La dinastía Dibaba (II): «Tirunesh»

Hace unos días que terminó el Mundial de atletismo. Por cierto, eso es espectáculo y los demás pamplinas. Fueron nueve días intensos, con la correa de la emoción hecha trizas. Una fila india memorable de recuerdos imborrables, aunque también sea por delirantes. De la mujer biónica holandesa, Dafne Shippers al lanzador de martillo Pawel Fajdek, que utilizó su medalla de oro como moneda de cambio con un taxista, las imágenes empiezan a cicatrizar en mi memoria. Tanto como el duelo Gatlin-Bolt. Por cierto, ¿quién daba por favorito a Gatlin? Me parto y me troncho. En honor a la distorsión dub, Jamaica volvió a dominar en las distancias cortas, mientras que Kenya y Etiopia han postergado su dominio insultante dentro del medio y largo fondo. Bueno, estos últimos con el permiso de Mo Farah, muy british el hombre… ¿Alguien se lo puede imaginar con monóculo y reloj de  bolsillo? Por cierto, que a éste ya se le puede ir considerando como el Bahamontes del atletismo. ¡Hasta se para en la final para echar un grolo! ¿La próxima qué será, una meadilla?

Olympics Day 7 - Athletics
Vértigo.

Pero volviendo a Etiopia, uno de los grandes reclamos para haber fijado la vista en Pekín era la proeza que iba a intentar conseguir Genzebe, la menor de las Dibaba: ganar el oro en 1.500 y 5.000. Lo nunca visto. Finalmente, se quedó a medias. Aunque a ver quién es el guapo que le puede restar mérito a lograr oro en 1.500 y el bronce en 5.000 en unos mundiales. De hecho, en 5.000 tuvieron que ser Almaz Ayana y Sembere Teferi, otras dos etíopes, las que le relegaron al tercer puesto. Fue en esta misma prueba donde se echó en falta a una atleta muy especial: Tirunesh Dibaba: la gran dominadora de la dinastía Dibaba. Bueno, y también en 10.000. No olvidemos que fue en los Juegos Olímpicos de 2008 donde alcanzó un doblete histórico: 5.000 y 10.000. Sí, Bolt fue el gran protagonista de aquellos Juegos, pero la proeza de Tirunesh debería copar a la misma altura que la del tifón jamaicano.

Cuatro años antes, Tirunesh sólo contaba con 19 años. Pues bien, con tan tierna edad la etíope ya lograba una medalla de bronce en el 5.000 de Atenas 2004. Recordemos que no es hasta los los 25 años en adelante que en las largas distancias el cuerpo humano comienza a desarrollar la necesaria capacidad de resistencia. Pero éstas Dibaba están hechas de otra pasta. A pesar de ser un bronce, su gesta no tiene parangón. Ni siquiera su hermana Genzebe ha explotado definitivamente hasta unos cuantos años después.

Tirunesh

Fue en Londres 2012 donde Tirunesh postergó su dominio en las largas distancias. En aquellos Juegos la gacela etíope quería repetir la hazaña de Pekín, y casi lo consigue. El 10.000 fue suyo, pero en 5.000 se tuvo que conformar con la de bronce. A pesar de haber fallado, hay niveles y niveles dentro de la franja de “objetivos incumplidos”, y calificar la actuación de Tirunesh en Londres como fracaso se antoja como un insulto a la inteligencia humana. De hecho, repitió oro en 10.000. Quién sabe, quizá en Río 2016 pueda volver a hacer su doblete mágico. Lograr algo así la colocaría por encima de glorias del atletismo como Hicham El Guerrouj o Emil Zatopek. Pero si no fuera así, su nombre seguirá latiendo siempre entre letras de oro. No en vano, su historial en los mundiales no desentona lo más mínimo con sus participaciones en los Juegos. Desde los mundiales de Paris 2003 hasta los de Moscú 2013, su dominio ha sido demoledor, insultante. Precisamente, Pekín 2015 tuvo en Tirunesh a su ausencia más relevante. Quién no hubiera soñado con un 5.000 a muerte entre Genzebe y Tirunesh. Hubiera sido el duelo fratricida más espectacular en la historia del deporte. Ni lo duden por un instante. Aunque este sueño quizá no sea tan ilusorio. Todo depende del estado de forma de Tirunesh tras su baja por maternidad -por cierto, la estirpe se prolonga… los genes no engañan-. Muchos piensan que su participación se limitará al 10.000, aunque no hay que perder la esperanza de verla correr codo con codo con su hermana. Y más teniendo en cuenta la nueva amenaza, Almaz Ayana. La atleta predestinada a escribir algunos de los duelos más apasionantes del 5.000 contra las Dibaba. En Pekín 2015 ya escribió una página para el recuerdo: destrozar a Genzebe, dejarla seca a falta de 1.000 metros. Sencillamente asombroso. Un hecho que ni los videntes de la escuela Nostradamus hubieran podido predecir. Pero eso ya es una historia con la que le toca lidiar a Genzebe. El currículum de Tirunesh abruma. Es una carga muy pesada de llevar. Muchos pensamos que Genzebe podrá superar el palmarés de su hermano, pero será una tarea muy muy complicada, de tintes épicos. El tiempo juega en su contra. Con 23 años, Tirunesh ya contaba con 3 medallas olímpicas, dos de oro; y cuatro en los mundiales, y todas del metal más preciado. Esto no hace más que ratificar una evidencia muy clara: a pesar de que el atletismo femenino siempre tendrá menos repercusión que un Sporting-Villarreal o un Norwich-Middlesbrough, el espíritu olímpico siempre quedará reservado a Diosas/es del deporte como Tirunesh: la más grande del siglo XXI, por ahora.