Jaime Sin Tierra: «Autochocador» (Discos Sin Tierra, 2000)

Jaime Sin Tierra 2Antes de que El Mató A Un Policía Motorizado descorrieran la cortina al mundo del indie-rock facturado en Argentina, hubo un grupo llamado Jaime Sin Tierra que en el año 2000 ya había dado mucho que hablar en Francia. Los captadores de tendencias más avispados de Europa, lo que para los franceses pasará por ser un hype momentáneo -corroborado en la inclusión de Autochocador (Discos Sin Tierra) como el quinto mejor disco del año 2001 según Les Inrorucktibles-, en realidad, fue una incisión fascinante en el corazón del pop mundial.

Autochocador será la tercera muestra de discográfica de Jaime Sin Tierra, contando con el revelador disco de rarezas Caja Negra (1999).  La cima de esta formación, Nicolás Kramer -voz y guitarra-, Sebastián Kramer -guitarras-, Juan Stewart -bajo y teclados- y Lucarda -batería- serán los cuatro artífices de un progresivo pulimiento de sus referentes musicales. Los The Cure de Disintigration (1989), Los Planetas, Los Radiohead de OK Computer (1997) y los Sonic Youth de la trilogía sagrada –Evol (1986), Sister (1987) y Daydream Nation (1988)-. Jaime Sin Tierra no engañaban a nadie, pero lo que cambiaba radicalmente su apuesta con el resto de beneficiarios de las enseñanzas de estos cuatro pilares del pop actual, vendrá a cuento de la misma procedencia de origen del cuarteto. Poseedores de un enfoque poético de gran afectación melódica, Nicolás Kramer canalizará una fuente de imágenes borgianas mezcladas con un regusto ballardiano desbordante que será realzada por la misma disposición instrumental de la banda; más propia de un barroquismo levemente sucio que de una banda indie-rock al uso. Porque si por algo se definirán Jaime Sin Tierra en este LP será por la personalidad de su propuesta: el triste tono agudo de la voz de Nicolás, la leve espina dorsal electrónica, la flotante base rítmica, el retrovisor kraut.

Nada más darle a play, la humeante neblina electrónica de ‘Torta’ ya nos pone sobre aviso que estamos ante un punto y aparte de que algo importante se está cociendo. Las guitarras de los Kramer tomarán toda el protagonismo mediante un híbrido al ralentí único entre la toxicidad noise y el post-punk de tintes góticos. Después de esta sesión de hipnotismo oscuro, ‘Kili’ nos llevará hasta el mismo corazón de la pasión desbocada de Nicolás Kramer. A continuación, ’24 Centavos’ suena como la explosión en clave kraut del anterior corte, justo antes del alma de esta obra: ‘Autochocador’. Una muestra de pop centelleante, burbujeante, calibrado por una sutil rítmica germánica. La excelencia de este brote de belleza cristalina vendrá sublimado por la propia imagen de ese autochocador que “perdió el rumbo y necesita tu amor”.

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Sebastian Kramer, desgarros de incomparable belleza eléctrica.

Llegados a este punto, podría seguir describiendo el resto de esta obra a recuperar desde ya, pero sería un delito. Este disco responde al paradigma de la excitación del descubrimiento: es de los que provocan la imposible enfermedad “quiero más de lo mismo”.

Tras Autochocador, la formación argentina sólo durará un disco más. Jaime Sin Tierra dirán adiós y sus integrantes se dividirán en propuestas como EL Robot Bajo El Agua y el proyecto de Sebastián Kramer. De entre éstas, cabe destacar el disco La Futura Mirada Del Ex Tenista (2007) -título que parece sacado de La Broma Infinita de David Foster Wallace- del hermano menos conocido de los Kramer; quizá el único momento post-Jaime Sin Tierra que volverá a acercarse a los pastos de excelencia descritos en ese autochocador de sentimientos, uno con el que dejaron sellado una personalidad única e intransferible dentro del mundo pop. Pero eso ya es otra historia que se merece un nuevo episodio en esta historia de pop transcontinental.