Ya con cinco años de adictiva espeleología musical a sus espaldas. El inspirador sello Repetidor Disc no ceja en su misión por mostrarnos las entrañas del pop nacional en toda su visceralidad. Si el mes pasado nos dejábamos seducir por la evocadora alquimia acústica de Baladista, hoy toca un cambio de radical de tercio.
La confusión como rotor de las hostilidades. Cataplausia son el germen de un vicio aún sin catalogar, y Metacrit¡¡ (Repetidor, 2014) el paradigma de esta bola de colores epiléptica. Inmersos en una redefinición zappaniana del germen metal que entronca Black Sabbath con los mejores Metallica. Cataplausia, se sumergen cuchillo en mano en el corazón de la Bestia, y le hace un tajo de tribalismo percusivo -‘Den Per Queixal’-, lo anestesia entre cálidos racimos de funk casual -‘Pixaràs Quatre Cops A La Nit’-, lo recrudece entre riffs lo-fi de tendencia mastodóntica -‘L’Estrany Cas D’En Pepito Collado’-, le inyectan una dosis de dub en sepia casi imperceptible -‘Metakrit’- y hasta lo encapsulan en un vigoroso drone anestésico –‘Encara Que Sigui Fosc’-.
Mención aparte a ‘La Plaça Del Nou’, donde la banda se adentra en territorios de extravagante canço corrosiva catalana. Vamos, la mala uva de lo que debería aprehender tanta banda afiliada a las crecientes corrientes del folk catalán tan en boga desde hace unos años. Desde luego, un poco de mala baba nunca está de más.
Incluso más salida de foco, nos toparemos con la maquinaria ambient de recauchutados del siguiente, y penúltimo corte de esta obra, ‘De Vegadas M’En Recordo Com Era’, y el jazz desbravado y solitario del tema escondido tras ‘El Resentits’.
Y digo yo, que mucho por ahí dirá que estamos ante una banda que se está buscando, sin las intenciones definidas. Craso error. Lo grande de Cataplausia es precisamente su total desapego a las corrientes generalistas impuestas desde los subsuelos indies. Cataplausia no se casan con nadie; y es más, su propuesta acaba por ser un tremendo alegato de independencia artística. Del tipo que siempre da gusto encontrarse por ceñirse a esa autopista tan poco transitada de lo atemporal. En este sentido, Metacrit!! es un demoledor corte de mangas a los aburridos convencionalismos del buen gusto y el insípido bon appettit. Su música está diseñada para ser engullida y pasearla sin correa entre los confines de las venas y arterias que te bombean.
Ya para acabar de recomendar este guantazo de purito placer. No me queda más queda más que plantear una pregunta existencial: ¿qué es mejor ir a un restaurante de comida moderna o tirarse con dos kilos de embutidos, de todos los sabores, al fresco de la montaña? Por si alguien aún no se ha enterado, esta última es la opción que nos propone Metacrit!! Todo un festival de rugosos sabores mediterráneos, de los que hacen pupita.