El Congo (VIII): El expolio de Gecamines

A pesar de que los ejércitos que combaten y aniquilan a la población congoleña y sus recursos naturales son africanos, a fecha de hoy no puede negarse la estrecha relación entre las guerras del Congo y Occidente, a nivel privado y público. Se trata de una dinámica que encuentra sus raíces en el colonialismo y que, a su vez, condiciona en gran parte la política y la economía africana.

En su artículo Los aliados de Estados Unidos y del Reino Unido expolian las riquezas del Congo mientras mueren millones de personas, Peter Erlinder expone: «Un hecho lamentable del siglo XX es que, incluso después del final del “colonialismo” formal a mediados de siglo, las elites africanas gobernantes en casi todas las naciones africanas han buscado uno o más “patrocinadores” poderosos en el mundo desarrollado para hacerse con el poder o mantenerse en él… y para apoderarse de la riqueza personal que acompaña al poder militar y político en África.

En África, el “gobierno” es una ruta aceptada para que las elites africanas formadas y educadas avancen en el aspecto económico sin necesidad de emigrar fuera de África a las naciones más desarrolladas.

Hay pocas multinacionales privadas importantes con sede en África y los monopolios gubernamentales “paraestatales” o la contratación con aprobación gubernamental con fuentes de capital privado extranjeras son las principales fuentes de desarrollo económico en gran número de países africanos. El resultado es que el poder político y militar está inevitablemente imbricado con el beneficio económico para aquellos que logran acceder al poder estatal, ya sea por las urnas o por la fuerza»[1].

No obstante, el Congo tenía Gecamines, una de las compañías mineras más grandes y rentables del mundo, que llegó a suministrar el 80% del producto nacional, siendo una pieza clave en el desarrollo del país en los tiempos de Mobutu.

Al morir asesinado Laurent-Désiré Kabila en enero de 2001, su hijo, Joseph Kabila, heredó la presidencia de la República Democrática del Congo. En lugar de potenciar e invertir en los recursos naturales de su país de modo que éstos revirtieran en la población, Joseph Kabila se dedicó a vender concesiones de Gecamines a empresas extranjeras muy por debajo de su precio de mercado, perdiendo así miles de millones de dólares en ingresos públicos[2].

Por si esto no fuera suficiente, muchas de las concesiones han sido vendidas de forma opaca a compañías con sede en paraísos fiscales, revendidas después por precios mucho más elevados. Una forma de especulación brutal, cuyo mayor artífice es el israelí Dan Gertler. Su  familia posee un imperio minero; socio, entre otras, de Glencore, la empresa minera más grande del mundo, y el mayor proveedor de zinc y cobalto del globo. A día de hoy su fortuna es de 1.22 billones de dólares[3]. Hombre de negocios, amigo del presidente Kabila y billonario a costa del pueblo congoleño. Desde que llegó al Congo en 1997 ha firmado numerosos contratos. «Todos los negocios de Gertler tienen una misma estructura: una compañía asociada con él con sede en las islas vírgenes británicas compraba una concesión minera a Gecamines por el 5% de su valor. Esa concesión se vendía después a una gran compañía minera por su valor real. El margen de beneficio alcanzó el 800%, beneficios que no eran para el estado congoleño, sino para empresas radicadas en las islas vírgenes británicas. Además, la legislación de este paraíso fiscal protege la identidad de los beneficiados»[4].

«Una de las operaciones más dudosas de Gecamines fue la del proyecto SMKK, dedicado a la explotación de cobre y cobalto. Una importante compañía kazaja, llamada ENRC, controlaba el 50% del proyecto y Gecamines el otro 50. De repente, Gecamines ya no poseía el 50%. Lo había vendido por 15 millones de dólares a la empresa Emerald Star Enterprises con sede en las islas vírgenes británicas, que nadie sabía quiénes eran. Pocos meses después, ENRC compró ese 50% que había sido de Gecamines a Emerald Star Enterprises por 75 millones de dólares. No tiene sentido. El estado perdió 60 millones de dólares. Gecamines perdió 60 millones de dólares. Es imposible que Gecamines ignorara que esas propiedades valieran más de 15 millones. Y no tiene sentido que no se pusieran furiosos»[5], señala Michael Kavanagh, de Bloomberg.

Daniel Balenkurti, de Mineros del Congo Global Witness, estudió 5 de los muchos contratos que se firmaron por aquel entonces. Su conclusión: la pérdida del estado se calcula en 1,35 billones de dólares[6].

Recientemente el gobierno de Estados Unidos ha anunciado sanciones contra individuos y entidades corruptos que han violado los derechos humanos. Entre ellos se encuentra Dan Gertler. Entre las sanciones, los activos de Gertler en Estados Unidos serán bloqueados[7].

Un paralelismo histórico: tras la caída de la Unión Soviética muchas empresas nacionales fueron vendidas a precio de saldo, pasando a manos privadas que amasaron grandes fortunas. Alexander Solzhenitsin lo relata así en su ensayo El colapso de Rusia: «Durante el verano de 1994 […] se procedió a la distribución gratuita de todos los bienes del Estado en beneficio de algunos intrigantes seleccionados. Muy de vez en cuando la prensa se hacía eco de este increíble pillaje de la riqueza nacional que había sido entregada a los depredadores»[8]. El geólogo Vladimir Polevanov fue nombrado en noviembre de 1994 gobernador de la región de Amur. Apenas dos meses después, remitió al jefe de gobierno «un informe en el que denunciaba las malversaciones que se estaban cometiendo. […] Veamos algunos ejemplos: una sola persona recibe un 51 por 100 de las acciones del complejo Uralmash, mientras que otra compra 210 millones de acciones de Gazprom a diez rublos depreciados la acción, es decir, por nada; la gigantesca fábrica de automóviles Lijachez ha sido “vendida” doscientas cincuenta veces menos que su valor (cuatro millones de dólares en lugar de diez mil); la fábrica de aluminio de Krasnoyarsk: “vendida a los hermanos Cherni” por un precio que es trescientas veces el inferior a su valor real. ¿Y cuál fue el efecto de este explosivo informe? TRES DÍAS DESPUÉS, el 21 de enero de 1995, Polevanov fue destituido a fin “de no obstaculizar las reformas de Chubáis”».[9]

Aunque el modus operandi del pillaje en ambos países es similar, la diferencia entre Rusia y el Congo es que los yacimientos de este último han ido a parar a manos extranjeras, dejando huérfano a uno de los países con mayores recursos naturales del planeta.

Un hombre congoleño: «Esa riqueza ha hecho ricos a otros países mientras aquí, en la aldea, somos pobres. Cuando vemos a los camiones yendo y viniendo cargados de minerales que enriquecen a Estados Unidos, a Bélgica, nos enfurecemos»[10].

Una mujer congoleña: «Katanga es una provincia muy rica, pero los recursos de Katanga se los llevan fuera. ¿Adónde? Nadie lo sabe»[11].

 

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[1] Peter Erlinder: Los aliados de Estados Unidos y del Reino Unido expolian las riquezas del Congo mientras mueren millones de personas. Informe de expertos de Naciones Unidas (2001-2003), 11 de diciembre de 2008, Rebelión, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=77297

[2] Michael Ramsdell: Cuando los elefantes luchan, (2015)

[4] Michael Ramsdell: Cuando los elefantes luchan

[5] Ibídem

[6] Ibídem

[7] Thomas Biesheuvel, Mark Burton y William Clowes: U.S. Sanctions Israeli Billionaire Gertler Over Congo Deals, 21 de diciembre de 2017, Bloomberg, https://www.bloomberg.com/news/articles/2017-12-21/u-s-sanctions-israeli-billionaire-gertler-over-congo-deals

[8] Alexander Solzhenitsin: El colapso de Rusia, Espasa Calpe, S. A., Madrid 1999, páginas 35 y 36

[9] Ibídem, páginas 36 y 37

[10] Michael Ramsdell: Cuando los elefantes luchan

[11] Ibídem