New Order: «Thieves Like Us»

new order foto 1Hay canciones que su simple recuerdo desde el walkman imaginario de los recuerdos activan una sensación de evocación sobrecogedora, algo siempre asociado a un instante especial, vital, en el que no hay mácula de toxicidad realista. En mi caso particular, el jukebox instalado en la quijotera  tiene como temas estrella a ‘There Is A Light That Never Goes Out’, ‘El tigre del Guadarrama’, ‘What You Want’ y ‘Thieves Like Us’. Precisamente, de esta última voy a hablar hoy, una canción que, más allá de mi preferencia personal, considero como uno de los momentos más fascinantes de la historia del pop. Pero antes de entrar en barrena, viajemos en el tiempo para ponernos en situación.

Nos encontramos en pleno año orwelliano de 1984, es una época difícil para Factory, la discográfica madre de Manchester. A su pérdida de dinero por la cafrada de diseñar una cubierta tan costosa para ‘Blue Monday’ hay que añadir su falta de pericia al haber rechazado a los Smiths, el grupo estrella de aquel año y el único que le podía hacer sombra a New Order. De todas a todas, Factory, necesitaban un nuevo disco de New Order, su gran gallina de los huevos de oro. Como un efecto reflejo, los Sumner y compañía publicaron en abril de 1984 ‘Thieves Like Us’, un punto culminante. Cada nuevo single de New Order estaba siendo un eslabón más en su cadena evolutiva, una nueva piedra de toque. Más que eso, ‘Thieves Like Us’ es el gran meridiano de toda la producción musical del grupo. Con este tema ya no cabía hablar de más referencias no conexiones. New Order estaban diseñando tecno-pop para bailar dentro de una burbuja. La propensión ríttmica de sus contantes estaban fagocitadas por fibras de nostalgia abisal. ‘Thieves Like Us’ no sólo es el pico de esta realidad, sino también del momento más subyugante de toda la carrera del grupo.

La canción arranca con una caja de ritmos muy hip-hop claramente deudora del origen de esta canción: las sesiones que tuvieron con Arthur Baker el año anterior y que habían dado con el resultado de ‘Confusion’. De hecho, durante los dos días que duraron las sesiones, la banda comenzó a edificar ‘Thieves Like Us’.

Si ‘Confusion’ es el subidón provocado por ingentes chorros de electro medular, ‘Thieves Like Us’ suena como el desplome emocional provocado por la introspección posterior del domingo por la mañana. Dos sensaciones que delimitan toda la producción musical de New Order, este par de temas aúnan el patrón instintivo tras el que se acabaron obrando trabajos cada vez más alejados de la semilla original plantada con Joy Division. Sinceramente, ¿alguien se imagina a Ian Curtis cantando bocanadas de pop tan exultantemente fibroso como ‘Run’, ‘Weirdo’, ‘Love Vigilantes’ o ‘Love Bizarre Triangle’? Imposible.

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Vuelta a ‘Thieves Like Us’, las cuatro cuerdas de Peter Hook entran al 1’ y 50”. Su cadencia es tan evocadora que dan ganas de perderse entre sus acordes por siempre. Su impacto emocional es incluso más poderoso que el de ‘Age Of Consent’. Medio minuto después vibra la voz de Bernard Sumner. Lo primero que canta es “I watched your face for a long time” [He estado contemplando tu rostro durante un largo tiempo]. Es como si la larga intro de la canción describiera ese momento de excitación en la sombra. En ‘Thieves Like Us’ cada palabra e intención está plenamente justificada, ésa es la razón por la que su impacto nunca podrá perder un ápice de sentimiento.

En los siguientes versos queda justificada la condición de canción definitiva de amor mancuniana de ‘Thieves Like Us’. No podría ser de otra manera antes versos como Well, now you live your life like a shadow In the pouring rain” [Bien, ahora vives tu vida como una sombra bajo la tormenta] Sombras bajo la tormenta, esta imagen condensa todo el imaginario de tener un sentimiento de vida encerrado entre la mugre industrial de Manchester, de una ciudad habitada por personas que nunca dejan que sus sentimientos sobresalgan de su coraza. Tan representativo como desgarrador.

A continuación, el estribillo crepita como un trueno, Sumner nunca había cantado con tanto dolor y, al mismo tiempo, con tanta esperanza en sus palabras.

Oh, it’s called love
And it belongs to us

Oh, it dies so quickly, it grows so slowly
But when it dies, it dies for good
It’s called love
And it belongs to everyone but us[1]

En este momento, la música se ha congelado, la cadencia rítmica se ha evaporado, las palabras de Sumner fluyen en primerísimo primer plano, pero en la segunda parte del estribillo, su voz se quiebra con rabia. Su lucha interior tiene que ver más con necesitar creer en lo que está expresando más que en lo que quiere dar a entender al resto. Y precisamente ahí reside la grandeza de ‘Thieves Like Us’: se trata de una canción que Sumner está dirigiéndose a sí mismo, una manera de soportar el peso del dolor que le aflige. La sensación de empatía resulta mucho mayor en ese sentido: resulta más fácil reconocerse viéndolo desde la distancia que esperando ser descritos en alguna de sus palabras. Sin duda, algo que debió aprender de Ian Curtis en los tiempos de Joy Division, cuyas canciones eran más como una gran terapia personal que algo enfocado para hilvanar vivencias unipersonales en las que puedan reconocerse las masas y no cada individuo por separado, esta última siempre la opción más valiosa: la que cada uno por separado puedo hacer confluir con sus propias experiencias.

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A lo largo de todo el recorrido, ‘Thieves Like Us’ no sólo mantiene la magia, sino que sobredimensiona su grandeza en la recta final, en la que Sumner canta de la forma más sentida de toda su carrera, un momento que equivale a otros pináculos como el cierre dramático de ‘I Know It’s Over’ de los Smiths o el mismo estribillo de ‘Ceremony’.

Oh, love is found in the east and west
When love is at home, it’s the best
Love is the cure for every evil
Love is the air that supports the eagle

It’s called love
And it’s so un-cool
It’s called love
And somehow it’s become unmentionable

It’s called love
And it belongs to every one of us
It’s called love
And it cuts your life like a broken knife[2]

Casi siete minutos de tecno-pop idílico, por desgracia, su versión para el 7’ pulgadas quedó reducida a menos de cuatro minutos, hecho que desvirtúa el impacto real de esta pieza maestra, y que conlleva a la necesidad de escuchar mejor siempre la versión diseñada en su totalidad. La opción contrario es casi un sacrilegio. Se imaginan “El Extranjero” (The Stranger, 1946) de Orson Welles sin su sublime media hora inicial, pues lo mismo.

 Nº 1 en las listas independientes británicas y 18 en las generales, ‘Thieves Like Us’ asentó a New Order dentro de la primera división de reconocimiento. Pero lo más importante: indicó la dirección de lo que iba a ser Low-Life (Factory, 1985), su siguiente larga duración. Como curiosidad, llegó a salir una versión instrumental de este corte para la banda sonora de “La chica de rosa” (Pretty In Pink, 1986) , uno de los clásicos ochenteros de John Hugues, y en la que también participaron O.M.D., Echo & The Bunnymen o Depeche Mode.

new order foto 6Una de las huellas más presentes de ‘Thieves Like Us’ puede verse reflejada en The Wake. Producto típico de la casa Factory, esta banda de Glasgow no hizo nada nuevo que no hubiera hecho antes New Order. Temas como ‘Thieves Like Us’ y ‘Procession’ son el mejor ejemplo posible para definir las coordenadas entre las que se movía el sonido de los escoceses de Here Comes Everybody (Factory, 1985), su pináculo discográfico. No obstante, fueron capaces de dotarle una personalidad propia al marcar el estilo a seguir de twee-pop inocente, que luego llevaron a lo más alto The Field Mice -banda que le debe muchísimo a The Wake-, y del que este disco es uno de sus puntos de partida más significativos de la posterior deriva twee-pop.

Volviendo a la cuestión de sus más que parecidos razonables con New Order, lo mejor que nos puede pasar con unas influencias tan reconocibles, es no confundirlas por plagio -y menos con los chispazos de genio talento que expulsaba esta formación-, y dejarnos llevar por la magia de este monumento de pop majestuoso, que lleva en su genoma el secreto de las melodías que se queman a fuego vivo en la memoria.

En cuanto a lo que ahora nos atañe, más allá de la espectacularidad del mito cimentado tras la muerte de Curtis, con la publicación como single de ‘Thieves Like Us’, New Order certificaron la autonomía alcanzada, una tan embargadora como el espasmo arrebatado de belleza sintetizada que revienta en el corazón de ‘Lonesome Tonight’, la cara B del single. Literalmente, “como caminar sobre el cielo”, las incólumes nubes de electrónica expansiva que cubren de esta rareza funcionan como el perfecto eslabón perdido entre ‘Atmosphere’ y ‘Your Silent Face’ y preconizan el crescendo ingrávido que emerge en ‘Run 2’, el corazón de Technique (Factory, 1989).

Una de las afrentas más fascinantes por reemplazar una identidad pasada, definitivamente, tras más tres años de parto doloroso, la criatura emergente desde la oscuridad había encontrado la ansiada luz. New Order ya será New Order; no sólo la banda que nació tras la muerte de Joy Division. No obstante, el genoma “Joy Division”, siempre seguió grabado en el ADN de New Order -temas como ‘Elegia’, ‘Angel Dust’ y ‘Vanishing Point’ no pueden esconder sus raíces-, pero dentro de una caligrafía exultante por hacer sangrar lágrimas de melancolía anfetamínica. De hecho, nunca se debe mirar a Joy Division y New Order como dos grupos diferentes. Jamás. Pese a la perdida insustituible de Curtis, a través del trayecto recorrido desde ‘Ceremony’ hasta ‘Thieves Like Us’, el blanco y negro de Unknown Pleasures y Closer nunca fue suplantado, sino reconducido hacia una providencial erupción de pop calibrado entre crujientes sombras de colores. Indisoluble transformación al ritmo de la ciudad, si la lóbrega Manchester industrial fue la de Joy Division, Madchester[3] siempre será la urbe estroboscópica de New Order. Principio y fin de una misma historia. El espíritu ardiendo en diferentes tonos. Finalmente, el proceso de mutación ha cobrado pleno sentido.



[1] Se llama amor
y nos pertenece a los dos

Crece muy despacio y muere muy rápidamente
pero cuando muere,  muere para bien…
se llama amor

y le pertenece a todos
excepto a nosotros

 

[2] El amor está presente  en el Este y el Oeste
pero cuando está aquí sabe mucho mejor

El amor es la cura para el dolor
el amor es como el viento
que mantiene al águila en movimiento

Se llama amor
y es tan anticuado
Se llama amor
y, de algún modo, no puede ser expresado

Se llama amor
y le pertenece a todos
se llama amor;
y cortará tu vida como un cuchillo destrozado

[3] La evolución de Joy Division a New Order es la brújula que marcó las constantes del paso de la ciudad “industrial” a Madchester: la capital del pop, y la cultura de clubs, que arrasó entre finales de los ’80 y comienzos de los ’90 en Manchester y, por ende, en toda Gran Bretaña.