Franco Battiato: «Patriots»

Tras la L’era del cinghiale bianco (EMI, 1979), la asociación Battiato-Pio estaba cada vez más mimetizada. Los intereses de Franco Battiato se estaban alejando progresivamente de su faceta más experimental, al menos dentro de los terrenos art-pop. 1980 iba a ser un año decisivo en consolidar sus crecientes filias. La vuelta a la canción melódica parecía un renovado objetivo, aunque las motivaciones del derviche enfocaban hacia una severa descontextualización new pop de sus inicios. En esta redireccionamiento, tuvo mucho que ver su encuentro con Alice. Al igual que Battiato, la hasta aquel entonces conocida por “Alice Visconti” también se encontraba en una fase de cambio. Una que se materializó simbólicamente desprendiéndose del “Visconti” que se comía su propio nombre. Para su nuevo álbum, sería “Alice”, simplemente. El lifting pop en vez de la arruga cantautoril. Pero el proceso necesitaba de una operación a nivel interno. Battiato se iba a convertir en fiel reflejo de sus nuevas canciones para Capo Nord (1980), el que iba a ser el radiante tercer LP de la solista.

 El resultado final de las sesiones para Capo Nord se circunscribe a la presencia del siciliano a todos los niveles. Incluso espiritual. Para éste su participación no consistía en una simple ayuda en los arreglos. El toque synth panorámico. Los puentes impredecibles. Battiato estaba actuando como una transmutación del gran vampiro del pop, David Bowie. Su coalición con Alice le estaba sirviendo como ruta-guía al propio Battiato de por dónde iban a ir sus próximos pasos; y más en concreto, La Voce del Padrone (EMI, 1981). En una concatenación más próxima, una canción como ‘Lenzuoli Bianchi’ anticipa la gestación de la new wave veneciano-oriental que identifica a Patriots (EMI, 1980). Mientras que ‘Una sera de noviembre’ reproduce la integración clásico-contemporánea que llevaba manejando el derviche desde su claudicación a las formas avant-garde. Aunque el verdadero germen del sonido que estaba en ciernes en la cabeza de Battiato viene a cuento de ‘Il vento caldo dell’estate’, donde  la simbiosis entre el frío pulso teutónico de Kraftwerk y el candor impetuoso de la canción melódica italiana alcanza un punto de ebullición exacto. Y aquí fue donde Battiato pinchó el compás que derivó en Patriots, la consolidación final de su metabolización en rara avis de la escena pop.

battiato 2

De nuevo en el estudio Radius de Milán, y a la orden de Angelo Carrara, a lo largo de julio de 1980, Battiato y su troupe se enfrascaron en unas sesiones marcadas por el reciente vislumbramiento de Battiato en su trabajo para el disco de Alice. La sintetización electro-acústica era un hecho consumado. Pero ésta no iba a ser sino una excusa para teletransportarse hacia épocas y géneros olvidados con la mirada de un astronauta perdido, no muy diferente de la visión de su admirado Alejandro Jodorowski en sus películas, como “La montaña sagrada”. Y, en esta necesidad de subversión, ‘Venezi-Istanbul’ resplandece radiante. No en vano, estamos ante una versión sacra de la new wave, rubricada desde proyecciones que puntualizan el recuerdo de la infancia entre actos que describen las maneras de una sociedad anclada en una tradición en replay.

Y los años de la adolescencia llenos de bautizos y comuniones,
en la sacristía: Ave María.

 El pronunciado choque espacio-temporal de estilos en este corte roza tangencialmente con lo que Vainica Doble hacían fundiendo estilos anacrónicos, como los villancicos y las saetas, con el pulso del contexto del momento. Esta conexión indirecta tiene reflejo directo en canciones futuras de las Vainica como ‘Darío el gigante’ o ‘No lo pienses más’, donde se palpa una variación del pop mozárabe estilado en Patriots.

 Pero las intenciones de Battiato iban más allá de un mero experimento entre polos antagónicos. En su caso, la panorámica era más vasta, intentando encontrar el contacto entre culturas y tiempos, que Battiato no concibe en forma progresiva, hacia adelante o atrás, sino de forma circular. Como puntos que siempre rotan y acaban por encontrarse. Tales intenciones se extienden al sustrato lírico de la canción, en la que las imágenes parecen reproducir la mirada nostálgica del Fellini de “Roma” y “Amarcord”.

 Venecia me recuerda instintivamente a Estambul,
los mismos palacios junto al mar,
atardeceres rojos que se pierden en la nada.

 battiato 3Aunque la habilidad de Battiato para mezclar diferentes tonos en un mismo crisol llega al punto de no necesitar más de una frase, como en el caso de “Deme un paquete de Camel sin filtro y una minerva”. La yuxtaposición de estas dos imágenes tan representativas de dos mundos tan diferentes como cercanos adquiere un plano mayor de significación a través del costumbrismo final de esta escena perfectamente cotidiana. Por su parte, ‘Le Aquile’ continua la propensión de ‘Venezi-Istambul’. Occidente y Oriente siguen caminando en un mismo plano. Sobre todo, en el tramo final, con los cantos doblados de  Battiato, invocando una especie de oración etérea.

 En ‘Arabian Song’, Battiato radicaliza su doble mirada, cantando el estribillo en árabe. Es tal su magnetismo que la única forma de concebirlo es por la mágica integración que Battiato ha hecho entre las dos culturas que sostienen la semántica bipolar de todo el trayecto. Oración y pop, pero siempre desde una perspectiva totalmente cuestionadora: “el hombre es el animal más domestico y más estúpido que hay”.

Mientras tanto, en ‘Frammenti’, el italiano traza una descripción costumbrista-surrealista para la que no hace falta ni estribillo. Mientras, al final amalgama espiritualidad y consciencia ambient en un fragmento devastador en su sencillez y poderes epidérmicos. En cuanto a ‘Viaggio a Liveli’, en su primer trozo, describe un viaje repleto de escenas  de humor incontrolable, dignas del absurdo mágico del “Milagro en Milán” (1951) de Vittorio De Sica.

En el coche-cama, novios en su luna de miel,
hicieron el amor con el auxilio del motor.

Entre los siete cortes escogidos para Patriots, se encuentran dos puntos cardinales en la trayectoria de Battiato: ‘Up Patriots To Arms’ y ‘Prospettiva Nevski’. Ésta última es una de las piezas más estremecedoras del pop italiano de los 80. La dulzura con la que Battiato cincela su canto. Y esa música, que suena como emergiendo desde una caja de música, dentro de la que gira la figura de Nijinski. Al menos, en el primer tramo de la canción.

 La selección de nombres escogidos por Battiato -Stravinski, Eisenstein- no es casual. Puede que no coincidan con el hecho enfocado -la revolución rusa de 1917-, pero ésta es la misma razón de insertar a estas personalidades de la cultura soviética de comienzo de siglo XX: ampliar el significado de aquella revolución a un estado mental de creación y compromiso marxista, que le llevará a futuros posicionamientos incluso más escorados hacia las facciones rojas, como en ‘Radio Varsovia’.

 Si ‘Prospettiva Nevski’ es el corazón aislado del disco, entonces ‘Up Patriots To Arms’ representa el cuerpo y la cabeza de esta obra. Una desde la queda verificado la lucha que Battiato estaba planteando a la música moderna, nacida tras el punk, y que el derviche expolia desde su misma referencia a la obertura del ‘Tannhäuser’, a los 5 segundos y a los dos minutos y 53 segundos, como en su demoledor estribillo: “La música moderna me fulmina”.

Tras el primer recuerdo a ‘Tannhäuser’, la canción se disuelve en una plantilla totalmente new-pop. La exquisitez de los teclados, el bajo liviano de Gigi Capellotto. La voz de Battiato se mueve sobre un medio-falsetto desde el que parece jugar con el mismo significado de sus  palabras. El derviche odia las verdades absolutas. Siempre que vislumbra alguna, se tuerce hacia otra liturgia. Y ‘Up Patriots To Arms’ parece recoger toda esta metodología en una de sus letras más ambiguas.

La fantasía de los pueblos que nos ha llegado no viene de las estrellas…

A la revuelta estúpidos que los ríos van caudalosos.

Podéis permanecer a flote.

Y no es culpa mía si existen verdugos,

si existe la imbecilidad, si los bancos están llenos de gente que está mal.

Detrás de la ambigüedad y fragmentación que dirimen las constantes de “Up patriots to arms”, emerge el mensaje cifrado que se hace extensible a todo el álbum, que el mismo Battiato entiende cómo: “No es mi culpa si nadie tiene el coraje de asumir su responsabilidad de sí mismo. No todo es debido a la mala suerte o a la sociedad. A menudo, la repetida imbecilidad de individuo es la única causa de algunos males personales”[1].

 


[1] Nigro, Michele: “Up Patriots To Arms”, Nigricante, 23/10/2010. Traducción del autor.

Fuente: https://michelenigro.wordpress.com/2010/10/23/up-patriots-to-arms/