No es ninguna novedad que el jazz sigue siendo visto como una rama musical difícil, no apta para los consumidores compulsivos del mundo pop. Quizá lo que hace falta para acabar poco a poco con este sinsentido son propuestas como las que, desde hace ya unos cuantos años, viene ofreciendo Temps Records. A su catálogo de músicas tan poco vistas, como la contemporánea, la clásica o incluso la música de cámara, no hay que olvidar que su gran pasión es el jazz. El didactismo no tiene por qué estar reñido con el disfrute puro y duro, y para muestra un botón: este Dizzy’s Business (Temps Records, 2014) para el que -¡y mucho ojo!- el gran John Faddis es, ni más ni menos, que el encargado de llevar la batuta de la Barcelona Jazz Orchestra. Como bien indica el título, estamos ante un homenaje a la música de Dizzy Gillespie, uno de los vértices que fueron puliendo el concepto de Big Band dentro del jazz. En este sentido, ésta es una grabación que recoge temas de su repertorio, como ‘Grooving High’, ‘Birks Works’ o ‘Groovin’ For Nat’, que Gillespie inmortalizó junto a su banda en su gira de 1956, quizá el punto más álgido de toda su carrera. Tampoco debemos olvidar que los arreglistas y compuesta por grandes tales que Ernie Wilkins, Quincy Jones o Benny Goolson. Mucho más que una garantía.
Para revivir lo más fielmente posible aquella época, John Faddis no sólo ha dirigido a la Barcelona Jazz Orchestra, sino que además se aliado con dos gigantes del saxofón, como Jesse Davis y Grant Stewart, para respaldar sus vertiginosos e inmaculados solos de trompeta. Y es que dejarse llevar por el contoneo de la trompeta de Faddis es uno de esos placeres que todo ser mortal debería probar alguna vez en su vida, al menos para que no le quede la duda de querer adentrarse en las oceánicas aguas del jazz o seguir resistiéndose. Pero que nadie se engañe, como en todo género musical, en el jazz también hay cosas buenas y malas. Hay ocasiones en el que el academicismo diletante se impone a la intuición. Pero desde luego, este no es el caso que nos ocupa. Si por algo transciende esta obra como algo más que una mera recreación, es por la sensación de inquietud que se respira en todo momento. Los clásicos de Gillespie no sólo vuelven a la vida, sino que lo hacen dentro de un armazón renovado, en el que el margen de improvisación fluye con autonomía, pero respeto, dando como resultado una obra que sirve como testimonio ideal de la evolución del concepto de Big Band durante más de medio siglo.
Para que la cosa ya alcance la condición de indispensable, no hay más que flipar con la edición llevada a cabo para semejante artilugio: lo que se entiende como la creme dela creme del término deluxe. Vamos a ver, tapa dura, libreto de 40 páginas, galería de fotos y hasta la versión en DVD del disco. Demasiados anzuelos para dejar pasar la oportunidad de sumergirse en esta lección de historia reciclada y engrandecida por una banda pletórica de principio a fin. Y es que ponerle sólo la medalla a John Faddis sería tan injusto como irreal. La Barcelona Jazz Orchestra está conformada por un colectivo de enfermos crónicos del jazz, de esos que aúnan amor, práctica e instinto en una única dirección: transmitir una necesidad vital. Los responsables de esta misión son un grupo humano donde la compenetración fluye de tal manera que parecen un único cuerpo, uno compuesto por los miembros Dani Alonso, Víctor de Diego, Lluc Casares, Xavier Figuerola, Pep Pascual, Joan Chamorro, Mattew Simon, Ivó Oller, Alberto Pérez, Jaume Peña, Jordi Giménez, Josep Tutusaus, Sergi Vergés, Ignasi Terraza, Nono Fernández, Dimitri Skidanov y Esteve Pi.
Para los que queden atrapados por esta clase magistral no tienen más que seguir el rastro que les llevará hacia otras ediciones no menos cuidadas que ésta: Our Man Benny (Phil Woods) (Temps Records, 2012) y Once Upon A Time (Nicholas Payton) (Temps Records, 2014). Os aseguro que merecerá la pena darles la oportunidad.