Un ¡hurra! para todos los escritores de este país que insisten en escribir contra viento y marea, rodeados de obras y reformas, con sus consiguientes taladros y martillazos, que empiezan a las 8 de la mañana y pausan la hora del bocata (08:15), para luego extenderse durante todo el puñetero día. Porque la economía nacional se va a pique, pero las chapuzas se mantienen al ritmo habitual.
Un ¡hurra! para estos pequeños héroes y otro para el inventor de los tapones de cera.
Hip, hip, ¡¡hurra!!