Las víctimas republicanas de la Guerra Civil Española (VII): el comienzo de la guerra

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Aquella cálida y soleada mañana de verano no me despertaron los silbidos del ferrocarril como de costumbre. Me sobresalté muy temprano al escuchar voces y canciones, también algún exabrupto. Abandoné la cuna junto a la cama de matrimonio de mis padres, corrí medio adormilado, casi desnudo y descalzo por el pasillo, crucé el comedor, descorrí el cerrojo del portón con contraventanas de madera que daba acesso al terrado, superé con dificultad los dos escalones que conducían a la azotea de mis juegos y me empiné en la repisa de la balaustrada de mampostería repelándome las rodillas.

Las voces, las canciones, las primeras imágenes sorprendentes e inexplicables de mi vida estaban sustituyendo a mi amigo el tren. Una columna de hombres armados andaba por encima de las traviesas y otros avanzaban rápido por el arriate paralelo a las vías en dirección norte al apeadero del Paseo de Gracia. La mayoría iban en camiseta y pantalones caqui, algunos en calzoncillos y otros llevaban puesto un gorro rematado con una borla. No recuerdo a ninguno uniformado del todo, pero sí sus correajes con hebillas doradas sobre el torso bronceado y velloso, los fusiles al hombro y las pistolas asomando por las cartucheras. Los vi pasar durante mucho rato marchando de forma desordenada hasta que se perdieron en la oscuridad del tunes de la calle Calabria. Fue tanto rato y tan impactante que aquellas imágenes me quedaron prendidas en la memoria visual de por vida. ¿De dónde venían? ¿Adónde iban aquellos hombres? ¿Quiénes eran? ¿Qué estaba ocurriendo? ¿Por qué usurparon el escenario de mis fantasías fronterizas, siempre vinculadas al paso de los trenes por delante de mi casa? Mis padres salieron después. Los tres fuimos testigos perplejos y atemorizados de un hecho que iba a marcar para siempre nuestras vidas y las del todo un país, España, que el 14 de abril de 1931, había votado a la República como sistema político y tenía puestas en el gobierno de Azaña todas sus esperanzas. Fue el domingo 19 de julio de 1936 y había empezado la Guerra Civil Española. Yo tenía tres años y alguien -ajeno a mí- empezaba a escribir mi futuro y el de millones de personas. Se llamaba Francisco Franco, era gallego y militar.

-¿Quiénes son papá?

-Soldados, Juanito, soldados.

-¿Qué son soldados?

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Un comentario en «Las víctimas republicanas de la Guerra Civil Española (VII): el comienzo de la guerra»

  1. Mà de mestre. Quin colp més fort! La dolcesa de l’infant -«mi amigo el tren»- contra l’horror inimaginable de la guerra -«¿Qué son soldados?». Quedes glaçat.

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