sandinista! es una sensación de americanización, incluso mayor que en London Calling. Pero eso sí, esta vez mucho más orientada hacia la música negra. Funk, música disco, hip-hop, incluso góspel. Una cosa es americanizarse bajo un cúmulo de tópicazos rockistas y otra muy diferente enfocar al sustrato energético de los hijos bastardos de la cultura americana. En este sentido, New Musical Express diría esto el 6 de marzo de 1980. “The Clash están absolutamente americanizados, Es muy curioso que les haya pasado eso, con todas las tendencias que existen actualmente. The Clash se están quedando pasados de moda, se han aferrado muy testarudamente a la política y han quedado envueltos en todos esos mitos que ya están usados. Es un conjunto de pasiones con las que no me puedo solidarizar. Un acto y un arte que puedo apreciar ahora y que me puedo gustar como un episodio de La casa de la pradera. The Clash han caído muy bajo, no deberían estar en este apartado, con gente como Police o Adam & The Ants. No se les debería comparar con éstos otros porque se han establecido muy bien, pero su continua negativa a aparecer en Top of The Pops es muy significativa. Son una gente que se preocupa mucho, pero que parecen totalmente perdidos”[13].

Por supuesto, un arrojo de ambición tan desmesurada será la excusa para que la crítica se ensañe con The Clash de forma exagerada y decididamente dañina.

Sin embargo, entre tanta ceguera ensañada, el periodista John Picarella ofrecerá una mirada realmente sustanciosa sobre la verdadera esencia de esta obra: “Sandinista! es el primer LP que, desde que algunas de las producciones psicodélicas de los años sesenta, sigue creciendo poco a poco sólo en virtud de la densidad y el volumen, revelando constantemente las cambiantes capas de su sustancia tras varias escuchas. La secuenciación y la estructura del disco definitivamente funcionan a su favor. El conjunto construye su colección de estilos a través de las caras uno y dos, llegando finalmente a unos verdaderos Clash de corte rock, justo en el momento donde la mayoría de los discos están llegando a su fin. Sandinista! alcanza su pico más alto en las caras tres y cuatro y se desinfla en la cara cinco. El sexto acto actúa como una especie de coda innecesaria”.

“En todo momento hay grandes transiciones. No sólo hay grandes canciones, sino que las combinaciones y los contrastes las amplifican mutuamente (la cara dos es un ejemplo perfecto). Por ejemplo, un calypso como ‘Let’s Go Crazy’ deriva en el cóctel  jazz de ‘If Music Could Talk’ y ésta, a su vez, sigue con’The Sound Of Sinners’, el góspel juguetón con el que termina la cara tres. O el corazón del álbum, las declaraciones políticas complementarias de ‘The Equaliser’, ‘The Call Up’ y ‘Washington Bullets’. Justo cuando has comenzado a instalarte, aparecerán algunas  sorpresivas voces solistas al final de la cara cuatro y el inicio de la cinco”.

London Calling fue el Exile on Main Street de The Clash, mientras que Sandinista! es su White Album. Tanto Sandinista! como The White Album comparten una deliberada y diversa fragmentación de sus piezas, además de la fusión de la fantasía y la urgencia  que quiebra la estética creada. Y, como The White Album, los experimentos de Sandinista! también podrían señalar el final de la solidaridad del grupo. El canto callejero al  unísono de los estribillos de The Clash, que generalmente proporciona las metáforas políticas (así como la mayoría de los ganchos), es esencial para dotar de fuerza a la banda. […]

La toma definitiva sobre el futuro de The Clash proviene del mensaje confuso de ‘Kingston Advice’: “In these days the beat is militant / Must be a Clash there’s no alternative” [En estos días, el ritmo es militante / Tiene que haber un enfrentamiento, no hay alternativa]. Sin embargo, más tarde en la misma canción: “In these days I don’t know what to sing / The more I know the less my tune can swing” [En estos días no sé qué cantar / Cuanto más sé, mi melodía da menos caña]. Y en el siguiente número: “… I will disappear / To join the street parade” […Voy a desaparecer / Para participar en el desfile de la calle]. No creo que sea demasiado sugerir que esta paradoja de la perseverancia y retirada era la esencia y el logro de la sensibilidad post-Beatles de John Lennon: fusionarse con la multitud, para replantearse un anonimato allí, y convertir los valores del compromiso privado en la sustancia de una declaración pública y así poder resurgir como un héroe de la clase obrera.

Si la ambición de London Calling fue moldear de nuevo la totalidad (en gran parte de América) del rock & roll de la historia, entonces Sandinista! lo que quiere es tomar lugar dentro de las tradiciones culturales del mundo”[14].

Con Sandinista!, The Clash pondrán punto y final a su momento de mayor creatividad. Continuar la racha de London Calling y este último disco quizá ya sólo hubiese podido ejercerse con un cuádruple LP, donde Latinoamérica fuera añadida como nueva fuente geográfica de inspiración a las ya insertadas dentro de su globo musical. De hecho, el siguiente paso de The Clash será uno mucho más conservador. Bueno, conservador para lo que ellos entendían bajo ese concepto… Así, en 1982 The Clash publicarán Combat Rock (CBS, 1982). Precisamente, su disco menos rock. Trufado de un tamiz de melancolía casi decadente. Lo que podría haber sonado como una rendición en toda regla, curiosamente deviene en acierto absoluto. Combat Rock significa el rock de combate tras el final de la batalla. Es una obra en la que mientras The Clash se lamen las heridas, sintetizan todo lo gestado en London Calling y Sandinista! bajo un LP que, precisamente, personificará la forma más incongruente de alcanzar el estrellato definitivo: heridos de muerte y con Jones y Strummer enfrentados. A pesar de esta situación, Combat Rock es el paradigma de la victoria gestada tras esfuerzos incólumes como London Calling y Sandinista! ¿Cómo si no sería posible que en un disco de doce canciones cupieran Morricone, el punk de luces de neón, la música africana, el post-punk minimalista, la música disco, el dub atmosférico, el music-hall o el reggae-punk con total naturalidad?  ¿Should i stay or should go? Pues mejor quedarse ese ratito para justificar la gloria proporcionada por la gran gesta de The Clash comenzada en London Calling. Definitivamente, los muros están ahí es para ser derribados. Y en eso, nadie mejor que unos ilustres cabezotas como The Clash.



[1] Sholtes, Peter S: “Complicated Clash”: The Mick Jones interview, City Pages, 21/11/2006.  (Traducción del autor.)

[2] Ibídem. (Traducción del autor.)

[3] Queda claro en la portada de Sandinista! que The Clash no se iban a contentar con hacer un simple disco con canciones. Su imagen, como de estrafalario comando guerrillero del rock delante de un muro solitario -como si de un enclave para trazar planes de ataque se tratase- no lleva lugar a la duda. Por otro lado, la tipografía de las letras de la cubierta, responden al típico modelo militar americano. Que éstas estén en color rojo sobre la foto en blanco y negro, se puede entender como la sangre derramada desde de las sombras del tercer mundo, ejemplificadas en el corazón dub del disco.

[4] Julià, Ignacio: The Clash: rock de combate, Editorial La Máscara, Valencia, 1999, pag. 44.

[5] Luna, Sagrario: The Clash, pag. 99.

[6] Ibídem, pag. 44.

[7] Ibídem, pag. 98.

[8] Ibídem, pag. 100.

[9] Julià, Ignacio: The Clash: rock de combate, pag. 48.

[10] Ibídem, 1999, pag. 44.

[11] Joe Strummer, Mick Jones, Paul Simonon, Topper Headon: The Clash, GLOBAL RHYTHM, Barcelona, pag. 265.

[12] Ibídem, pag. 265.

[13] Luna, Sagrario: The Clash, pag. 96.

[14] http://www.rollingstone.com/music/albumreviews/sandinista-19810305