Renovarse o morir. Eso debió pensar Don Mancini cuando la saga de muñeco diabólico empezaba a perder fuelle. Después de tres entregas, y con un lapso de siete años de por medio, dio con la solución: dar un pequeño giro. La novia de Chucky se diferenciaba de sus hermanas mayores en la introducción del humor. Porque, vamos, Chucky al principio daba mucho miedo, pero de lo grotesco que era, podía dar también mucha risa.
Sin embargo, el verdadero giro se produce con La semilla de Chucky, donde se abandona casi por completo el género de terror y se pasa de lleno a la comedia, gore, pero comedia.
La peli sigue con la estética de terror y hace gala de ello en lo que se refiere al número de muertes, un total de doce, es decir, una escabechina absoluta, de la que no se libra ni el apuntador, ni John Waters que muerte de la manera más horrible, pero, total, interpretaba a un paparazzi.
Ahora bien, la magnífica Jennifer Tilly tiene mucho que ver con este cambio en la trayectoria de Muñeco diabólico, especialmente en esta última película. La vis cómica de la actriz es extraordinaria, más cuando se interpreta a sí misma, o cuando el guión le da la vuelta a su imagen:
JENNIFER TILLY
Ya sé que parezco ser ligera de cascos, pero es por mi imagen. ¿Crees que me darían esos papeles de chica sexy si supieran que aún no he echado un polvo?
¡Me parto! Jennifer Tilly, icono sexual de los noventa, es una pardilla.
Uno de los puntos más divertidos de esta nueva peli es su protagonista: ese niño ambiguo, andrógino, que se debate en ser un chico o una chica… En ser Glen o Glenda, maravilloso guiño a la película de Ed Wood que lleva el mismo título. Por cierto, la película está plagada de guiños cinematográficos de los que cabe destacar una de las primeras secuencias, en la que parece que se va a reproducir la escena de la ducha de Psicosis, pero que ésta acaba mezclándose con un cuerpo que recuerda al cadáver de Laura Palmer envuelta en plástico. ¡Fetén!
También la escena de Chucky rompiendo la puerta con un hacha, por supuesto, una referencia explícita a El resplandor. Ahora bien, lo genial de viene cuando Chucky acerca su cara al agujero de la puerta y exclama: «Ahora mismo no se me ocurre qué decir», línea que muy bien podría ser una de tantas de Agárralo como puedas.
Volviendo a la adorable criatura, es inocente como un pato, pura como la paloma blanca de la paz, Imaginaos el choque que recibe cuando, tras buscar a sus verdaderos padres y recorrer medio mundo, descubre que son unos psicópatas desalmados y, lo peor de todo, empedernidos.
GLEN/GLENDA
¿Por qué matáis a personas?
CHUCKY
Pues en realidad es un hobby, nos ayuda a relajarnos. Yo no tengo ningún «problema» con lo de matar. Me gusta asesinar de vez en cuando, ¿qué tiene de malo?
Glen o Glenda, lo que sea, no lo soporta, se orina encima, le aparece un tic nervioso en el párpado. Se trasviste… ¡¡Ha llegado a un límite!! Sólo el amor de una madre podría salvarlo. Pero… Roma no se construyó en un día, ¿verdad?