Hazlo por Schopenhauer (X): ¿todo el mundo es un artista?

Hace un par de semanas acudí a una conferencia, sumamente interesante, sobre el arte de la performance. Al final, durante el turno de preguntas, una mujer dijo algo que me conmovió: «Todo el mundo puede ser un artista, es sólo cuestión de práctica». Me encantó esa ingeniosa frase, que ni siquiera pretendía serlo. La mujer creía lo que decía, y sus palabras provenían de una ingenuidad pura y bella, como la de una niña que piensa que el mundo es un lugar maravilloso.

Imagínense ustedes una Humanidad repleta de artistas. Capillas Sixtinas por doquier. Crímenes y castigos inundando las librerías. Fidelios levitando por las salas de conciertos. Uy, no habría público. ¿O sí? El de los propios artistas. Sería un público respetuoso, exquisito, gozante.

Si todo el mundo pudiera ser un artista -lo que no significa que todo el mundo se pusiese a ello-, la Humanidad sería, indefectiblemente, otra. Totalmente distinta. Imagínense ustedes…

Por poco me lo creo, pero al cabo de unos días me planté en un concierto de Pere Ubu. Éxtasis estético. Y algunas risas por el choteo acerca de Kings of Leon. David Thomas lo sabía: no todo el mundo puede ser un artista, ni siquiera con harta práctica.

Las palabras de la mujer eran inocentes y misteriosas, pues no llegó a hacernos saber qué era el arte según ella. ¿Qué piensa el resto de los mortales? Hoy en día parece que todo sea creatividad y que millones de artistas florezcan de las palanganas. A todo se le llama «creativo» o «artístico». Y, sí, se puede entender «crear» por hacer de la nada un objeto cualesquiera con las manos, ya sea un avioncito de papel, una almazuela de lana para una colcha o una dramaturgia. Y, sí, todo el mundo tiene derecho a distraerse. Y, claro, todo el mundo quiere sentirse especial. Pero la realidad es que la mayoría de la gente es del montón, lo que, por otro lado, no tiene por qué ser algo malo. De hecho, le ahorra a uno muchos quebraderos de cabeza y, sobre todo, muchos disgustos.

Esa terrible idea de que la creatividad, el arte, es algo guay y al alcance de todo el mundo ha hecho mucho daño y ha derramado muchas falsedades. ¿Por qué, en lugar de llamar creatividad o artística a cualquier cosa, no le ponemos un nombre propio a su condición de sucedáneo? El arte es producto del genio, que es un talento único en la naturaleza. El arte es una vía de comunicación de la verdad, de la voluntad, que deja al espectador, lector, usw. suspenso. Que detiene el tiempo. Cualquier cosa no es arte. Y, por supuesto, TODO no puede ser arte.

.

¿Por qué ha calado tan hondo esta idea de que todo es artístico? Porque, lamentablemente, estamos rodeados de medianías. Porque aquellos, quienes producen estas medianías no ven más allá de sus narices y son incapaces de aprehender ni, por ende, apreciar lo bueno. Arthur Conan Doyle, en su sabiduría: «La mediocridad no conoce nada superior a sí misma, pero el talento instantáneamente reconoce genios».

Una Humanidad repleta de artistas…

…probablemente se habría extinguido nada más empezar.

 

Abur.