A estas alturas no creo que haga falta descubrir las excelencias del genial dibujante/ guionista de comics Charles Burns. Pero, por si acaso, no está de más recordar que estamos hablando del autor de Agujero Negro, la novela gráfica más impactante del siglo XXI. A la altura de los momentos más granados de gigantes como Osamu Tezuka, Moebius o Robert Crumb, antes de llegar esta cumbre, Burns irá perfilando un estilo único que , incluso, llegará al mundo pop, siendo el artífice de portadas tan inolvidables como la del Brick by Brick (Virgin, 1990) de Iggy Pop; por otro lado, lo mejor de aquel disco… Además de estas incursiones fuera del mundo estricto del comic – cuyos beneficiarios máximos serán los sellos Sub Pop y Alternative Tentacles -, Burns influirá a legiones de advenedizos, con el enorme Daniel Clowes como símbolo mayor de su sombra; una teñida de una tremebunda deformación de la idealizada Norteamérica de los años ’50, representada en los pueblos de anuncio que suelen plasmarse en los terrenos artísticos. Aparte de generar una corriente en sí misma, Burns se sacará de la manga pequeñas obras maestras, entre las que destaca sobremanera Burn Again.
Personalmente, mi pieza favorita del catálogo forjado por Burns a lo largo de los años, Burn Again es una de las tres historias incluidas en la edición española de Skin Deep. El reverso grotesco de El Fuego y La Palabra de Richard Brooks (1960), la película donde el inflamado rostro de Burt Lancanster reflejaba la falsedad de estos predicadores show-stars, cada página de este cuento va más allá de la estafa hasta llegar a confrontarnos ante la figura de un Dios vengativo, cruel, con rostro de extraterrestre; vamos, como el imaginado por Michael Gira en los Swans de los años ‘80.
Historia narrada en flashback durante su primera mitad, Charles Burns nos sumerge en la vida y milagros del predicador Bliss Blister, guardándose la ganzúa de los secretos para la abrumadora recta final. La tragedia de una no-infancia, el dolor de vivir una mentira constante. Blisster no tendrá que ir muy lejos para encontrarse con las personas que intentarán manipularlo para sus propios fines: su propio padre y su esposa. Partiendo de esta base, Burn Again avanza entre tonos muy oscuros, siempre impregnados de un devastador feísmo en trazo grueso para remarcar los rostros de la gente engañada, manipulada por los hilos del mayor negocio de la historia de la humanidad: la fe religiosa.
Crítica a peso muerto como pocas, Burns lleva al paroxismo el absurdo sectario del catolicismo, llegando a colocar a hordas de pobres desgraciados adorando imágenes de Dios; imágenes nacidas desde el santo cáliz del tubo catódico. Eso por no hablar de la disneylandia del horror representada en el particular parte de atracciones “cristiano” con el que nos obsequia Burns en el meridiano del relato. Sencillamente, delirante.
Con la figura de Blisster como centro absoluto de los terribles sucesos que se intuyen en todo momento. En este caso, la trama principal partirá de la construcción de un templo para la llegada de Dios; uno que viene en nave espacial para salvar a unos pocos elegidos. Llegados a este punto, casi mejor no seguir desvelando más de este comic inolvidable; sobre todo por su ¿no tan sorprendente? final.
Cómo no, imprescindible para ver la luz, muy oscura en este caso…