«La hipoteca de nuestra vida», un año más en las aulas

La hipoteca de nuestra vida de Juan Soto Viñolo y Carmen Viñolo (antes Carmen Lloret) vuelve, por cuarto año consecutivo, a formar parte del programa académico en el Instituto de Educación Secundaria de Cheste (Valencia). Dentro de la asignatura de Castellano de 4º de ESO, será impartida por el profesor Antonio Espejo, uno de los máximos expertos en la obra de Ramón del Valle-Inclán.

Desde La Zancadilla, queremos agradecer la labor de Antonio Espejo por la difusión en las aulas de una obra que, a pesar de mostrar una realidad que aún está sufriendo gran parte del país, a día de hoy no ha pisado escenario.

Mientras tanto… desgranaré algunas de las claves de la obra.

El filósofo alemán Arthur Schopenhauer asevera que, para ser un buen escritor, sólo hay que acatar dos reglas: la primera es tener algo que decir. La segunda, decirlo bien.

¿Qué significa la primera regla, que es la más importante, «tener algo que decir»? Muy sencillo: transmitir una verdad o varias verdades, un universal. Esto es lo que hace que las grandes obras de la literatura, y de las artes en general, sorteen los envites del tiempo. Y que pasados los años, los siglos sigan siendo actuales.

Estas verdades suelen aparecer en las cabezas de los creadores en formato de ideas. En La hipoteca de nuestra vida son, principalmente, dos:

1) El empobrecimiento de la clase trabajadora

2) La pérdida de conciencia de clase

Esto en un plano más abstracto. A un nivel más concreto, la obra se asienta sobre dos pilares, y en sus consecuencias:

1) El tema de las hipotecas

2) El tema del consumismo

La consecuencia de hipotecarse y consumir de una forma desmedida es el endeudamiento.

LA HIPOTECA, UNA TRAGICOMEDIA

Por otro lado, ¿qué es La hipoteca? Una tragicomedia. De toda la vida, ha habido principalmente dos géneros en el teatro: tragedia y comedia. La tragedia servía como catarsis para que la gente, al ver las desgracias ajenas, pensase que su vida no iba tan mal. Y la comedia, pues cumplía una función similar, al reírse y pasárselo pipa.

Si bien es cierto que La hipoteca es una obra que cuenta con un tercer acto bastante descarnado, trágico, los dos primeros actos son muy divertidos, con mucha comedia, muy hilarantes. ¿Por qué abordar un tema tan crudo desde la comedia? Por dos razones: la primera es porque tanto a mi padre, Juan, como a mí nos encanta la comedia. Es lo más agradecido que existe en este mundo a la hora de escribir. Te ríes, te diviertes. Es el despiporre más grande. Pero también se debía a que yo echaba mucho de menos el reírme en los teatros. Llorar de la risa, caerme de la butaca con un ataque. Y eso es lo que nos empujó a hacer un primer acto tan descacharrante, de una tras otra, a lo screwball comedy. Como influencia directa, está el prólogo de Eloísa está debajo de un almendrode Jardiel Poncela que yo leí a la edad de los chiquillos que ahora leen nuestra obra en Cheste. Y fue de las veces que más me he reído en mi vida leyendo.

Mi padre tenía mucho sentido del humor. Hace mucho tiempo, cuando yo tenía diez años, él escribió una novela sobre el tema del fútbol, el nacionalismo y la erótica que envuelve estos mundos, titulada Pichabrava, en honor a su protagonista, un forofo del Barça, nacido en un pueblo de Extremadura, pero criado en Cataluña. Lo recuerdo perfectamente. Tengo la viva imagen de mi madre leyendo el manuscrito, doblada de la risa, llorando, y yo diciéndole: «mama, por favor, quiero leer esto», y ella me contestaba: «no puedes, eres muy pequeña».

En fin, que la comedia era algo que nos apasiona y le tenemos mucho cariño. Lamentablemente, a día de hoy, es un género denostado injustamente.

HIPOTECA

LA HIPOTECA, ESCRITA ANTES DE LA CRISIS

Y regreso a la pregunta anterior: ¿Por qué abordar un tema tan crudo desde la comedia? Hay que tener en cuenta que nosotros escribimos La hipoteca antes de que llegase la crisis económica. Hoy en día nadie, y en esto me incluyo a mí y a mi padre, se atrevería a escribir una obra sobre la crisis desde esta perspectiva tan tan cómica. En la actualidad todo se ha dramatizado, desde hace varios años vemos la cara más cruda de la crisis: los desahucios, la malnutrición infantil, gente viviendo en la calle, gente que se arroja por la ventana por no poder hacer frente a las deudas, etc. Hay que recordar que en el ACTO III, Óscar ante la desesperación de no encontrar trabajo y no tener dinero, se le pasa por la cabeza esta misma idea. Es decir, nos avanzamos como Casandra, a lo que estaba por venir y nadie, absolutamente nadie, parecía contemplar.

Pero nosotros, al adelantarnos, tuvimos absoluta libertad a la hora de enfocar cómo queríamos hablar de este tema, de esta problemática que eran las hipotecas y la crisis que vendría detrás. Básicamente porque el escenario que ahora conocemos, entonces no existía.

En 2005, cuando empecé a plantearme la idea de una obra sobre este tema, España parecía Jauja. Eran lo tiempos de qué bien va España. También había un consumismo muy exacerbado. Mucho despilfarro: ahora me gasto una millonada comprándome un piso o una casa, luego para celebrarlo me voy de vacaciones a Cancún, o me hago un crucero. Y todo esto lo alimentaban desde el gobierno y los poderes fácticos de la economía: los bancos y las corporaciones, y también los medianos y pequeños negocios.

¡HIPOTECAS A 20, 30, 40 AÑOS SIN PLANTEÁRSELO!

Había algo que me inquietaba mucho por aquel entonces: el hecho de que la gente que se hipotecaba, a tantos años vista, no se parase a pensar qué pasaría si durante esos 20, 30 o 40 años que debían pagar la hipoteca, algo fallase. Por ejemplo, ¿qué pasaría si me quedo sin trabajo? ¿Qué pasaría si me pongo enfermo? ¿Qué pasaría si me divorcio de mi marido con el que he comprado la casa a medias, porque ya no lo aguanto más, es que le tengo manía?

Hablé con mucha gente que se hipotecaba y nadie se planteaba este tipo de preguntas. Entonces pasé de  preguntarme: ¿qué pasaría si…? ¿qué pasará cuándo llegue una crisis? Porque estaba claro que iba a venir una. El sistema capitalista, lo sabe todo el mundo, sufre crisis cíclicas de sobreproducción. ¿Qué pasará cuando irrumpa una crisis con toda esta gente que se ha hipotecado a tantos años vista? Sobre todo, teniendo en cuenta dos factores:

1) Que la gente que la gente no sólo no tenía ahorros, sino que estaba endeudada. A diferencia de otras crisis anteriores, como la de los setenta o los noventa, donde las familias sí ahorraban o, por lo menos, no estaban endeudadas a años vista. Y en muchos casos, tenían pagada la vivienda, por lo que tenían una seguridad.

2) ¿Qué pasará con esta generación de jóvenes? Una generación que lo había tenido todo: un techo, estudios, bienes materiales, etc. Una generación que no habían conocido la miseria ni la pobreza, como sí lo habían hecho sus padres o abuelos. ¿Cómo iban a afrontar este escenario de crisis que les afectaría directamente?

Hipoteca I

ESPAÑA = PAÍS DE MISERIA 

España ha sido de toda la vida un país de miserables; en el sentido de que ha habido mucha pobreza. Ha habido hambre. Siempre. Esta miseria generalizada que han ido arrastrando las gentes de este país durante siglos, ese desprecio también por la pobreza ha hecho que se crease una manera de pensar que es: el que tiene una propiedad, pertenece a una casta superior. De ahí, el afán de los españolitos por ser propietarios. Esto se refleja muy bien en una serie de televisión que se llama La que se avecina y en su predecesora Aquí no hay quien viva. En ambas, los propietarios se sitúan por encima de los alquilados. Como si estos últimos fueran inferiores.

TRAGICOMEDIA EN TRES ACTOS

Al escribir la obra en la España pre-crisis, tanto Juan como yo, dimos rienda suelta a nuestra tradición que es la comedia española. En aquella época, el crecimiento económico de España era bastante alto, aunque los sueldos, en su gran mayoría, eran justitos. De todos modos, (casi) todo el mundo tenía trabajo. Nosotros representamos este escenario con la metáfora de la boda. ¿Que es una boda por lo general? Un exceso, un tirar la casa por la ventana,  un espectáculo teatral.

En el Acto Segundo, el contenido se centra en el consumismo. Óscar y Cristina vuelven la luna de miel, y lo primero que hacen, como buenos españolitos, después de comprarse un piso es reformarlo. Luego llegan las Navidades: compras, regalos, atracones. Ahora bien, ya entonces les empieza a faltar el dinero. Ahí aparece la idea del empobrecimiento de la clase trabajadora.

En el último acto, Óscar pierde su empleo y la familia empieza a tener problemas económicos, porque se sostiene únicamente gracias al sueldo de Cristina. Recuerdo que, de aquella, muchas parejas pagaban la hipoteca con uno de los sueldos, y con el otro pagaban los gastos. Entonces irrumpe la tragedia. Incertidumbre… ¿Qué va a pasar…? ¿Qué va a ser de esta familia y de su hijo recién nacido? O sea, ¿qué futuro se va a encontrar esta generación que acaba de nacer y cuyos padres se han endeudado y están a punto de perder su hogar?

ÓSCAR Y CRISTINA, DOS ESPAÑOLITOS TIPO

En lo que a los personajes se refiere, podría decirse que mi padre creó a Cristina y yo a Óscar. Son dos personajes que podrían ser cualquier pareja joven de españolitos. Cristina me gusta mucho, es un personaje muy realista, muy de carne y hueso. Es una persona que se resigna, asume la situación y la lleva como puede, tirando pá lante. Su personaje es poco dramático, porque el conflicto a ella le pasa un poco por un lado, no le afecta como a su marido.

Óscar es el personaje a quien el conflicto le da de lleno. Y es quien cambia. Su manera de pensar, de ver la vida, se transforma con la irrupción de la crisis. Toma conciencia de su condición, esto es, de su clase social. Que es la clase trabajadora.

Por desgracia esta toma de conciencia se da en Óscar, pero todavía no se ha dado en los españolitos. Cuando la clase trabajadora tome conciencia de que lo es, y no se avergüence de ello, estaremos frente a un milagro. Cuando sepa que exigir un estado social no es de miserables, sino todo lo contrario, entonces las cosas empezarán a mejorar.

REFLEXIÓN DE ÓSCAR: ME HAN ENGAÑADO, ME HAN ROBADO LA JUVENTUD, LAS MIRADAS

En La hipoteca hay una reflexión que se hace Óscar cuando pierde su empleo y ve que no encuentra trabajo y se le acaban los recursos. En ese momento, él ve la luz, por así decirlo. Se da cuenta de que lo han liado, dándole todas las facilidades, para que se comprase una casa, luego el coche, los muebles nuevos, que al final se revelan como una trampa. Más aún, no sólo lo han engañado, sino que le han robado su juventud y su futuro. «Nos han robado las miradas», dice Óscar. Esto es algo muy inquietante, ¿verdad?