Existe una raza exclusiva de libros que funcionan como un puente ideal para re/descubrir la motivación del porqué nos hemos tirado a la piscina, porqué en su día preferimos aquel disco de Sonic Youth a la tomadura de pelo de Dover o porqué en la primera mitad de los ’90 nos comprábamos la Popular 1 antes que la salchichera Kerrang. Estos son los efectos típicos de lo bien llamado como revelación, una sensación de empatizar con un disco, libro, cómic o película que, de alguna manera, nos cambió la vida. Ramón Oriol ha sufrido esta revelación unas cuantas veces, las suficientes como para tener la necesidad de pormenorizar su catálogo vital en forma de libro. Y de qué manera tan fabulosa que lo ha hecho.
Desde el primer momento, cabe explicar que Música Alternativa: Auge y Caída (1990-2014) (Milenio, 2015) no se trata del típico libro-guía que documenta una época cultural, no. Movido precisamente por ese monstruocillo interior que necesita expresarse, Oriol se guía por sus gustos personales cimentados desde la época de la vida adolescente, cuando el impacto en la memoria de un artilugio como una canción puede devenir en recuerdo sin fecha de caducidad, en testigo de una de aliviadora evocación ad infinitum. La era pre-internet obligaba a hacerte con los discos por recomendación o por haber leído una crítica. Está claro, a todos los que hemos pasado por eso, la sensación de comprar un disco sin haber escuchado nada de ese grupo derivaba en una mayor atención, una necesidad de no cagarte en tus muertos por haberte gastado la semanada en algo vacío de emociones. Si no entraba a la primera, había que reescucharlo todas las veces que hicieran falta. En caso de no pillarle el rollo, siempre quedaba la opción de hacer un intercambio con el único amigo de la clase con el que podías compartir tus aficiones al margen. Yo, en su día, cambié el Incesticide (Geffen, 1992) de Nirvana por el Dirty (Geffen, 1992) de Sonic Youth. No veáis lo que gané en alegrías. Esto mismo le ha pasado a Oriol en unas cuantas ocasiones. De hecho, Música Alternativa. Auge y Caída (1990-2014) capta ese sentimiento tan especial al milímetro, su autor no esconde el apasionamiento, lo que se traduce en un plus muy estimulante para caer rendido por una curiosidad crónica a través de su maremágnum de recomendaciones. De hecho, ¿no es ésa la función que debería tener todo ensayo musical? Para corroborar este fin con creces, Oriol comparte la estela de descubrimientos que han forjado su universo personal: desde su gusto por los cómics de Locas -lo confieso, mi gran debilidad- hasta su ideario punk, con Team Dresch en un puesto muy alto.
Respecto a esta última sugerencia, en mi caso, no conocía este brutal combo queercore, ¡menudo sorpresón! Es más, tras tamaño descubrimiento he tenido que incorporar lápiz y papel hasta la última página, algo que le recomiendo que haga también a todo el que se sumerja en esta nutritiva lectura. Pero claro, para engancharte hay que saber hacerlo. Sin problema, aquí todo resulta en una lectura magnética, resultado de la cadencia electrizante con la que Oriol encadena grupos y todo lo que le haga cosquillas en la cabeza. Es más, da la sensación de que el autor está conversando con el lector en todo momento. La lectura fluye de tal manera que debería haber puesto espacios en blanco, para que podamos seguir la conversación con nuestros propios comentarios. Todo un libro de barra de bar, algo que no sólo es de agradecer sino de reivindicar. Lo genial, es que, incluso cuando no se está de acuerdo, aviva la llama de la respuesta, no de la negación sistemática. Oriol expone, nunca juzga. Bueno, en realidad, sólo lo hace cuando el afectado es un cáncer a erradicar. ¿Acaso el mundo no hubiera sido más bonito sin productos tan infumables como Crash Test Dummies o toda la rama del emo corporativo? Pues eso.
Ya para terminar, no me queda más que recomendar este libro de todo de corazón: os aseguro que cada molécula de inquietud que recorre vuestro organismo se sentirá plena de poder chisporrotear de pura pasión. Sin duda, todo un descubrimiento.