En 2007 Juan Soto Viñolo entrevistó a Juan Luis Buñuel, quien acababa de rodar su documental Calanda, 40 años después. El filme complementa su documental anterior, Calanda (1966), entorno al municipio que vio nacer a su padre. En este último, se muestra la evolución social, económica y política de esta ciudad asentada en la Ruta del Tambor y el Bombo en el Bajo Aragón.
¿Cómo ha rodado el segundo documental de Calanda?
Primero vino mi hermano Rafael a “romper la hora” en Semana Santa, después mi hijo Diego que es reportero de guerra en Irak y tiene la misma edad que tenía yo cuando rodé el primer documental, 32 años.
¿Cómo contrasta ambas Calandas?
Insertando fragmentos del primer documental y comparando por el mismo ángulo las calles y las gentes de entonces con las de ahora.
Recuerde el primer documental sobre Calanda.
Vine a Calanda en 1967 para hacer mi primera película porque me interesaban los tambores, todo era barato y cuando uno es joven y no tiene dinero hay que hacer películas baratas. Empleé 24 horas de filmación con una cámara, salió bien y gané premios, gracias a los cuales pude hacer otras películas y al regresar a Calanda el verano de 2006 comprobé el gran cambio de la ciudad. En 1967 Calanda estaba en la Edad Media, las calles eran arroyos de barro, las mujeres vestían de luto y llevaban pañuelos en la cabeza y ahora Calanda está en el siglo XXI con trabajadores de Rumania, de Polonia, de Marruecos, es una ciudad internacional.
Entonces se vivía bajo una dictadura.
Ahora la vida sin Franco es mucho mejor. Recuerdo que en el 72 hice una exposición en Barcelona y después de la inauguración un grupo de quince amigos fuimos a una tasca a comer chorizos, pero no nos dejaron sentar juntos, hubo que utilizar cuatro mesas separadas.
A los tres años Juan Luis Buñuel y su familia se trasladaron a California donde se estaban rodando películas referidas a la guerra civil sobre distintos aspectos sociales, culturales y políticos.
¿Cómo se desarrolló entonces la vida de los Buñuel?
Al llegar a América se acabó la guerra y nos encontramos en Estados Unidos como refugiados políticos. Mi padre trabajó en el Museo de Arte Moderno de Nueva York hasta que Dalí le denunció por ateo y comunista. Nos tuvimos que ir a Los Ángeles donde mi padre encontró trabajo como director de doblaje de películas. Vivíamos en una casa muy bonita sin muebles, compartida con otra familia que nos traía comida. Pasábamos con muy poco dinero, pero yo no me enteraba de nada, porque mi padre nunca nos contó vicisitudes. Luego nos trasladamos a México.
¿Cuándo regresó a España?
Fue en 1958, desde México, porque mi padre me pagó un viaje para que conociera a mi familia en Francia, Madrid y Zaragoza. Entonces vine a Calanda. Me gustó mucho Francia, España y Europa.
Tiene una exposición de fotografías en el Centro Buñuel de Calanda.
Soy un fotógrafo muy amateur, hago fotografías de mis amigos y de los sitios donde estoy. Es una exposición de compañeros, mujeres muy guapas, Brigitte Bardot, Jeanne Moreau, Catherine Deneuve, rodajes y encuentros.
También es escultor. El 25 de abril inaugura una exposición de esculturas en París.
En compañía de una amiga pintora, pero también hago películas y escribo. No me gusta hablar de ello.
Advierto que es usted un caballero muy modesto.
Muy, muy modesto.
¿Qué tiene el cine para seducirle?
Lo bueno del cine es que viajas a lugares exóticos, encuentras actores simpáticos (no siempre), trabajas con mujeres bellas y de vez en cuando haces amistad con un elefante.
¿Qué recuerda de Orson Welles con el que trabajó en el rodaje inconcluso de Don Quijote?
Orson me dijo: «Hay tres cosas importantes en el cine: uno, el guión, dos, el guión y tres el guión. Antes de hacer la película lo fundamental es el guión, después la técnica, los actores, lo demás».
¿Hablaba de cine con su padre?
Nunca. A mi padre no le interesaba el cine, acababa una película y ni siquiera la veía. Nunca vio ninguna de sus películas. Sólo pensaba en su próximo proyecto.
¿Le interesa la política?
Mucho, estuve con las Patrullas Negras en París en el mayo del 68 filmando y después me marché a Chile a rodar un documental sobre la educación nacional después de Pinochet.
¿Cómo valora la democracia en España?
Muy importante. Ahora España es un país rico en trabajadores extranjeros, antes el español se iba a trabajar a Francia y Alemania y ahora vienen aquí.
¿Regresaría para vivir en España?
De momento tengo mi casa en París, más adelante podría irme a vivir a Madrid o Barcelona.
¿A Calanda?
No. Me gustan las grandes ciudades, pero mi casa está en el mundo.
¿Qué valores estima de la vida?
La amistad, tengo buenos amigos en París y México, no muchos, lo más importante es la amistad, soy ateo, no creo en nada, la vida es buena con los amigos. Yo soy universitario liberal.
¿Qué opina del Papa?
El Papa no puede ser creyente porque sabe lo que pasa, la política, el Vaticano, el dinero, las guerras.
A su juicio entonces ¿qué papel desempeña el Papa?
Es el director de una compañía muy poderosa multinacional, la religión católica. Soy antimonoteísta. Me gustaría la religión griega.
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