Burzum: La leyenda del Conde Grishnackh (I)

1992 fue cuando se dio la gran explosión creativa Varg Vikernes, el hombre tras Burzum. A lo largo de aquel año, el autodenominado como Conde Grishnackh dio con una fórmula mascada en años anteriores, una que le sirvió para forjar una obra tan repleta de momentos inolvidables como soterrada por la controversia de sus inflamadas declaraciones. Por una vez, quedémonos con lo primero.

EL ORIGEN DE LA OSCURIDAD

Cabellera rubia como la melaza, ojos gélidos como el hielo antártico, armadura de vikingo, Vag Vikernes siempre ha podido pasar por uno de los protagonistas de la serie ‘Vikingos’; bueno, si ésta estuviera enfocada desde un plano más oscuro. Sin embargo, a este predicador de la liturgia pagana hay que tratarlo desde diferentes planos para entender su dimensión más allá del caudal de controversias vertidas sobre su figura. Para empezar, hay que partir de Bergenand, la ciudad donde se crió. “Esta ciudad costera está rodeada por siete montañas y el mar en el lado oeste”, comenta Vikernes. “El área que rodea la ciudad es básico: montañas, montañas y más montañas. Aquí llueve casi todos los días y los vientos son fuertes. Mi ciudad natal se llama Bergenand, el nombre realmente significa ‘montaña (s)’. ¡Sólo Bergen es real! ¡Muerte a Noruega, Hordaland manda!”.

Desde un emplazamiento tan típicamente norteño, tan propio de una tierra de “El Señor de los Anillos”, en 1989 Vikernes fue encauzando sus obsesiones hacia la obra más reconocida de J.R.R. Tolkien cuando su primera banda -anteriormente denominada como Kalashnikov- se cambió el nombre por el de Uruk-Hai, una de las razas inventadas en el libro de Tolkien. Motivado por discos como ‘Morbid Tales’ de Celtic Frost, la semilla ya había sido sembrada. Vikernes no tenía más que seguir un curso que al año siguiente le llevó a tocar la guitarra en Old Funeral, germen de Inmortal. En esta banda, Vikernes entró de lleno en la ortodoxia death metal. Llegó a participar en el EP ‘Devoured Carcass’, pero sus ambiciones concebían un universo que nadie más que él podía habitar.  “Salí de Old (Fun) eral porque puedo crear música más oscura y mejor en solitario”, se explica Vikernes. “Y creo que algunas de las personas en Old (Fun) eral no son verdaderos adoradores de la ‘muerte’, y eso es lo que significa el death metal. Si no, que lo llamen metal de la vida, metal de la diversión, o quizá metal de la tendencia, no death metal. El pensamiento de la banda concebida por un demonio nació a comienzos del 91. ¡Nació del egoísmo y el odio absoluto!”.

Pero antes de atracar en el puerto principal que nos ocupa, Vikernes se alió junto a Abbath Doom Occulta, con quien formó Satanel, un proyecto en vivo que sirvió como última fase hasta su última, y verdadera, encarnación, Burzum.

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BURZUM, DO IT YOURSELF EXTREMISTA

Según el propio Vikernes: “La palabra Burzum significa oscuridad. Está traducida de un lenguaje olvidado por los hombres mortales”. “En un antiguo lenguaje olvidado se llamaba ‘Naltflas’. ‘Burz’ significa ‘oscuro’ o ‘negro’ y ‘burzum’ significa ‘oscuridad’”.

Desde aquel preciso instante, Vikernes ya se encontraba en la situación a partir de la que operar con total libertad para cultivar su radical macedonia de influencias. “Estás son esencialmente los paisajes invernales fríos y nocturnos donde vivo, y también ciertas músicas y libros, sitios de mediana edad, sitios naturales, el cielo y la luna. Mis bandas favoritas son Bathory, The True Mayhem, Von, Famlende, Forsok, When, Rotting Christ, GGHT, Monumentum, Alastis, Diamanda Galas, Thorn, Varathron, Laibach, Thule, Deathrow, Hellhammer, Celtic Frost, Immortal… Odio a Profanatica y a todas las llamadas bandas de black metal que predican la Iglesia de Satanás. El black metal es satánico. Si no es satánico, entonces no es black metal. La Iglesia de Satanás no es satánica. Mejor que se autodenominen como bandas de metal vital o de metal blanco porque eso es por lo que están luchando: por la luz, la vida y la libertad. Nada de black. ¡¡¡Iros a la mierda!!!”.

A través de declaraciones de esta clase, Vikernes se fue fraguando su fama de perspectiva bipolar: todo un outsider-pionero. Una filosofía basada en el yo contra el mundo cuyas repercusiones fueron atisbadas de inmediato por sellos como Osmose Productions. Sin embargo, los primeros pasos de Vikernes en solitario tuvieron como destino Deathlike Silence Productions, el sello discográfico de un tal Euronymous, parte integral de la historia que nos espera. Así como Vikernes comentaba en 1992: “DSP es el sello más oscuro que jamás haya habido, por lo tanto es el único sello posible para Burzum. DSP sólo ha necesitado bandas verdaderas como Merciless, Abruptum, The True Mayhem y continuará con bandas verdaderas. Es un honor estar en el mismo sello que estas bandas. Osmose no tiene bandas dignas por lo que ésta es una de las razones para no firmar por ellos. Herve es un buen chico, ¡¡¡no un demonio total, un malvado cristiano medieval satanista que adora el mal!!! Los de DSP cuentan también con su distribución. Y recibo casi tanto dinero de DSP como el que obtendría de Osmose. En DSP consigo toda la música de cualquier sello de forma gratuita, no sólo todas las publicaciones de DSP, sino todo lo que quiero tener”.

Ya desde una base de operaciones acorde a sus filias y motivaciones, Vikernes encontró en los estudios de Grieg Hall el lugar idóneo para cimentar su leyenda. “La razón por la que utilicé el estudio de sonido de Grieg Hall fue porque ya habíamos usado este estudio cuando grabamos un EP con Old Funeral, creo que en 1990. Así que ya conocía al técnico de sonido (un tipo muy positivo, experto y genial de Bergen) y estaba situado a sólo 1,5 km de mi apartamento en Bergen. Si hubiera vivido en otra ciudad, obviamente habría utilizado otro estudio de sonido”.

Para su primer álbum, Vikernes llegó a los estudios de Grieg Hall en enero de 1992. La grabación y masterización del mismo duró 19 horas. Más que grabarlo, Vikernes parecía haber invocado un sortilegio para dar forma a lo que le bullía en la sesera. Titulado como ‘Burzum’, uno de los aspectos que se hará básico en la forma de grabar de Vikernes es su enfoque radicalmente extremo de la metodología Do It Yourself: “Cuando grabé todos los álbumes de Burzum creo que usé una vieja guitarra Weston que le compré a un conocido en 1987. Me salió muy barata. El bajo que usé era el más barato que tenían en la tienda y ni siquiera recuerdo qué marca era. Nunca lo he comprobado y ni siquiera he pensado en ello. Cuando se trataba de la batería, simplemente pedí prestado un kit al batería de Old Funeral (más tarde, Immortal), o de otro músico que vivía cerca. ‘Por supuesto’, no tengo ni idea de qué marca era”.

“Cuando se trataba de amplificadores de guitarra, todos la gente del death metal me decía que la manera de obtener el sonido ‘correcto’ (moderno) era usar los amplificadores Marshall, y como no me gustaba ese sonido, compré un amplificador Pivee. Y lo utilicé en su lugar”.

“Los errores cometidos en algunas de las pistas durante la grabación podrían haberse evitado fácilmente. No habría tenido más que molestarme en volver a grabar ciertas partes, pero el punto en aquel momento era rebelarse contra el (death) metal. La misión de la rebelión musical era no hacer álbumes ‘perfectos’, no hacer música con ‘esta o aquella’ marca de instrumentos, no se trataba de ir a un estudio de sonido en particular para conseguir ‘tal o cuál sonido’. La idea era no sonar como otras bandas. Unos pocos errores hacen que la música sea más viva y personal; proporciona a la música algo de ‘alma’ y originalidad, por lo que nunca me molesté en corregir nada. La música en los álbumes de Burzum es una representación honesta, sincera, sin barnizar y clara de mí. Ciertamente, no soy alguien impecable o perfecto, así que mi música tampoco lo es”.

“Había una ideología detrás de todo esto; era un abrazo de honestidad y una apreciación de lo puro y lo natural. Me importa un comino si el sonido no es definido de forma positiva por algún músico de relleno (fracasado) que trabaje para alguna revista de música. Lo natural siempre es lo mejor, ya sea cuando hablamos de música o de algo más. La música natural es mejor, (tal como lo veo yo) la música con ‘soul’, y no la música que se ha pulido durante meses en un estudio para eliminar incluso los más pequeños errores (peculiaridades)”.

4203214‘BURZUM’, EL AULLIDO DEL ORCO

Publicado en marzo de 1992, ‘Burzum’ ratificó con creces la expectación generada por sus primeras demos. Sin embargo, aquí ya se denota un salto cualitativo desde el salvajismo endemoniado que desprende el corte inicial, ‘Feeble Screams from Forests Unknown’. De dinámica suicida, pero controlando el cambio de ritmo de manera casi imperceptible, Vikernes grita como un orco enrabietado, como en ‘The Crying Orc’.

El discurrir de ‘Feeble Screams from Forests Unknown’ alcanza el paroxismo de la intensidad, atmosférica pero de una fisicidad tremenda. Vikernes controla mejor que nadie la simbiosis entre brutalidad y expresión melódica, repetición y aura malsana. Pero en los momentos más ambientales es cuando la agresividad fluye con mayor poderío, ralentizada, lacerante. Una que sintetiza los valores de Burzum, incluso amplificados en ‘A Lost Forgotten Sad Spirit’, el corazón del álbum: una fuerza oculta en crecimiento, emergente tanto de manera lenta como atronadora. En cualquier caso, el rugido primigenio de Vikernes siempre marca su propio tempo.

El sonido general del disco es una extensión de la deficiencia habitual en las producciones de los discos de black metal. A pesar de esta característica asumida, ‘Burzum’ se tiñe de las mezclas turbias, realizadas por Euronymous, que resplandecen en una expresión abisal de “la belleza de lo oscuro”. “La producción es un poco pobre en este álbum, y la voz y el hi-hat se convierten en algo molesto al final de la experiencia sonora. En retrospectiva, hay mucho que habría hecho de manera diferente cuando grabé este LP, pero en general me gusta. Fue muy original cuando llegó, en todos los sentidos (bueno y malo)”.

En un corte como ‘My Journey To The Stars’, la propulsión melódica alcanza la hipérbole. Se trata del momento más volcánico del disco. Jamás el aullido de Vikernes había sonado tan profundo, como su poesía. Letras de canciones como ésta representan el perfil de trovador ancestral que identifica a Vikernes. No en vano, estos textos podrían haber sido escritos en una región vikinga del siglo XI. “Con Burzum trato de esconder lo más posible el paganismo para que se parezca más a una fantasía”, explica Vikernes. “La subconsciencia sirve para leer los elementos arcaicos, ya que se trata de nuestra moral arquetípica y de la ideología, nuestra naturaleza”.

Vikernes aprovechaba los conductos musicales para expresar su furia arremolinada, devoradora, a través de una mentalidad tan extrema como su música. Como sus inclinaciones literarias: “Todo el mundo debería leer ‘Los protocolos de los ancianos de Sión’, ‘Mein Kampf’ y todos los libros no escritos por judíos acerca de su propia cultura”. “Tengo en alta estima a autores como Julius Evola, F. Nietzsche, Oswald Spengler y Knut Hamsun (aunque sus libros son bastante aburridos, sus ideas son muy interesantes), pero, naturalmente, no estoy de acuerdo con todo lo que dicen”.

“Cuando se trata de figuras a las que tengo en alta estima, no sé qué decir. En general, no pienso realmente a ese nivel. Los seres humanos rara vez son muy importantes para mí, con la excepción de mis amigos y familiares más cercanos, por supuesto”.

“Las figuras a las que tengo en alta estima deben ser todas las mujeres, hombres, muchachas y muchachos que se rebelan contra el mundo moderno y que se niegan a degradarse participando en el zoológico moderno. Admiro a todas las chicas y chicos que esperan al sexo hasta que se casan y luego son fieles a sus cónyuges hasta que mueren. Admiro la fuerza en general, dondequiera que se manifieste. Admiro la honestidad, el valor, la moral, la creatividad, la inteligencia, la pureza, la sabiduría y demás”.