The Durutti Column: «The Return Of The Durutti Column»

Vini Reilly, el hombre tras la música de The Durutti Column, sí el mismo que llegó a actuar en La Edad de Oro en 1983. Cómo olvidar aquel jersey de invierno, su pose terriblemente retraída, aquella figura cuasi difuminada. La presencia de Reilly en el programa de la Chamorro fue una descripción tremendamente exacta de su propia esencia; al que además, aquel año le tocó la función de embajador de Factory en España.

Pese a que su impacto a nivel comercial siempre fue prácticamente nulo, Tony Wilson sentía un instinto de protección muy especial con Reilly.

Vini Reilly: “Salí de la banda [The Nosebleeds] después de seis meses y me concentré en estar deprimido nuevamente, hasta que Tony Wilson dijo: ‘Estamos empezando este club de noche. ¿Te apetece tocar en su lanzamiento en el Club Rutle?’. Yo siempre solía ir allí porque me encantaba el dub y el reggae que tocaban. Y la cabra al curry. Ellos lo cambiaron por el club de Factory, y luego de Factory se convirtió en un sello discográfico, del que yo fui el primer acto firmado. Tony me firmó sin escucharme tocar una sola nota”[1].

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Vini Reilly con su inseparable jersey de lana.

Si A Certain Ratio eran la niña de los ojos de Tony Wilson, el caso de Vini Reilly ya entra dentro de una categoría mayor, de amor incondicional por su música y su persona. Desde siempre, Wilson vio en Reilly a alguien al que la única manera de ayudar era dándole vía libre con sus ensoñaciones musicales. En cierta forma, Reiily le hacía sentir bien a Wilson. No se pueden esconder los principios inquebrantables de Wilson, aunque tampoco fuera todo bondad por su parte. En su mecenazgo había mucho de samaritanismo con el que poder justificar sus actos menos plausibles. Sea como sea, sin Wilson, Reilly jamás hubiera podido expresarse musicalmente.

Vini Reilly: “He sufrido de depresión desde que tenía quince años. He tenido tres intentos de suicidio. Mis amigos me dieron las armas. Yo quería que terminara. Otro amigo me salvó porque su novia tenía leucemia. Me preguntó si podía escribir algo para ella, una melodía para animarla. Así que hice dos canciones, y eso se convirtió en mi primer álbum”[2].

Desde aquel momento, Reilly se dedicó a canalizar su atormentado mundo interior, incluso haciendo cosas en directo que ni él mismo podría haberse imaginado.

Vini Reilly: “Siempre estaba haciendo mi propia música. Incluso cuando estaba en la banda punk. A mitad de un concierto, me sentaba en el suelo, de espaldas a la audiencia y tocaba una pequeño pieza de guitarra. El público estaba asombrado, enfurecido y me tiraba cosas, pero yo me confrontaba  y disfrutaba inmensamente”[3].

Lógicamente, el único destino posible para Reilly era Factory. ¿Quién más que Tony Wilson podría hacerse cargo de semejante paradigma del anti-estrellato?

durutti column foto 1Tras la bendición del gran capo de Factory, Reilly fue a parar a manos de Martin Hannett, el genio en las sombras del sello y quinto miembro no oficial de Joy Division. El resultado: The Return Of The Durutti Column (Factory, 1980), el primero, y más fascinante, LP de entre la vasta producción que Reilly creó para Factory.

Vini Reilly: Trabajé con Martin Hannett en el disco. Hice 30 canciones en dos días en un estudio llamado Cargo, en Rochdale. Ni por un minuto creí que iba a ser un álbum. Cuando Tony puso una prueba impresa en mi mano, me sorprendió. Le dije: ‘No le va a gustar a nadie. Sólo son pequeñas piezas de guitarra’. Pero lo compraron y lo siguen haciendo. Es ridículo porque es una mierda”[4].

Desde la primera canción de Durutti Column, su musica emergió como una expresión de la fragilidad física y emocional de Reilly. Casi podría decirse que mas que autobiográfica, las melodías frágiles de Vini eran todo ser traspasando el caparazón de timidez que tan bien había forjado entre él y el resto del mundo. Pero para alcanzar tal sensación, Reilly tuvo que disponer de una gramática propia a través de su guitarra.

Vini Reilly: “Utilizo cuerdas que no utiliza ningún otro músico y que parten de Mi mayor, que es la cadena de graves más ligera que se puede conseguir”[5].

Esta base es la que hace de ‘Sketch For Summer’ la canción más representativa de Reilly. Pura transparencia emocional, estamos ante una de las pruebas más evidentes de cómo la música instrumental puede llegar a decirnos más de su creador que el clásico capítulo de memorias narrada sobre guitarra acústica. Reilly va trenzando notas al aire capturadas por el delay acuoso dispuesto por Hannett. Es de una evocación tan profunda que podemos imaginarnos con lo que sueña, la melancolía infinita que habita los recovecos más profundos de la mente de Reilly. Definitivamente, si el alma humana se pudiera dibujar con precisión, ‘Sketch For Summer’ sería considerada como prueba irrefutable de esta posibilidad. La tristeza que destila es tan reconfortante como desgarradora, un canal abierto en el sufrimiento de Reilly. Tal realidad queda perfectamente clarificada en esta entrevista realizada al propio Reilly:

Hay un cliché romántico de que el gran arte puede venir a través de increíbles sufrimientos (la pieza musical favorita de Reilly es la sublime sexta sinfonía de Tchaikovsky, Pathétique, que se completó poco antes de que el compositor aparentemente se suicidara, y no provocó vítores sino sollozos cuando fue representada por primera vez). ¿Tal vez todo este dolor se puede canalizar hacia the Durutti Column?

Vini Reilly: Eso es lo que Tony Wilson solía decir. Si yo tenía una relación con una chica y se terminaba, y me sentía miserable o traumatizado, la respuesta de Wilson era siempre: “Entonces, voy a esperar por el álbum”[6].

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En una época de industrialismo sonoro, gótico denso, y formas dub y disco, Reilly se creó su propio espacio como una vertiente inesperada del post-punk.

Simon Reynolds: “Durutti Column son interesantes porque, la mayoría de las veces, la gente piensa en postpunk como ese tipo de música abrasivo angular. No obstante, se hizo un montón de música preciosa, etérea, durante ese período. Puedo pensar en Cocteau Twins como grupo postpunk en algunos aspectos, y Young Marble Giants, por ejemplo, hicieron música muy bonita, intrincada, atmosférica, de bajo perfil. Y The Durutti Column también son un ejemplo de ello. Ahí está esa intrincada red de filigranas de la guitarra, que incluso puede llegar a ser demasiado exquisita. Casi siento que es vulgar de lo exquisita que es, todos esos arpegios. Es muy delicada. No hay nada abrasivo al respecto. Es una música de ensueño, con una deriva de percepciones prismáticas fugaces. Vini Reilly era una figura muy delicada. Era anoréxico. Es como si se estuviera desgastando, […] Es casi como si él se fuera a la deriva, como su música”[7].

Tras ‘Sketch For Summer’, las constantes no varían un ápice en el resto del disco. Reilly ha tejido una burbuja para él mismo, pero ha tenido la delicadeza de construirla con una puerta abierta para todo el que quiera soñar con sus canciones. Riadas de acordes cristalinos, slow-funk almidonado y las bases sintetizadas de Hannett, la música de Return Of The Durutti Column es de una tristeza hermosa, pero en plena consonancia con el ethos mancuniano. Es la música de Manchester cuando la ciudad sueña. Un halo de hermosura irreal entre la mugre y las terribles consecuencias de la industrialización. En ciertos pasajes, como ‘Sketch For Summer’, ‘Sketch For Winter’, ‘Katharine’ y ‘Collete’, ya se pueden vislumbrar apuntes a la guitarra que Johnny Marr recogerá para los Smiths. ¿Os suena el último acto de ‘Pretty Girls Make Graves’?

Cuenta Deborah Curtis, la mujer de Ian Curtis, que escuchaba compulsivamente este disco. Y no es de extrañar, a su manera, se trata de música regional. El verdadero folk de Manchester. Si Joy Division aplicaban la evasión física de la ciudad, lo que hacía Reilly se trataba más bien de una huída onírica, de la que veinte años después tomarán buena nota The Montgolfier Brothers.

Para todo el que quiera adentrarse en el universo Reilly, The Return Of The Durutti Column no sólo es la puerta de entrada más fiable, sino que, más de veinte discos después, sigue siendo la más subyugante.

 


[1] PRS For Music: “Interview: Vini reilly”. Traducción del autor.

Fuente: http://www.m-magazine.co.uk/features/interviews/interview-vini-reilly/

[2] Hammill, Julie: “Interview: Vini Reilly”, 15 minutes with you. Traducción del autor.

Fuente: http://www.juliehamill.com/post/74722538816/fifteen-minutes-with-vini-reilly-guitarist-with

[3] PRS For Music: “Interview: Vini reilly”. Traducción del autor.

Fuente: http://www.m-magazine.co.uk/features/interviews/interview-vini-reilly/

[4] Ibídem. Traducción del autor.

[5] McGibbon, Ross: “Why i hate Moby: an interview with Vini Reilly”. Traducción del autor.

Fuente: http://www.vanguard-online.co.uk/archive/music/interv17.htm

[6] Mullen, John: State Of The Nation: Vini Reilly Interviewed”, The Quietus. Traducción del autor.

Fuente: http://thequietus.com/articles/11476-vini-reilly-interview-durutti-column

[7] Reynolds, Simon: “Imitation Invisible Jukebox with Simon Reynolds”, Read & Burn. Traducción del autor.

Fuente: http://wilsonneate.tumblr.com/post/63744891017/imitation-invisible-jukebox-with-simon-reynolds

2 comentarios en «The Durutti Column: «The Return Of The Durutti Column»»

  1. Buen artículo, soy un gran fan de la música de Reilly desde hace un buen tiempo. De hecho me puse a escuchar de nuevo su música porque mientras estaba desechando los archivos «basura» de mi pc encontré el disco dos del disco LC. No me imaginé que existiera el disco dos y quedé tan impresionado de escucharlo que luego seguí buscando música en you tube y luego me puse a buscar más información de este artista. Jamás pensé que Reilly fuese anoréxico, qué sorpresa.

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