New Day Rising: el amanecer de Hüsker Dü (II)

Hüsker Dü no sólo estaban llegando a terrenos totalmente nuevos para una banda SST, sino que los efectos colaterales conllevaban la pérdida progresiva del núcleo más integrista de la comunidad punk.

Craig Finn: “Me decepcionó que no parecieran punks. A Bob no se le veía como un tipo a la moda; parecía un fan de la lucha libre, que lo era. Greg tenía el bigote a lo Dalí, parecía un poco loco. Grant se había quitado los zapatos. Fue algo vergonzosamente decepcionante”.

Greg Norton: “Pensamos: ‘Si no te gusta la música debido a nuestra imagen, entonces vete a la mierda’. Había un montón de otras escenas por ahí que predicaban: ‘Sé diferente, sé como nosotros o te vamos a matar’. No estábamos en la doctrina de la línea dura marcada por el hardcore”.

Como bien explicaría años más tarde Brett Anderson, a raíz de la exclusión de Suede de terreno americano: “las bandas inglesas tienen la sensación de hacer pop, pero el pop sigue siendo una palabra negativa en América”.

De este duelo entre los cimientos alcanzados en el pasado y la perspectiva de una panorámica mayor en sus pretensiones aperturistas, salió ganando esta última opción. Mientras tanto, Mould y Hart comenzaban con la misma táctica que habían empleado en los meses precedentes a la publicación de Zen Arcade: promocionar su próxima criatura sin escatimar en su paleta de epítetos.  Ya en diciembre de 1984, Mould avisaba: “New Day Rising es un álbum más poderoso que Zen Arcade. Se trata de un disco más en primera que en tercera persona”. Mientras, Hart también lo tenía claro: “Es lo mejor que se ha grabado nunca”.

Cualquiera que escuchara estas invocaciones tan hiperbólicaas podría pensar que la verborrea se estaba reduciendo a un interés exclusivo de promoción. Nada más lejos de la realidad. De la misma forma que había sucedido en los meses anteriores a la publicación de Zen Arcade, Mould y Hart no estaban más que preconizando lo que ellos mismos sentían que habían logrado.

Hüsker Dü estaban ejemplificando la dinámica experimentadora de bandas como Byrds, Jefferson Airplane o The Jimi Hendrix Experience entre los años 1965 y 1967. Para ellos el pop era un lienzo en movimiento, un cuadro que no contaba con los límites de un esbozo final. Cada mes parecía un año; y cada año, un lustro.

Bob Mould:New Day Rising fue un álbum muy diferente a Zen Arcade. Sus canciones fueron compuestas sólo en cuestión de meses de diferencia, pero cuando miro hacia atrás parecen años. Antes de New Day Rising, las palabras flotaban en los cuadernos, y yo los barría y reunía entre mis manos como si fueran bolas de nieve, bolas rápidas, escupiendo sobre ellas, y lanzándoselas al oyente. Las canciones eran estallidos de confusión, que tratan casi exclusivamente con problemas y respuestas raramente ofrecidas. Pero las nuevas canciones, y su imaginería, eran diferentes: abordaban el tiempo, la naturaleza transitoria de las emociones y el paso de las estaciones”.

Grant Hart: “El nuevo álbum, que ya hemos grabado y será lanzado a finales del mes con el título de New Day Rising, se escapa del concepto de Zen Arcade. No es un álbum conceptual, pero hay una historia. En términos musicales esperamos haber ido un paso más allá. Y, en parte, eso también significa un retorno a la música rápida y dura de nuestro primer álbum”.

Para ponerle llantas más livianas a su sonido, Hüsker Dü habían pensado en cambiar el registro de la producción con respecto a Zen Arcade, cuya idea central había sido la de trasladar el poderío del grupo sobre las tablas entre los surcos del vinilo. Para esta ocasión, la idea era una producción más “limpia”, con los rebordes más en función de la pista vocal central. Sin embargo, desde SST querían introducir un topo para que controlase las ínfulas melódicas del grupo, y Spot fue el elegido. Spot no tuvo ni que seguir ningún tipo de indicación desde SST, su misma predisposición a encontrar el lado sucio del sonido era más que suficiente para plantear todas las barreras que fueran posibles para que los Hüskers no pudieran labrar en su afán lírico.

Bob Mould: “No creo que necesitemos un productor. Quizá nos vendría bien un ingeniero mejor. La gente tiene que darse cuenta de que un productor es alguien que llega con un sujetapapeles y te dice cuánto dinero te estás gastando y que deberías hacer el estribillo dos veces más al final de la canción. El ingeniero es el tipo que hace girar las perillas y hace los sonidos, equilibra la mezcla. No necesitamos un productor, un productor nos dice cómo escribir nuestras canciones, y eso no lo necesitamos. Nos vendría bien un buen ingeniero”. Sin embargo, la petición de Mould fue desoída.

Joe Carducci: “Spot me dijo que, tras un montón de trabajo que tuvo en el 83, Hüsker Dü era  la banda con la que más le gustaba trabajar. Así que le comenté a Bob una oferta para que, si ellos querían, Spot volase a Minneapolis y formase parte de New Day Rising. Y él dijo que sí”.

Grant Hart: “Cuando grabamos ese disco, SST nos envió a Spot [el productor del sello] como si fuera un perro guardián. Sin juegos de palabras. Estábamos gastando nuestro propio dinero, pero todavía no podíamos producir nuestro propio disco. Tuvimos que co-producirlo”.

Bob Mould: “Spot llegó a la ciudad en el papel de coproductor. El primer día, Spot entró, se sentó detrás de la consola de grabación, y dijo: ‘Algo anda mal aquí. Vamos a tener que mover esta consola tres pulgadas. Está en el lugar equivocado’. Era una petición ridícula. ¿No podía mover su silla tres pulgadas? Fue un movimiento de poder ejecutado para establecer un sentido de dominio sobre el resto de nosotros. Sin ningún tipo de problema, todos nosotros levantamos aquella jodida placa enorme, que había estado en el lugar exacto desde hacía mucho tiempo, y la movimos tres pulgadas”.

Grant Hart: “Digamos que caminas hasta donde dos tipos están arreglando un coche, y te piden ayuda. Y tú dices: ‘Está bien, necesito un perno métrico para zurdos’. En virtud de esto, van a pensar que eres algo más experto de lo que realmente eres. Me parece recordar mucho de eso. ¿Cómo se supone que una banda debe responder a eso, y que no sea como una especie de alarde de autoridad?”.

Nada más aterrizar en los Nicollett Studios, Minneapolis, se esfumó la armonía de pasadas ocasiones.

Greg Norton: “Spot es un buen tipo, y tienes que entender que… bueno, para nuestra primera grabación con él, Everything Falls Apart, recuerdo haber visto cada movimiento de Spot, haciendo un montón de preguntas como: ‘Bueno, ¿y qué vas a hacer a continuación? ¿Qué acabas de hacer?”.

Por primera vez en su relación con los Hüskers, Spot había sido etiquetado como un intruso. La soberbia aplicada por Spot como método de control tampoco estaba ayudando lo más mínimo.

Terry Katzman: “Fue en [la canción] ‘Terms Of Psychic Warfare’, que ellos estaban mezclando… Yo estuve allí sólo por una hora. Recuerdo salir de la sala grande de Nicollet, y Bob se paseaba por ahí como un animal enjaulado. Pude ver que las cosas no estaban funcionando con Spot. Planeaba algún tipo de duda. Esas sesiones fueron muy encubiertas, muy reservadas. Estoy sorprendido de que Grant me invitara aquella noche”.

Bob Mould: “La producción deja mucho que desear; es sólo una cuestión de trabajar con mucha gente repleta de ideas sobre cómo debe sonar. La nuestra debería haber anulado a todas las demás. Un caso típico en el que hay demasiados cocineros en la misma cocina”.

Grant Hart: “Sí, había una gran cantidad de brillo que no llegó de la cinta al disco. Durante el curso de la producción de New Day Rising, nos hartamos totalmente de Spot. De ahora en adelante, ya nunca más volverá a trabajar con nosotros”.

Spot: “Había mucha tensión entre todos. Ellos querían producir solitos, y entonces llegué yo. Tenía que hacer lo que la discográfica quería. Era una de esas situaciones en las que yo conocía mi territorio y hacía mi trabajo, aunque no estuviera bien visto. Fue durante esa época cuando quizá todo el mundo empezó a tomarse las cosas demasiado en serio”.

Tal cúmulo de desavenencias se trasladaron a la mezcla final del álbum. La velocidad empleada para sus anteriores discos, así como el acto reflejo de buscar la primera toma como la única posible, no maridaba con las intenciones del grupo en aquellos tiempos. Quizá el momento en el que se palpa con mayor fuerza esta certeza es en el resultado final de ‘The Girl Who Lives On Heaven Hill’.

Grant Hart: “Con algunas excepciones, fui capaz de tener una segunda toma de las voces. La horrible ‘The Girl Who Lives On Heaven Hill’… El sonido de mi voz es jodidamente terrible. Recuerdo que la sala de voces en el estudio estaba lleno de, uh, no es realmente un trastero, pero había un montón de madera. Era algo comprometido, pero era el tipo de concesión con la que estábamos acostumbrados a trabajar. En Acess Total, la gran sala de grabación tenía un montón de trastos por ahí, que se suponía que no iban a afectar al sonido”.

El soundman Josiah McElheny recuerda una discusión reveladora en la gira de New Day Rising: “Yo no estaba allí, pero, durante esa gira, oí una cosa al respecto de la banda, especialmente de Bob. Mi recuerdo es que, en general, estaba realmente frustrado con Spot. En parte porque tenía algunas ideas tan específicas acerca de cómo deben mezclarse las cosas. Pero en aquel momento recuerdo estar confuso, porque Zen Arcade me parecía que reflejaba tan bien el sonido en vivo de la banda, en especial el montaje de la guitarra de Bob con la Fender en la parte superior del Marshall. Creo que era menos una cuestión de desacuerdo filosófico entre Spot y la banda, y sí más de un período de transición donde la banda quería más control en general, así como un cambio en el tipo de canciones que tanto Grant como Bob querían escribir. Esto se hizo más evidente hacia más adelante. Ellos querían tener un sonido mucho más limpio en las canciones, en contraposición al ‘muro de sonido’”.

Grant Hart: “No estoy contento con cómo suena ese disco. En absoluto. Es muy probable que, cuando estábamos mezclando en el estudio, quisiéramos mandarlo [a Spot] a la mierda. Recuerdo un claro ‘¿cuándo se va a largar este tipo de aquí?’ dirigido a Spot”.

Joe Carducci: “Spot estaba decepcionado tanto en lo personal como en lo profesional. Se estaban cometiendo errores técnicos con puertas de ruido y otras cosas que estaban usando para tratar de avanzar. Debido a que eran también menos una banda tocando en este punto y sí más una banda de escritura / producción, estaban atrapados entre el rock y el pop, y el estudio iba a revelar esto. Spot pasó por mucho más con Black Flag. Por supuesto, yo no recalcaría que fuera una experiencia nueva para él, sólo que Hüsker Dü ya no era un alivio agradable con respecto a Black Flag”.

A pesar de que New Day Rising sufrió los daños colaterales de la enfoque acotado de Spot, reluce un buen número de momentos en los que surge la ciencia que da sentido a la liturgia lo-fi: “la virtud del error”. En consecuencia, por momentos, las voces del disco traspasan los surcos como reverberaciones ectoplasmáticas. El caso más evidente es el de ‘Powerline’, para la que la voz suena como una ramificación de la distorsión eléctrica.

Otro de los aspectos que más relucen de New Day Rising es la vuelta de Hart con el piano, tal como sucede en ‘Books About Ufo’s’. Hart se escapaba del perfil modelo de músico afiliado a la ética DIY. No aprendió a tocar mientras estaba formando el grupo, ni mucho menos. Desde muy niño, había tocado la batería. También había hecho sus pinitos en otros terrenos.

Grant Hart: “Empecé con un set ‘Ludwig’. Era el kit de Ringo, el de la ostra de la perla negra. Lo heredé de mi hermano. Él era un batería, y murió en un accidente de trabajo cuando él tenía diez años. Él me había dado algunas lecciones básicas [con el tambor]. Creo que estábamos en el segundo libro del método de batería Haskell Harr”.

“Tenía clases de piano una vez a la semana. Pero el profesor me sorprendió tocando de oído y pensó que yo necesitaba algo de tiempo para madurar (risas). Puedo leer gráficos de ritmo, pero no prestar mucha atención a las notas. He usado la excusa durante años en los que las partituras son esencialmente el software para una máquina, y yo no quiero ser una máquina. Toqué los tambores y los mazos en la banda de la escuela, nada terriblemente difícil. Seguía haciendo todo de oído. Incluso en la escuela secundaria tenían grabaciones de cómo se suponía que [la música] iba a sonar”.

“Una vez que mi hermano murió, tocar la batería se convirtió en una actividad que yo podía hacer sin ser perseguido. Las cosas fueron más fáciles con mis padres. Yo podía escaparme de la casa con un par de baquetas, no había problema. Si pensaban que yo estaba tocando los tambores en alguna parte, ellos lo toleraban porque era algo que yo había aprendido de mi hermano”.