Laura Palmer envuelta en plástico (T1 E1, 1990)
Debe ser el cadáver más bello de la historia de la televisión. Un icono, una obra de arte. Su cabello está húmedo. En su tez se aprecian tonos grisáceos, rosas y violáceos. Está serena, como una virgen. La música de Angelo Badalamenti recoge el instante. El mismo David Lynch decoró a Sheryl Lee con partículas de arena alrededor de su rostro; fue él también quien le colocó el plástico.
“Me sentí realmente como uno de sus lienzos”, declaró la actriz.
El camarero de la triste figura (T2 E1, 1990)
Tras haber sido disparado, Cooper yace en el suelo de la habitación de su hotel, donde recibe la visita del camarero -según Albert Rosenfield- más decrépito de los servicios de habitaciones del mundo. El camarero apenas se inmuta por ver a Coop de tal guisa y, por supuesto, no va en busca de ayuda, sino que se enzarza en un diálogo absurdo del que resulta una situación 50% humor, 50% suspense. De seguro, una de las escenas más delirantes de la serie.
La muerte de Madeleine (T2 E7, 1990)
El gigante se lo advierte a Coop: “Está sucediendo de nuevo”. Maddy jamás habría imaginado que su tío Leland fuese un asesino. De ahí su conmoción cuando él la ataca. Ella apenas se resiste, mientras el crimen se desdobla en dos lapsos temporales: el real –asombrosamente rápido y brutal- y el percibido por la víctima -sumamente lento y aterrador-.
Esta magnífica escena significó el fin del misterio en “Twin Peaks” y el inicio del declive de la serie.
Louise Dombrowski (T2 E8, 1990)
Desde una celda, Ben Horne y su hermano reviven una época lejana: “¿Recuerdas nuestra primera habitación, Ben? Yo en la litera de arriba, tú en la de abajo. Louise Dombrowski, bailando sobre la alfombra con una linterna en la mano”. Una melodía de los 50. Louise baila en la penumbra, iluminando la cara de los chiquillos. Es la escena más hermosa de la serie.
Una atmósfera de nostalgia, calidez e inocencia que, aunque ya pasó, sigue ahí, de algún modo.
Cooper en la Habitación Roja (T2 E22, 1991)
La Habitación Roja es un lugar extraño, fascinante. Cooper está allí con el enano y Laura Palmer. Al principio, todo transcurre plácidamente, como si el tiempo no existiera. De pronto, las luces parpadean y se desata el terror. Laura chilla como si la degollaran.
El bueno de Coop es perseguido por un Cooper malvado.
Coop atraviesa una habitación roja tras otra intentando escapar, igual que en una pesadilla.
Pero ¿acaso es posible huir de uno mismo?
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Este artículo forma parte del reportaje «Informe Twin Peaks», coescrito junto a Quim Casas, que fue publicado en la Revista Rockdelux en junio de 2017. ISSN 1138-2864
La autoría de los artículos que publicamos en esta serie es de Carmen Viñolo.