Si es cierto que los estudios Pixar han labrado su fama a base de ofrecernos auténticas joyas del cine, en términos generales sin circunscribirnos exclusivamente a la animación, no menos cierto es que sus últimas producciones, Cars 2 (Cars 2, 2011), Brave (Brave, 2012) y Monstruos University (Monsters University, 2013), habían supuesto una bajada de calidad respecto a obras precedentes. Es cierto que mantener el nivel de Wall-E (Wall-E, 2008), por poner un ejemplo de muchos posibles, resulta una tarea extremadamente difícil. Pero también es cierto que el poso de regusto continuista de Cars 2 o Monstruos University, no lo habíamos catado en ninguna de las maravillosas continuaciones de Toy Story (Toy Story, 1995), y teníamos que rebuscar mucho para encontrar alguna película del nivel de Brave. No porque fuese una película mediocre, ni mucho menos, sino porque Pixar nos tenía acostumbrados a producciones que no bajaban del notable.
Así que llevábamos cuatro largos años esperando el regreso de la gran Pixar, con el miedo latente de que su regreso a Disney la amodorrase, mientras que la propia Disney, todo sea dicho, sorprendía con algunos de sus últimos trabajos. Pero llegamos al 2015 y Pixar lanza Del Revés (Inside Out, 2015), dirigida por Pete Docter y Ronaldo del Carmen, y si en Up (Up, 2009), del propio Pete Docter en colaboración con Bob Peterson, una maravillosa escena inicial nos narraba, con sorprendente ternura y sencillez, la vida en común de una pareja, en Del Revés vuelven a conseguir el mismo resultado con el paso de la niñez a la pubertad, con la misma sensación de ternura que recorre nuestro cuerpo.
¿Cuántas películas han tratado de explicar el funcionamiento de nuestra mente? Miles de ellas ¿Cuántas han logrado explicarlo de forma eficiente? Resulta difícil, al menos a bote pronto, recordar alguna. Sobre todo alguna que lo haya logrado con la pasmosa sencillez de Del Revés. Porque el mayor logro es que nos narra hechos enormemente complejos, como el ya nombrado paso a la pubertad, la permanencia de los recuerdos esenciales que marcan la personalidad o la pérdida de la capacidad de sentir emoción alguna, pero lo hace con tal naturalidad que el espectador asimila los conceptos casi sin querer.
La mente humana y las emociones, representadas en cinco personajes de nombre Alegría, Tristeza, Ira, Miedo y Asco – basada en el brócoli de forma muy acertada, apreciación y gusto personal – Que se intercambian en el papel de controlar la mente de la pequeña Riley mientras crece y experimenta con el mundo que le rodea. Sus vivencias, representadas en esferas de distintos colores, según la emoción predominante, se irán guardando en los recovecos de su mente. El exceso de proteccionismo, representado en la obsesión por reprimir y eliminar a la tristeza de su mente, también tiene su cabida en esta lección vital al estilo pixar. Un complejo engranaje emocional encajado con maestría.
También tiene su parte más convencional con la aventura de Alegría y Tristeza por regresar al centro de mando tras salir accidentalmente del mismo. Pero es el envoltorio necesario para que Del Revés guste a los más pequeños, y también para que los mayores disfruten de la película sin que les entre complejo de gafapasta.
Estamos de enhorabuena, la gran Píxar ha vuelto y a lo grande. Del Revés se coloca entre sus mejores producciones, una cinta que desprende una gran inteligencia y emoción y que nos hace desearle, todavía más, una larga vida a este estudio pionero.