La Zaranda aterriza en Barcelona, ¡aleluya!

En este país los espectadores de teatro caminan a tientas, pues a su alrededor no hay más que niebla. De vez en cuando aparecen, reaparecen las luciérnagas. Proyectan un foco enorme. Sin embargo, éste no ciega, sino que paraliza a los espectadores.

El 28 de febrero de 2015, tras la función en el Teatre Joventut (Hospitalet de Llobregat), Esmeralda me dijo: «Creo que es la primera vez en mi vida que veo teatro».

El primer cuadro de El grito en el cielo es tan demoledor, tan verdadero que la obra podría haber concluido ahí mismo, revelándose como una pieza de arte. ««¿Qué es la vida?». Esta pregunta responde cabalmente, a su modo, cada obra de arte genuina»[1]. Un fondo negro azulado. Cuatro ancianos sobre el escenario; los torsos desnudos; pañales en lugar de ropa interior. Levantan sus brazos, intentando protegerse de un cielo que se les viene encima, más temprano que tarde. La tragedia de todo ser vivo, de todo ser humano. Los primeros ignoran que han de morir; los segundos se empeñan en quitar semejante pensamiento de su mente, en dejarlo siempre para otro día.

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«Está negro. No hay nada. ¡No hay nada!», exclama la anciana que encabeza la expedición de los viejos; tratan de escapar del asilo, de la muerte. El grito en el cielo discurre, como la peregrinación de los protagonistas, a través de distintos senderos: la crítica de las residencias para mayores; el metateatro como espejo de la condición humana; la indefectibilidad de la muerte. Todos ellos confluyen en el mismo océano: un acicate que comunica una verdad universal, escalofriante, a saber, el corredor de la muerte por el que todos y cada uno transitamos. No obstante, lejos de entristecernos, la palabra, la interpretación, la acción, la música –Tannhäuser de Richard Wagner- nos ancla a las butacas. Y, cuando la melodía se agota, somos libres.

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La Zaranda estará en el Teatre Romea (Barcelona) hasta el 20 de septiembre.

«Con esta obra, Juan, aventamos tus cenizas, con la esperanza
 de que germinen en el corazón de quien contemple».

El grito en el cielo.

In Memoriam Juan de La Zaranda, 1954-2013

De Eusebio Calonge

Con Celia Bermejo, Iosune Onraita, Gaspar Campuzano, Enrique Bustos, Francisco Sánchez

Dirección Paco de la Zaranda

Música: Overtura de Tannhäuser. Richard Wagner

Transcripción del mismo tema para piano y órgano de Franz Liszt

Adore te devote. Santo Tomás de Aquino

Mambos. Pérez Prado

Iluminación: Eusebio Calonge

Espacio escénico: Paco de la Zaranda

Cartel: Victor Iglesias

Fotografía: Juan Carlos García y Victor Iglesias

Coordinador de transportes: Eduardo Martínez


[1] Schopenhauer, Arthur: El mundo como voluntad y representación. Vol. II, que contiene los Complementos a los cuatro libros del primer volumen, Fondo de Cultura Económica, México D. F., 2008. Capítulo 34. página 392.