Hazlo por Schopenhauer: quién decide

«No puedo ir de gira porque a nadie le gusta la música que hago».

Ian Crause de Disco Inferno.

 

En Italia, durante un festival de música, uno de sus promotores, de cuyo nombre no quiero acordarme, oyó tocar a A.R. Kane mientras ensayaban. Lo que estaban tocando le pareció tan horroroso que les dijo que se fueran a su casa. No les permitió dar el concierto que tenían contratado.

Que algunas personas se perdieran esa experiencia, un momento quizá maravilloso, porque UNA sola dijo «no», ¿acaso es justo? ¿Quién era ese tarugo, pregunto, quién demonios se cree que es para negar a otros un éxtasis estético?

Aquí, en España, o en Cataúña -que tanto monta, monta tanto-, más de lo mismo. Las decisiones de las que depende que un proyecto salga o no adelante están en manos de cabestros, gentes sin sensibilidad y con dudosas prioridades, siempre anteponiendo las pretensiones pecuniarias y la complacencia de sus semejantes, es decir, del público idiota, al arte.

No es necesario arrojar la mirada hacia las alta esferas de la cultura, a los ministerios o a los teatros nacionales; la toma de decisiones viene en su mayoría de muy abajo. En teatro, por ejemplo, la dramaturga propone y la actriz dispone.

Ahora bien, que nadie se alarme ni empiece a tirarse de los pelos que, aunque hay motivo, también hay solución. Toma el camino que han tomado otros: arrímate a buen árbol, a personas con talento y carácter afín. Que todo llegará. Porque entre cien mil zopencos que ponen trabas al arte, hay un par de lumbreras que le abren el camino.

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2 comentarios en «Hazlo por Schopenhauer: quién decide»

  1. Pocas verdades más verdaderas (y duras) que las enunciadas en este texto. De un país de jamones regalados, amiguismos crónicos e intereses pecuniarios, el peor perjudicado siempre es el verdadero talento, el que es honesto con su público y no lo trata como una masa de números sin rostro.

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