Destellos efímeros (XI)

Oleg Salenko

Oleg Salenko fue un delantero ruso, nacido en San Petesburgo en 1969, que tuvo sus actuaciones más brillantes a mediados de la década de los 90. Tras salir de la cantera del Zenit de San Petesburgo (por entonces Zenit de Leningrado) ficho por el poderoso Dinamo de Kiev donde comenzó a destacar. Pese a que sus registros goleadores nunca fueron demasiado brillantes, sólo consiguió pasar de los 10 goles en 1991, Salenko tuvo la oportunidad de dar el salto a España fichando por el modesto Logroñés. Con el club riojano completa una primera temporada, 92-93, bastante discreta donde sólo logra anotar siete goles y sufre por conseguir una plena adaptación a su nuevo club.

Es en la temporada 93-94 donde Salenko explota totalmente y se hace un nombre en la liga. Continúa en el Logroñés y logra anotar 16 goles, la tercera parte del total de su equipo, siendo titular indiscutible del modesto club riojano que ese año dejaría un gran sabor de boca. Tanto es así que a la siguiente temporada sería prácticamente desmantelado, arrebatándole a sus mejores jugadores y dejando un equipo precario que únicamente conseguiría 13 puntos en la siguiente temporada.

La gran temporada de Salenko le vale la convocatoria con la selección rusa para el mundial de 1994, celebrado en Estados Unidos. Rusia pasa sin pena ni gloria y es derrotada en sus encuentros frente a Brasil, 2-0, y Suecia, 3-1. Así llegamos al 28 de junio de 1994, en el que Rusia se enfrenta a Camerún y sólo le queda la esperanza de golear para intentar clasificarse como uno de los mejores terceros. Contra todo pronóstico, ese día Oleg Salenko entra en la historia de los mundiales consiguiendo anotar cinco goles en la meta de Camerún, defendida aquel día por Jacques Songo’o en su primer partido mundialista. Rusia vence finalmente por 6-1 a Camerún gracias a un Salenko al que aquel día le entraba todo, convirtiéndose en el primer y único jugador en la historia en anotar cinco goles en un partido de fase final de un mundial. Pese a la abultada victoria Rusia quedó eliminada, pero Salenko terminó como máximo goleador del mundial, empatado a seis goles con Hristo Stoitchkov pero con el mérito de haberlos logrado en tres partidos, mientras que el búlgaro jugó siete. Otro «hito» que logró el ruso fue el de ser el primer máximo goleador de un mundial que no fue incluido en el once ideal del torneo, algo que a Salenko le molestó bastante pero a lo que la FIFA tenía una excusa bastante sencilla, y es que el once ideal es algo extraoficial, no tiene entrega de trofeo ni la FIFA lo publica oficialmente.

Aquel 28 de junio tuvo dos efectos colaterales: por un lado el espectáculo a lo Paco Martínez Soria que montó Paco Roig, presidente del Valencia y de visita a Estados Unidos por entonces, sabiendo que Salenko ya estaba fichado por su club y vanagloriándose de su buen ojo para hacer fichajes, y por otro lado estaban los aficionados del Deportivo de La Coruña que dos más tarde se llevaban las manos a la cabeza al saber que Jacques Songo’o fichaba por el club herculino. Ambos se equivocaron, ya que mientras Salenko resultó ser un fiasco como un piano de cola, Songo’o dejó un buen recuerdo en A Coruña, tanto por sus buenas actuaciones como por su personalidad amable y extrovertida.

Como digo, Salenko aguantó poco en Valencia debido a sus pobres actuaciones donde muestra como nunca sus carencias y dando sensación de ser un delantero bastante torpón y con el punto de mira desviado. Solo aguanta una temporada en Valencia y es traspasado al Glasgow Rangers. Pese a estar en una liga de inferior nivel, Salenko sigue cayendo en picado y de nuevo es traspasado, en esta ocasión a Turquía, al Istanbulspor. Allí parece renacer marcando 11 goles en 15 partidos, su mejor media en toda su carrera, pero una lesión de rodilla le aparta durante casi dos años, con únicamente tres partidos jugados en ese periodo, y la carrera de Salenko definitivamente se apaga tras pasar por el Córdoba y el Pogon Szczecin polaco, donde prácticamente no juega.

Un comentario en «Destellos efímeros (XI)»

  1. Aún recuerdo a Paco Roig, después del Rusia – Camerún, presumiendo de haberlo fichado antes del mundial del 94.

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