Hoy se cumplen 30 años de la publicación de The Queen Is Dead (Rough Trade, 1986). Y para celebrarlo, qué mejor que dar un pequeño paseo por la iconografía visual que rodeó su concepción. De Steven Wright a Derek Jarman, la panorámica de significados se expanden proverbialmente. Entre otras cosas, porque antes de esta obra, Los Smiths se habían establecido en Londres. Pero a comienzos de 1985 volvieron a Manchester. En noviembre de ese mismo año, Steve Wright fue el encargado de la icónica foto del grupo delante del Salford Lads Club que sale en la carpeta interior del disco.
Steven Wright: “Yo era muy nuevo para ser un fotógrafo profesional. Había hecho algunas fotos de ellos en el Free Trade Hall de Manchester y las había enviado a Rough Trade, que me pidieron que hiciera la foto para la cubierta interior del álbum. Tenía media docena de latas de película en el bolsillo y un amigo me llevaba las bolsas de plástico. Ni siquiera tenía trípode o un medidor de luz. Si tuviera que escoger el peor día, técnicamente hablando, para hacer fotografías en el exterior, fue ése. Era un día condenadamente oscuro. La vista a su espalda dice Coronation Street .[…] Es una calle corta de casas adosadas en descomposición”[1].
Ninguno de los miembros de los Smiths había nacido en Salford. Pero para Morrissey el guiño estaba implícito a Albert Finney, que se había criado entre estas calles. Los Smiths estaban adentrándose en el marco activo de otros salfordianos de pro, como The Hollies, pero, sobre todo, Joy Division. Y para Peter Hook se trató de una afrenta.
Mike Joyce: “Nos dieron un montón de palos porque ninguno de nosotros era de Salford. La gente como Hooky de New Order nos puso a caer de un burro porque, como él mismo dijo, ‘saltamos de un taxi, tomamos una foto, y luego, ¡a tomar por culo! De vuelta a [los suburbios de Manchester] Hale’. Pero para mí no se trataba de Morrissey tratando de decir: ‘Mira, somos de Salford!’. Fue más, ‘éste es nuestro club de chicos’. Este es el club de muchachos de los Smiths. Parecemos una pandilla en esa foto y en eso se basaba la idea. Una pandilla del norte”1.
Poco antes de esta foto, el club de Salford ya había sido invadido por The Dream Academy, que lo habían utilizado como fondo de su vídeo ‘Life In A Northern Town’, una de las trivializaciones más pusilánimes que se hayan compuesto jamás sobre la vida en el Norte. The Dream Academy eran londinenses. Sus rostros tan saludables, de arquetípicas estrellas del pop ochentero british, en el vídeo para la canción están en total contraposición con el gris lluvioso subrayado en todo momento. Son unos intrusos que están mirando a sus pobres vecinos del norte con condescendencia atroz. Aunque más lastimoso fue su calco del “Please, Please, Please, Let Me Get What I Want”, que hicieron ese mismo año para “Todo En Un Día” (Ferry’s Bueller’s day Off, 1986).
Sin embargo, The Dream Academy no fueron atacados por su estúpida incursión en el Norte. Los Smiths sí. Su negación del Manchester ideado desde la mente de Tony Wilson y los grupos Factory fue suficiente como para ver su foto en Salford como el recochineo de un fisgón. Los Smiths no eran rostros comunes entre las calles de Salford. Durante los sesiones, Morrissey recuerda cómo “mientras nos estábamos preparando, un grupo de niñas de diez años de edad vino a intimidarnos. Todo el mundo en la calle tenía un pie deforme y un perro vicioso”[2].
Mike Rourke: “Había niños en bicicleta que nos lanzaban piedras y nos mandaban a la mierda. Era una zona bastante chunga en aquel entonces. Se notaba que Morrissey estaba algo inquieto. Todos lo estábamos, porque los niños, incluso los de 12 años de edad, pueden ser muy amenazantes cuando están en grupo. En el momento en que nos quedamos fuera del club había una gran multitud, así que hicimos un par de fotos y luego nos alejamos tan rápido como pudimos”[3].
. By the time we stood outside the club there was quite a crowd so we took a few shots then ran away quick as we could.’ (texto para encontrar enlace)
Durante las sesiones, a Joyce se le quedó grabado la imagen de un tipo con tupe a los años 50 y chaleco blanco. Comía en la acera, fuera de su casa. Los Smiths no sólo estaban siendo vistos como turistas, lo más trágico es que ellos mismos se sentían así. Desde el mismo club pusieron objeciones a utilizar la foto para la carpeta interior del álbum: tenían miedo de que se les asociara con las ideas anti monárquicas de Morrissey. Y ‘The Queen Is Dead’ tenía en su tema titular al que, una década más tarde, iba a tomar el testigo del ‘God Save The Queen’, reavivando el rastro flamígero dejado por el tema de los Pistols. En aquel momento, la situación en Inglaterra había marcado las directrices de la canción de los Pistols. En el caso de los Smiths, se trata de un himno sin estribillo. Y es así por las formas escogidas para la canción, en forma de alegato nervioso, acelerado. Joyce y Rourke funcionan con precisión de derribo. La canción arranca con un toque de batería de Joyce que suena como los tambores de guerra dentro de un santuario a la intemperie. Y no podría ser de otra forma, ante el riff enmarañado que destila Marr, que ha tomado el modelo de toque de guitarra de su admirado Nile Rodgers y lo ha maleado como un Bernard Albrecht desquiciado, mordido repetidamente por una serpiente de cascabel. Y en cuando Rourke precisa la detonación repetida de su bajo-yunque, quedan ensamblado el caballo de Troya en el que se esconde Morrissey para lanzar sus zarpazos anti-monárquicos. Más que en ninguna otra ocasión, Morrissey se deja arrastrar por la inercia. La fuerza centrípeta gestada por sus tres de abordo no puede ser más que seguida como el cowboy que monta el misil de ¿Teléfono rojo?, volamos hacia Moscú (Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb, 1964). A lo largo de la canción, surge otro indicio: ese teclado. Sus notas caen como lluvia melancólica, aunque también como el sueño del niño que quiere volver a casa tras su exilio de vacaciones invernales. Cómo no, el hogar al que remite es Manchester. Que el disco arranque con tal zarpazo no sólo es indicativo del giro de 180 grados dado por Morrissey tras su mala experiencia londinense, sino que se erige como el cierre de telón a un sentimiento, antes de que la ciudad sea rebautizada como Madchester. La avalancha acid estaba a la vuelta de la esquina, pero antes de su propagación, los Smiths iban a dejar marcado la condición del exiliado mancuniano. Morrissey canta acelerado, nervioso. La cadencia horizontal de sus palabras ha sido viciada entre picos y bajadas más brutales que el gráfico de un detector de mentiras aplicado a un Tory.
We can go for a walk where it’s quiet and dry
And talk about precious things
But the rain that flattens my hair …
Oh, these are the things that kill me[4]
Tal concatenación de imágenes corrobora la idea de Manchester como estado mental. Como bien explica Jon Savage, tampoco es casualidad que el vídeo de la canción fuera dirigido por Derek Jarman[5], otro ilustre perteneciente a la estirpe de grandes renegados, y que sólo dos años más tarde filmaría “The Last Of England”. Su trabajo para ‘The Queen Is Dead’ amplia los niveles semánticos de la canción. No en vano, se puede apreciar un remarcado paralelismo con el corto “Fuego en Castilla” (1960) de Val Del Omar. La gesta de Jarman está casi a la altura de la misma composición realizada por los Smiths. Si en la obra de Val Del Omar se identifica el sentimiento religioso como un acto grotesco de terror, en su vídeo para ‘The Queen Is Dead’ no hay más que hacer un intercambio de términos: “monarquía” en vez de “religión”. Esos símbolos inequívocos de flores, fuegos y ángeles –en el caso de Val Del Omar, representados por estatuas ancestrales al sentimiento perpetuado de la religión como herida interna-, y la ansia por dotar de movimiento a las cosas inertes ratifican la conexión. Pero el trabajo de Jarman con los Smiths no se ciñe exclusivamente a ‘The Queen Is Dead’. Al acabar esta canción, la cámara sigue rodando. El siguiente trozo de película es el correspondiente a ‘There Is A Light That Never Goes Out’, la ensoñación total. Si en la parte dedicada a ‘The Queen Is Dead’ las maneras apuntan al paso de “Fuego en Castilla” a “Fuego en Manchester”, el siguiente trozo de película sigue bebiendo de las fuentes del tríptico esencial de Val Del Omar. En este caso, la relación se circunscribe a la materia onírica de “Aguaespejo Granadino” (1955). No en vano, ‘There Is A Light That Never Goes Out’ se arremolina en un acto épico, puro romanticismo exacerbado. La escapatoria viene modelada desde la huida, representada en el coche que lleva a Morrissey a plantear un final devastador como única solución posible. Entre todos los paralelismos, también se hace presente el de la muerte en plena juventud, como la de su ídolo, James Dean. El fin: dejar un cadáver más hermoso que la vida, como el de Alain Delon en la portada o el de Laura Palmer en “Twin Peaks” (1989-1991). Entre cada palabra enlazada por Morrissey en ‘There Is A Light That Never Goes Out’ surge la tragedia implícita: la imposiblidad de huir de unos orígenes, que tal como quedaba perfectamente expuesto en ‘The Queen Is Dead’ ya no remarcan una zona geográfica, sino un trozo de ser inextirpable.
Driving in your car
I never never want to go home
Because I haven’t got one
Anymore
Take me out tonight
Because I want to see people and I
Want to see life
Driving in your car
Oh, please don’t drop me home
Because it’s not my home, it’s their
Home, and I’m welcome no more[7]
La conclusión de la película de Jarman es por medio de ‘Panic’, single publicado durante la época de The Queen Is Dead. En este cierre la imaginería de Jarman amplía la semántica del ataque de Morrissey hacia la propagación del acid y el house por Manchester y el resto de Inglaterra. En el vídeo, el momento dedicado al látigo lanzado por Morrissey -“Burn down the disco Hang the blessed DJ Because the music that they constantly play IT SAYS NOTHING TO ME ABOUT MY LIFE[8]”- lo que realmente arde en llamas es la Casa Real británica, mientras la corona rodante de ‘The Queen Is Dead’ vuelve a aparecer. No es de extrañar que Morrissey también utilizara la figura del DJ como paralelismo de la reina Isabel II, a la que le dedica casi un minuto de ‘Hang The Dj’ entre coros de niños.
Durante 1986, en Manchester se estaba gestando la gran revolución rave, y Morrissey estaba ojo avizor. Le horrorizaba la impersonalidad que transmitía la figura del DJ. En realidad, se trataba de una liturgia que desechaba el ego del artista pop, algo que para Morrissey fue devastador, ‘Panic’ fue su respuesta a la rápida expansión que estaba teniendo el nuevo lenguaje de las calles británicas.
Morrissey: “En la viciosa lógica mercantil y megalómana de los triple platinos de Queen y Phil Collins, los Smiths estaban ahí, producto de un momento accidental de insubordinación en días en los que no había señal de artistas independientes o de actitudes desconectadas”[9].
On the Leeds side-streets that you slip down
Provincial towns you jog ‘round
Hang the DJ, Hang the DJ, Hang the DJ
Hang the DJ, Hang the DJ, Hang the DJ[10]
¿Se puede ser más claro? El 21 de julio de 1986 ‘Panic’ se expandió como la pólvora entre la prensa británica. Como tantas otras ocasiones, los Smiths, y Morrissey en particular, iban a sufrir un reguero de acusaciones, que en esta ocasión se referían a la supuesta “homofobia” y “racismo” que desprendía el mensaje de la canción. Como pasaba siempre con los Smiths, todo el veneno vertido sobre su imagen no era más que una táctica para multiplicar el nº de ventas de la prensa musical. Los Smiths eran el gancho perfecto. Morrissey era un disparadero de declaraciones sin pelos en la lengua, y su comunidad de fanáticos no dejaba de crecer. Por otro lado, el origen obrero de la banda era algo que repugnaba a la New Musical Express, una publicación de clase media nacida en Oxford.
[1] Kent, Nick: “Recording The Queen Is Dead”, Q The Smiths & Morrissey special edition, página 49. Traducción del autor.
[2] Goddard, Simon: Mozzipedia, capítulo 19. Traducción del autor.
[3] Ibídem. Traducción del autor.
[4] Podemos ir de paseo donde este tranquilo y seco y charlar sobre cosas preciosas. Pero la lluvia que aplasta mi pelo… Oh, ésas son las cosas que me matan
[5] Resulta muy clarificador que la primera incursión dentro del terreno del videoclip por el grupo se haya producido con el siempre controvertido Derek Jarman.
[7] Paseando en tu coche, yo nunca nunca quiero volver a casa. Porque no tengo una. No más. Llevame afuera esta noche. Porque quiero ver gente y quiero ver vida, paseando en tu coche. Oh, por favor no me dejes en casa, porque no es mi casa, es su casa. Y nunca más seré bienvenido.
[8] Quemen la disco, ahorquen al bendito D.J. Porque la música que constantemente toca NO DICE NADA SOBRE MI VIDA.
[9] Bergareche, Borja: “Las diez cuentas saldadas por Morrissey en su ‘Autobiografía’”, ABC, 27/10/1983. Fuente: http://www.abc.es/cultura/libros/20131027/abci-morrissey-autobiografia-201310251718_4.html
[10] Sheppard, David: “Johnny Marr: I wouldn’t want to change any of that passion or energy”, Q The Smiths & Morrissey special edition, página 26. (Traducción del autor.)