Carta de una desconocida – Ophüls en Estados Unidos

PortadaPara su segunda película en los Estados Unidos, Max Ophüls eligió adaptar la novela de su compatriota Stefan Zweig Carta de Una Desconocida (Brief einer Unbekannten, 1922). Un relato de corte romántico que Ophüls adaptó de forma muy fidedigna. De los pocos cambios respecto a la novela podríamos relatar el nombre de la protagonista, Lisa Brendle, que en la novela no lo tenía, y también el del protagonista masculino, Stefan Brand o R en la novela, que además pasaba de escritor a reputado pianista. Curiosamente, Ophüls solía darle a sus protagonistas femeninas nombres comenzados por L.

Voluntariamente exiliado debido a su predicción del movimiento nazi, no olvidemos que era judío y su verdadero nombre era Max Oppenheimer, y previo paso por Francia, donde se nacionalizó francés, Ophüls llegó a Estados Unidos en 1941, en donde pasó desapercibido durante años e incluso sobrevivió gracias a la ayuda económica que recibían los judíos exiliados. Su enorme talento fue rescatado gracias a la intervención de Douglas Fairbanks Jr., quien anhelaba ser dirigido por Ophüls, y Preston Sturges, ferviente admirador de su trabajo. La Conquista del Reino (The Exile, 1947), precisamente con Fairbanks Jr como protagonista, fue su primer paso en Hollywood y el preludio a esta Carta de una Desconocida (Letter from a Unknown Woman, 1948).

Ambientada en los albores del siglo XX, en lo que hoy sería Austria, la historia de Lisa Brendle comienza en su adolescencia, cuando tiene su primer encuentro con el pianista Stefan Brand. Él prácticamente no repara en la joven, pero ella cae enamorada casi al instante, dando así una historia que durará toda su vida. Carta de una Desconocida es, por lo tanto, un canto al amor imposible que el destino se obceca por evitar. La madre de Lisa, viuda, se casa con un hombre adinerado para poder garantizar su sustento y el de su hija, lo que además implicará desplazarse a Linz. Allí parece comenzar una nueva vida para Lisa, a la que además su madre y su padrastro le presentan a un joven y apuesto soldado, con la esperanza de que la relación termine en matrimonio. Sin embargo, de nuevo la figura de su amado Stefan salta a la palestra, frustrando cualquier posibilidad para el joven soldado.

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Lisa, ingenua, decide perseguir su sueño y regresar en busca de Stefan Brand. Consigue encontrarle y tener una fugaz relación con él, cortada por un repentino viaje a Milan del pianista. La vida te suele dar oportunidades que hay que coger al vuelo o, tal y como lo representa Ophüls en la película, un tren que hay que saber coger en marcha. La despedida de Stefan, citándose para dentro de dos semanas, es la representación de la esperanza, y Lisa es la candidez, que pese a los desencuentros y las trabas, continúa sin poder olvidar a Stefan. Toda la historia se va hilvanando alrededor de la carta que Lisa, años más tarde, escribe a Stefan contándole su historia y relatándole su amor secreto, con la esperanza de que al fin llegue a comprenderle. En contrapartida, el mujeriego Stefan no parece sentir preocupación alguna por Lisa, y casi parece considerarla una conquista más debido a su carácter liviano y su escaso apego al compromiso, confrontando así dos formas de ver las relaciones humanas.

Joan Fontaine interpreta de forma magistral a Lisa, transmitiendo perfectamente su candidez y pureza. Tanto la ambientación como la música ayudan a trasladarnos a los primeros años del siglo XX, a una Austria que vive por y para la música.  Todo en Carta de una Desconocida rezuma romanticismo, pero suave y no empalagoso. Una delicia para los sentidos.