Las víctimas republicanas de la Guerra Civil Española (II): un millón de muertos

“Un millón de muertos” fue el balance que el régimen victorioso atribuyó a la Guerra Civil Española. Una cifra que el escritor José María Gironella tomó como título para una de sus novelas. Una cifra que, a pesar de no concordar con la realidad, reflejaba la enorme trascendencia de la guerra[1]. En la primera edición del ensayo histórico La República española y la guerra civil cifraba Gabriel Jackson el número de muertos en unos 500.000, mientras que en la segunda edición lo limitaba de 330.000 a 405.000. Jackson afirma asimismo en La Guerra Civil Española. Antología de los principales cronistas de guerra americanos en España que las muertes debidas al “terror rojo” sumaron unas veinte mil y que la mayoría de ellas se produjeron entre julio y noviembre de 1936. Las muertes del “terror blanco” fueron, según él, unas 200.000 y se prolongaron durante toda la guerra[2]. Paul Preston cifra asimismo las víctimas de la represión nacional en 200.000[3]. Sin embargo, setenta años desde el comienzo de la contienda las cifras varían dependiendo del historiador que las maneje. El historiador Ricardo de la Cierva calcula las víctimas nacionales en más de 100.000, mientras que asegura que las republicanas fueron menos de 100.000. José María Lama señala la diferencia entre una perspectiva cuantitativa y una cualitativa. Según él, las víctimas nacionales representaron la mitad de las republicanas. No sólo eso, sino que la mayoría de víctimas del bando nacional cayeron debido a algaradas populares, que el gobierno republicano se vio incapaz de controlar, mientras las víctimas republicanas sucumbieron debido a órdenes de los altos mandos fascistas.

En esta serie de artículos se hablará de las víctimas republicanas durante la Guerra Civil, así como en los primeros años del franquismo. Pues las víctimas del bando vencedor tuvieron su reconocimiento, sus loas y sus entierros durante la época francofascista. Ya es hora de que se rinda un homenaje a las víctimas republicanas que cayeron en la lucha por unos ideales de igualdad y justicia. Asimismo, se tratará brevemente el papel de la democracia española en el olvido de dichas víctimas.

Aquellos que perecieron en el campo de batalla, con las armas en la mano; aquellos que murieron en el exilio, en los campos de concentración franceses y alemanes; aquellos  que fenecieron en el frente luchando contra el fascismo alemán y en los campos de exterminio; los civiles víctimas de la represión nacional y los bombardeos fascistas; los niños desarraigados en el exilio; las mujeres rojas huérfanas, solas y muertas.

Las víctimas republicanas no fueron únicamente los soldados y milicianos que cayeron en combate. La guerra se cebó en gran medida en la ciudadanía. El bombardeo de Barcelona fue el primer bombardeo aéreo contra población civil de la historia de la humanidad[4]. El de Guernica, pasa a ser uno de los más célebres, gracias al pincel de Picasso. Los bombardeos aéreos causaron miles de víctimas y se repitieron durante toda la contienda. Inauguraron las masacres hacia la población civil, que más tarde se repitieron hasta la saciedad en la II Guerra Mundial y que aún hoy perduran como arma efectiva. De ello tenemos un claro ejemplo en Iraq. Este tipo de represión se llevó a cabo contra gente indefensa, la mayoría de ellos mujeres, niños y ancianos.

Después de la victoria, el régimen tenía las manos libres para reescribir la historia  de más reciente de España. La “Causa General de la Dominación Roja en España” pretendía realizar un inventario de los crímenes del bando republicano. Contenía desde insulto a asesinatos. El objetivo de la causa era exagerar las barbaridades del enemigo y justificar las propias. Cuando empiezan las investigaciones se cifra el total de víctimas de la represión republicana en 300.000. Una vez la Causa está finalizada se cuentan entre 56.000 y 60.000[5]. Se puede afirmar que entre ellas están prácticamente todas las victimas del bando nacional que cayeron en combate o por represalias republicanas, dado que los familiares de dichas víctimas recibían subvenciones y privilegios como por ejemplo licencias para estancos. No obstante, José María Lama puntualiza que se hicieron pasar víctimas de la represión nacional por víctimas del terror rojo[6].

El franquismo enmascaró las masacres cometidas por su parte y, si bien se erigió como el bando vencedor, también lo hizo como la única víctima. Tras la victoria franquista las víctimas nacionales fueron enterradas con honores y consideraras como héroes e incluso como santos. Las víctimas republicanas quedaron olvidadas y silenciadas. Fusiladas en cunetas y en las tapias de cementerios. Murieron de inanición o a causa de epidemias en campos de concentración y cárceles. En muchas ocasiones sin un certificado de defunción que atestiguara su muerte. En otras tantas, la causa de defunción había sido falseada. Los familiares de los caídos o desaparecidos no se atrevían a reconocer o preguntar por sus muertos, por miedo a represalias o verse asociados al bando perdedor. Tuvieron que callar durante 40 años, sin saber dónde habían sido enterrados sus allegados. El silencio que impuso Franco no se ha quebrado del todo transcurridos cuarenta años de democracia.


[1] Jackson, Gabriel, La República española y la guerra civil, Editorial Crítica, Barcelona 1979, página 455.

[2] Jackson, Gabriel, La Guerra Civil Española. Antología de los principales cronistas de guerra americanos en España, Editorial Icaria, Barcelona 1993, páginas 14 y 15.

[3] Preston, Paul, La guerra civil española, Ed. De Bolsillo, Barcelona 2006, página 144.

[4] Serra, Jaime/ Serra, Daniel, La guerra cotidiana, producida por Sagrera T.V y Planeta 2010, España 200.

[5] Armengou, Montse/ Belis, Ricard, Les fosses del silenci, en la serie 30 Minuts “La nostra memoria”, producida por Serveis Informatius de TV3, España 2003

[6] Íbidem.