Heavy Metal

heavy_metal-371424357-largeHeavy Metal, una revista centrada en la fantasía, la ciencia ficción y el erotismo nacida en 1977 y que inicialmente ofrecía las historias traducidas ya aparecidas en la francesa Métal Hurlant para el público norteamericano. Poco a poco fue cogiendo identidad propia contando con autores de renombre como H.R. Giger o Richard Corben.

Gracias a su éxito, era cuestión de tiempo que el universo Heavy Metal se fuese expandiendo, y fue en 1981 cuando se estrenó la película homónima: Heavy Metal (Gerald Potterton, 1981), aunque realmente estuvo en producción durante tres años, siendo creada por varias casas de animación, siendo cada una de ellas responsable de cada una de las historias de la película además de la que servía como hilo conductor.

Porque Heavy Metal es, más que una película, un conjunto de pequeñas historias más o menos hiladas con el nexo común del Lor-Nac, una esfera que representa la maldad del mundo. Algo así como una versión más oscura del Anillo Único de El Señor de los Anillos y que se nos presenta en el segmento Grimaldi que, como digo, es el que sirve de hilo para las demás historias, en la que un astronauta desciende a la Tierra en un coche… para que luego nos sorprenda lo de Tesla poniendo un coche en órbita.

Al llegar a su casa es recibido por su hija, el astronauta trae una caja que al abrirla libera una esfera verde, el Lor-Nac, quien rápidamente le absorbe completamente. El siguiente objetivo de la esfera es la niña, a quien comienza a acosar mientras le muestra diversos actos ocurridos por su influencia en varios puntos del universo.

A partir de aquí vamos viendo una historia tras otra volviendo a la inicial a modo de interludio, y aquí es donde viene el mayor problema de esta película y que suele ser común a todas las producciones con un planteamiento similar: la irregularidad. Ciertamente comienza de la mejor manera, y es que la historia del taxista Harry Canyon es la mejor, con el personaje más carismático de todos y con el que realmente llegas a conectar.

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Desde ahí vamos dando altibajos, con Den y Capitán Sternn como los puntos más bajos. Sobre todo éste último, con una historia supuestamente socarrona pero que termina pasando sin pena ni gloria y sin provocar ni una sonrisa, pese a ser ése claramente su objetivo.

Para dar, digamos, mayor sentido al título de la película, y la revista claro está, la banda sonora incluye temas de puro rock duro y heavy metal, con grupos tan reconocidos como Black Sabbath, Journey o Blue Öyster Cult. En ese sentido sí que podemos decir que todo se entremezcla perfectamente con la banda sonora de Elmer Bernstein.

En lo que se refiere a la película en sí hay que destacar que se ha convertido en una película de culto, por su carácter transgresor y, pese a su ya mencionada irregularidad, es una obra que cualquier amante del cine de animación para adultos debería ver.