Perpetual – Carving a Dismembered God

PortadaSi el underground gallego goza de bastante buena salud, con bandas de alto nivel que el mero hecho de estar lejos de zonas con más seguidores del death, el black y demás sonidos extremos, les impide alcanzar cotas más altas. A la lista de bandas a seguir se les ha unido la coruñesa Perpetual, que han plasmado su debut discográfico con esa criatura de nombre Carving a Dismembered God, álbum auto editado, lo que les da todavía mayor valía por haber tenido que enfrentarse a todas las dificultades posibles. Porque si en las primeras líneas ya hablábamos de los escasos seguidores a los que se puede aspirar, tan escasos como fieles, hay que añadir la casi nula atención que les suele prestar las discográficas y la escasez de salas donde tocar. Todo ello unido representa que un grupo de estas características ha de financiar absolutamente todos los gastos, sabiendo que cada concierto puede reportar escasos beneficios, de haberlos.

Esto podría hacernos temer que la producción sea deficiente, con un sonido artificioso, pero en este caso nada más lejos de la realidad.  En Carving a Dismembered God todo suena como debe, sobre todo la batería tiene un sonido natural, siendo el instrumento que más sufre las masterizaciones express, en las que se suele recurrir a samples para dar una falsa sensación de precisión, cuando lo que realmente logra es ahogar los distintos sonidos amalgamándolos en un batiburrillo sin sentido. La voz huye de un excesivo efecto de reverberación, logrando así que la voz de Héctor, el cantante, suene a la vez poderosa e inteligible. Guitarra y bajo están mezcladas al nivel correcto para compenetrarse sin llegar a taparse en exceso.

Lo que encontraremos en el debut de Perpetual será un variado ejercicio de sonidos extremos, algunos pasajes nos parecerán más death metal old school, otros más a grupos escandinavos como Amon Amarth, reconocida influencia de los gallegos, y sobre todo mucho salto entre melódico y técnico, dándole mucho juego al disco para que no nos dé sensación de monotonía en ningún momento. Sorpresa es la intro Fields of Akenathon que sirve de presentación del disco y evoca sonidos egipcios usando las mismas notas que después escucharemos en Among the Mutilated Corpses, ya presente en su maqueta Visions of, con la que abren sus conciertos y que nos enfrenta a más de siete minutos de continuos cambios de ritmo con un efectivo riff que entronca con casi toda la canción. Desde este primer momento podemos apreciar cómo la voz de Héctor muestra una versatilidad que le lleva desde el gutural típico del death hasta el shriek propio del black metal.

Age of Wolf servía como tema de adelanto, muestra un imperante doble bombo a cargo de Iván durante toda la canción. Sin duda una canción más ligera y melódica que la anterior, que rápidamente te pega su ritmo. Slave Fear Machines recupera una mayor complejidad, iniciándose sin compasión ante el espectáculo de fiereza que nos va a ofrecer el que es, sin duda, uno de los mejores cortes de todo el disco. Berto a la guitarra, compositor del grupo, y Vir al bajo dibujan cambios continuos en el tema, destacando la parte central en las que se empeñan en bajar el ritmo mientras la batería golpea a su propio ritmo, a uno mayor, para finalmente hacerse uno mientras Héctor grita living in a pigsty. El tema que da nombre al disco, Carving a Dismembered God, marca nuevas cotas de complejidad y se acerca más que nunca al técnico en sus más de 8 minutos. No es de extrañar que se tome su tiempo para arrancar, marcando claramente su territorio con sonidos cercanos al doom y aproximándose poco a poco a ritmos más clásicos, pero siempre jugando con el tempo, variándolo cada poco. Hasta llegar al corte abrupto, marcado por la guitarra de Berto en un riff pegadizo y efectivo, lleno de melodía, sutilmente acompañado por el bajo que le da cuerpo iniciando un crescendo que derivará en un nuevo corte donde predomina el doble bombo y el grito agónico que nos lleva a lo más death que Perpetual nos ofrece. Otro gran tema.

 

Blood Time recupera formas y tonos de Age of Wolf, con un riff mucho más reconocible y pegadizo que tendrá mucha más preponderancia a lo largo de todo el tema. El sonido del bajo nos introduce en Stalkerbutcher, una melodía pausada que rápidamente se interrumpe para subir revoluciones y mostrarnos un tema extremadamente directo y dirigido a audiencias que busquen más la velocidad, aunque Berto nos reserva más de un cambio para evitar que nos acomodemos. Pero si tenemos que hablar de riffs pegadizos, tenemos que hablar de North Hordes, que sirve como despedida del disco y que tiene una melodía machacona y efectiva, ideal para perdurar en nuestra memoria y, sobre todo, para ser reproducida en directo.

Con Carving a Dismembered God hemos podido explorar diversos estilos, pero sobre todo hemos podido palpar la ilusión de un grupo que lleva años en la lucha. Puede que sea su debut, pero podemos considerarlos ya unos veteranos capaces de ofrecernos un disco tan compacto y efectivo como éste.

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