Babadook – Un soplo de aire fresco

portadaConseguir con tu primera película ser la ganadora del premio especial del jurado en Sitges no está al alcance de cualquiera, pero la directora, guionista y actriz de televisión Jennifer Kent lo consiguió con su ópera prima Babadook (The Babadook, 2014), una modesta producción australiana, financiada en parte mediante kickstarter, que va cosechando críticas positivas allí donde es estrenada. Previamente a Babadook, Jennifer Kent únicamente contaba con un corto en su haber de nombre Monster, rodado en blanco y negro y con temática similar a la presente película, y para ello había que remontarse hasta el 2005 y pasando, por lo tanto, nueve años sin ponerse tras las cámaras. Tiempo en el que, posiblemente, fue madurando la idea que diese vida a su primer largometraje.

Siempre que nos llega la “película más terrorífica del año” es para echarse a temblar, generalmente suelen ser producciones condenadas a defraudar estrepitosamente ante tal aseveración, pero esta vez parece que tiene algo más de sentido y es posible que Babadook tenga el recorrido en cines que se merece, teniendo en cuenta que nos llega casi un año tarde y hasta ahora sólo se podía haber visto en pantalla grande dentro del festival de Sitges.

Para crear su macabro cuento de terror, Jennifer Kent no escatima en las mejores referencias cinéfilas comenzando por Polanski y La Semilla del Diablo (Rosemary’s Baby, 1968) en su estructura y en su terror cocinado a fuego lento, más provisto de referencias ambientales que visuales. Pero sin duda, en donde no puede negar su inspiración es en el propio monstruo Babadook, con esa figura espigada casi oculta entre las sombras donde se le adivinan unos largos y afilados dedos, que nos evoca al Nosferatu (Nosferat, eine Symphonie des Grauens, 1922) de Murnau, con Max Schreck hierático y paralizado en la puerta de entrada, saboreando el terror.

Centrándonos ya en la historia en sí, la protagonista es Amelia, quien trabaja en un asilo y es madre de Samuel, un niño de 6 años de efervescente imaginación, aficionado a la magia y, como casi todos, temeroso del monstruo imaginario que vive en su armario o debajo de la cama. Su vida juntos no es nada sencilla, en el aire siempre flota la tragedia ocurrida el día del nacimiento de Samuel, cuando su padre y marido de Amelia, Oskar, llevaba a ésta de camino al hospital para dar a luz. En el camino, un fatal accidente acabaría con su vida marcando para siempre aquella fecha y, en consecuencia, los cumpleaños del pequeño Samuel, quien parece acusar más que nadie la situación.

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Una de las obsesiones de Samuel es la fabricación de pequeñas armas caseras para defenderse de su monstruo, lo que le acarrea problemas en su escuela. Amelia se preocupa por la salud mental de su hijo, pero la aparición de un extraño libro, llamado Míster Babadook, comienza a sembrar la semilla de la duda en ella. El libro es extraordinariamente sórdido y parece no tener final, Amelie termina rompiendo sus páginas pero unos días después vuelve a aparecer en la puerta de su casa, reconstruido.

¿Qué es Babadook? Además de una película de terror podría considerarse un thriller psicológico en el que las heridas del pasado no acaban de irse pese a cubrirlas con silencio. El monstruo representa, más que a una amenaza exterior, al ser oscuro que crece en nuestro interior, mostrándonos como seres frágiles no exentos de caer en la locura. Cuanto más lo niegues, más crecerá, reza el cuento, y efectivamente el monstruo acecha para introducirse en tu interior, en una escena que recuerda enormemente al cuento de El Monstruo sin Nombre que podíamos leer en el manga de Naoki Urasawa, Monster, ¿inspiración o casualidad?

Lo más acertado de Babadook es su ritmo, siguiendo las pautas del terror clásico a rajatabla y haciendo crecer poco a poco la tensión a la vez que te hace dudar de la veracidad del monstruo y de la salud mental de la pareja protagonista. El próximo 16 de enero Babadook será estrenada en España, veremos entonces si cosecha otro éxito o se diluye entre la oferta de la cartelera. Sin duda, merece al menos una oportunidad.