EL FUNDADOR DE LA URSS FALLECIÓ EN 1924 A LOS 54 AÑOS
El 21 de enero de 1924, falleció a los 54 años en su residencia de Gorki cercana a Moscú, Vladimir Ilitch Ulianov, conocido como Nikolai Lenin, político y filósofo ruso, teórico del comunismo y continuador de la filosofía marxista. Fue el máximo artífice de la Revolución de Octubre y fundador de la URSS en 1917. Según el antiguo calendario juliano entonces vigente en Rusia, nació el 10 de abril de 1870 en Simbirsk, hoy Ulianovsk, a orillas del Volga. Tomó el nombre de Lenin en recuerdo del río Lena, porque su territorio y sus afluentes fueron utilizados por el zarismo como lugar de destierro y fusilamiento para los huelguistas y condenados políticos de 1912.
Hijo de Iliá Niloaievich Ulianov, directo de las escuelas populares del Gobierno perteneciente a la pequeña nobleza, se ilustró de joven en el pensamiento democrático ruso, leyendo a Belinsky, Chernishevsky, Dobroliubov, Marx y Engels. A los 17 años, cuando estudiaba el último curso de enseñanza media, padeció la primera tragedia de su vida: su hermano mayor, Alexandr, fue condenado a la hora en San Petersburgo, acusado de atentar contra la vida del zar Alejandro III. Aquel suceso contribuyó a despertar su ingénito espíritu revolucionario. Fue expulsado de la Universidad de Kazán donde estudiaba Derecho y regresó a San Petersburgo para reunirse con jóvenes revolucionarios marxistas organizando los primeros grupos de propagandistas socialdemócratas entre los obreros.
Lenin se licenció en Leyes en San Petersburgo en 1893 y enseguida ejerció como abogado. En 1895, después de un viaje por Europa occidental, fundó la Asociación para la liberación de las clases trabajadoras en San Petersburgo, que más tarde se fusionaría con otras organizaciones políticas que fueron el embrión del Partido Socialdemócrata y de Trabajadores de Rusia. Por sus actividades fue detenido en 1897 y deportado a Siberia en compañía de su esposa la revolucionaria Nadiezhda Konstantivovna Krúspskaia. Durante su prisión y exilio escribió El desarrollo del capitalismo en Rusia (1889). Cumplida la condena, fue puesto en libertad en 1900 y a fines de aquel año regresó a Europa.
En sus obras ¿Qué hacer? (1902) y Un paso adelante (1904), Lenin anunció los principios orgánicos y teóricos de un partido político moderno: el espontáneo movimiento de las masas obreras por sus reivindicaciones económicas y sociales debía fundirse con el socialismo para adquirir conciencia de su significado político. En colaboración con Nadiezhda, organizó en el extranjero la publicación de Iskra (La centella), periódico revolucionario que introdujo subrepticiamente en Rusia.

En el II Congreso Socialdemócrata celebrado en Bruselas y Londres en 1903, se produjo la escisión del partido en bolcheviques –la mayoría de delegados obedientes al liderazgo radical de Lenin- y mencheviques, minoría que abogaba por una política más moderada. Lenin defendió la transformación del partido en una organización de profesionales revolucionarios en la que los intelectuales promocionasen la dirección y la comprensión de la política global a los obreros.
La revolución comunista de 1905 le hizo regresar a Rusia a mediados de noviembre para organizar la insurrección armada contra la monarquía, pero el fracaso del levantamiento le obligó a volver a Europa, viajando a París, Ginebra y Cracovia. En 1907, participó en el Congreso de la II Internacional en Stuttgart, luchando junto a Rosa Luxemburgo por una decisiva condena del militarismo y del imperialismo. En aquellos años de elaboración teórica y política, Lenin polemizó contra el filósofo March y sus seguidores rusos. Luchó contra Trotszky y su grupo, fundó una escuela del partido, en Longjumeau (Francia), en contraposición a la de Capri, para salvaguardar la unidad ideológica del comunismo. EN 1912 el grupo leninista fundó el diario Pravda (Verdad) en San Petersburgo, dirigido por Iósif Stalin.
El movimiento revolucionario volvió a encenderse en Rusia con grandes huelgas y Lenin lo estimuló con frecuentes artículos, en los que se ocupaba además de la cuestión nacional.
La I Guerra Mundial le sorprendió en Austria, trasladándose a Suiza para tratar de organizar sin demasiado éxito a todos los socialistas internacionales en un amplio frente pacifista. Censuró a la II Internacional por haber traicionado sus propios principios y enunció sus Tesis sobre la guerra, difundidas inmediatamente en Rusia y en toda Europa, en las cuales contra la consigna que propugnaba la defensa de la patria, admitida por muchos socialistas, lanzó al propia para derrota de los Gobiernos imperialistas aspirando a la creación de una nueva Internacional capaz de guiar al proletariado mundial en aquella situación eminentemente revolucionaria, derivada de las palabras finales del Manifiesto Comunista (1848) de Marx y Engels: «Proletarios de todos los países, uníos».
A la incansable actividad política de aquellos años corresponde una intensa actividad teórica. En 1916 publicó El imperialismo, estado supremo del capitalismo, que continuó la crítica de la economía política hecha por Marx. En las Tesis de abril, relacionó la revolución de 1905 con la función de los soviets (Consejos) surgidos ahora, en los cuales Lenin volvía a ver el órgano de la dictadora del proletariado e indicaba a la clase obrera la vía para pasar de la revolución democrática a la revolución socialista. Lenin participó en las Conferencias llevadas a cabo por las izquierdas en Zimmerwald (1915) y Kienthal (1916).
A finales de febrero de 1917, la revolución abatió en Rusia al último gobierno zarista. Lenin recibió con júbilo la noticia en marzo despreciando al gobierno provisional de Alexander Fedorovich Kerensky, nacido también en Simbirsk, que sucedió al último zar Nicolás II, por considerarlo demasiado moderado. Procedente de Suiza, llegó a Rusia y el 3 de abril, fue recibido en Petrogrado (antes San Petersburgo) por millares de obreros, soldados y marinos. Lenin exigía una revolución social íntegra. El 25 de octubre de 1917, Petrogrado se hallaba en manos del proletariado sublevado y Lenin pudo lanzar su mensaje «A los ciudadanos de Risa» en el que anunciaba la caída del gobierno provisional y el paso del poder a los soviets. El mismo día se reunió el II Congreso de los Soviets que aprobó los primeros decretos del poder soviético sobre la conclusión de la paz y la abolición de los grandes latifundios. El Gobierno tomó sus medidas: los ricos fueron perseguidos; las tierras, fábricas, bancos, almacenes, minas y servicios públicos, nacionalizados. En 1918 sufrió un atentado que recrudeció aquellas medidas extremas. Además, durante cuatro años hizo estragos la guerra civil, que acabaría con el triunfo del nuevo Ejército Rojo, organizado por Lenin. Al frente del Gobierno soviético, Lenin tuvo que afrontar los graves problemas de la cuestión militar (paz de Brest-Litovsk con Alemania, 1918); de la formación de los órganos del Estado; de los decretos sobre el control obrero de la producción social y sobre la distribución de los productos; de la creación de la III Internacional (Moscú, 1919) con la adhesión de los sectores de la izquierda de los partidos socialistas europeos, que pronto tomarían el nombre de partidos comunistas; el de la guerra civil (1918-1920); de la industrialización del país y, por último, de la instauración de la Nep (Nueva Política Económica).

En el XI Congreso del Partido (1920), que había de ser el último para él, habló precisamente de esta nueva economía que era, a su jucio, una etapa necesaria en el camino de la economía socialista. Organizó con León Trotszky la revolución bolchevique de noviembre para derrocar al Gobierno provisional. Tras el triunfo de la revolución comunista, ocupó la presidencia del Consejo de Comisarios del Pueblo y, con ella, la dirección del Partido Comunista de Rusia. En 1919 creó el Komintern (cuartel general). Su concepción jacobina del poder político, expresada en su visión de la dictadura del proletariado, tuvo una enorme influencia en la evolución del país. «Es necesario tomar toda la cultura que el capitalismo ha dejado y con ella toda la ciencia, la técnica, los conocimientos, el arte. Sin ello no podríamos seguir el camino de la sociedad comunista. Y esta ciencia, esta técnica y este arte está en las manos y el cerebro de los especialistas», dijo el 13 de marzo de 1918.
Rusia había quedado exhausta. El pueblo reclamaba alimentos y pedía la libertad de comercio. En 1921 Lenin tuvo que restablecer en parte el capitalismo. Apareció el comercio privado y hasta fueron desnacionalizadas algunas fábricas. Lenin explicó a los comunistas esta política como una retirada provisional y estratégica, prometiéndoles el pronto retorno al socialismo radical.
No tardó en verse aquejado de parálisis debido, en parte, al balazo del atentado y, en parte, al excesivo trabajo que se había impuesto. En 1922 designó a José Stalin como secretario general del Partido Comunista para evitar toda disensión en sus filas. Stalin utilizaría después este puesto para sucederle como mandatario supremo de Rusia.
Maltrecho por veinte años de incesante actividad revolucionaria, Lenin no consiguió recuperarse de las hemorragias cerebrales que le atacaron en 1920 y 1923, y murió en Gorki el 21 de enero de 1924. Su cuerpo fue embalsamado y depositado en un sarcófago de cristal en el mausoleo calefactado en la Plaza Roja de Moscú para convertirse en reliquia de los comunistas.