Las víctimas republicanas de la Guerra Civil Española (I): la cárcel

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Mi dolor es callado y humilde,

tan honda es la pena,

que ninguno, por cerca que pase,

la ve desde fuera.

Verá mi sonrisa,

que nada le cuenta

de la angustia, tenaz y terrible,

de las horas negras.

¿Para qué revelar el secreto

que el alma envenena,

si el dolor, repartido entre muchos

a nadie consuela?

Callada y humilde,

mi pena se encierra,

que ninguno, por cerca que pase,

la ve desde fuera.

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Vosotros, en el fondo del alma mía

despertáis siempre un eco de poesía,

y es que siempre a vosotros encuentro unido

el recuerdo doliente del bien perdido;

todo lo miro tras estas rejas,

todo me arranca amargas quejas;

¡Libertad, amor, hijos, mujer,

cuándo será el día que os vuelva a ver!

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Enrique Villa, celda 493, año 1940.

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